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El oráculo interior

Los habitantes de la antigua Grecia consultaban al oráculo cuando tenían que tomar decisiones importantes, cuando se encontraban en una encrucijada de la vida. El oráculo al responder a las preguntas formuladas no respondía en realidad nada concreto (ni sí, ni no, ni depende), respondía con otras preguntas que a modo de enigma había que descifrar, por lo tanto dependiendo de la capacidad para resolver el citado enigma la respuesta del oráculo era de utilidad o no a la persona que realizaba la consulta.

A la entrada del oráculo de Delfos había una inscripción que decía: “Conócete a ti mismo”

¿Qué es lo que hay que conocer antes de hacer una consulta al oráculo?

Lo primero es reflexionar acerca de mis creencias sobre los problemas, están estos fuera de mi, son responsabilidad de otros, causados por otros… entonces aunque creo que es fácil eliminarlos, en el fondo no soy consciente de que parte del problema lo proyecto yo y si no lo tengo en consideración el problema consultado no desaparecerá ya que seguiré siendo parte del problema y no parte de la solución. Lo segundo es ser consciente de mis valores y mis miedos ya que es ahí donde los problemas se van a concentrar, mis problemas proyectan mis inseguridades y mis temores.

¿Qué ocurre cuando tenemos que tomar una decisión y nos hacemos preguntas a nosotros mismos?

Ocurre que surgen dos voces distintas de nuestro interior, una más sosegada, serena y sabia que emana del silencio y otra más ruidosa, confusa y oscura que proviene del miedo. Ante una decisión encontrar una salida y encontrar una solución son cosas diferentes, las decisiones que provienen del miedo están relacionadas con atacar o con huir, están basadas en instintos primarios y son simplemente salidas enfocadas en el corto plazo, sin embargo las decisiones que aportan soluciones buscan maximizar las consecuencias positivas para nosotros mismos y para los demás con perspectiva de futuro.

Hay por lo tanto que generar preguntas nutritivas que nos saquen del miedo donde nos sentimos amenazados, pequeños y desvalidos, salir del lugar donde carecemos de capacidad de respuesta y somos víctimas del mar enfurecido que zarandea nuestra frágil barca, hay que generar preguntas con fuerza que nos permitan mantener nuestro mar interior en calma para buscar desde nuestro interior las respuestas que nos permitirán llegar a tierra firme.

No necesitamos un oráculo porque todas las respuestas a todas las preguntas que nos permiten tomar las decisiones acertadas habitan en nuestro interior…

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