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Aquí y Ahora

Por eso hoy, si renuncias a ser perfecto, ven a equivocarte conmigo. Cuando quieras. Cuando decidas que lo mejor que podría habernos pasado es habernos hecho daño por habernos conocido. Cuando no te importen los rasguños ni las heridas. Porque mientras haya tiritas que puedan pegarse a base de besos, y cicatrices que puedan coserse a base de abrazos, el “resto”, puede que termine convirtiéndose en un “todo”.

Que con tantos “para siempres” vamos encargándole al futuro todo aquello que no somos capaces de construir hoy. Que es mejor querer a corto plazo, bajo intervalos reales de tiempo, que desquerer después, con el amargo sinsabor de aquellas decepciones que son las que más duelen:

Las que tenemos con nosotros mismos.

Por eso voy a quererte como se quieren las cosas que realmente se disfrutan: aquí y ahora. Con condiciones. Con las que impliquen que quererte a ti nunca signifique quererte más de lo que debería quererme yo. La única persona para la que un “para siempre” nunca debería ser condición, sino obligación.

Y de esta manera, poquito a poquito, tu nombre será el destino de mi próximo viaje. Embarcaré en tus abrazos a tus primeros latidos para subirme a tus pestañas después. A continuación me sentaré justo en tu mitad porque, aunque no necesito una salida de emergencia, quiero notar cómo se vuela el mundo sobre tus alas.

Porque quién necesita aviones teniéndote a ti.

Y es que tantos años investigando y yo tan pocos para descubrir que el universo puede leerse en braile bajo cada uno de los lunares de tu espalda. Para qué querré pisar la luna si, sin esfuerzo, consigo sentirme en ella cada vez que tus comisuras se deshacen de su timidez. Cada vez que además de en destino, me conviertes en el motivo de cualquiera de tus sonrisas.

Por eso ven.

Tenemos razones suficientes por las que equivocarnos. No me guíes, acompáñame. Porque quiero una mano que me levante cuando tropiece e, incluso, que esté dispuesta a tropezar conmigo. Que yo nunca he tenido paciencia para leerme las instrucciones. Que yo siempre he sido más de corazón, intuición y ensayo-error.

Ensaya conmigo.

Y cuando confort se convierta en conformismo, avísame. Porque si algún día nos convertimos en error y dejamos de vibrar, al menos, no podremos recriminarnos el no habernos intentado.

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