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CORAZONES ROTOS

CORAZONES ROTOS

Yo sume mis batallas
a esa guerra lejana,
yo oía­ las bombas
y el traqueteo de muchas armas
(absurdas y sin vergüenza)
escuchaba la pena
de tanta gente ajena.

No era mi lucha, no era mi país,
pero estaba allí­ imaginándome
como sería no tener raíz
y hablar el lenguaje de niños
y ser ellos los asesinos
de odio, de cobardía,
de toda corrupción impía.

Pero fue el llanto de un niño
el que despertó mi amor
consumado hecho trizas
y su esperanza en una flor
encontrada un día en un pedazo de corazón
mientras el mundo plástico de fantasía susurraba:
” una oración por la paz voy a hacer hoy”

Si supieran desde el fondo de este verso
que la lucha hoy librada
se postra absurdamente camuflada
entre dos bandos iguales y tan perversos
que se vanaglorian de su banderas
y de una absurda creencia
pero, ¿y en que corazón viven?
¿que ser supremo perciben
si su pecho yace abierto
carente de calor,
carente de silencios que pronuncien lo cierto?
Ellos no creyeron el cielo,
y hoy almas débiles desgarradas
imploran luz desde cualquier montaña
y Dios todavía espera a que una ciudad en desvelo,
venga y se postre a los pies
de aquel que para ellos jamás se hizo eterno.

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