E
EL RECUERDO
Y de pronto esa noche, por primera vez,
vio tan cerca sus ojos, que llegó el sortilegio; acarició su ondulado cabello que enredó la ilusión; besó sus lujuriantes labios de hechizo incesante; sintió sus manos inquietas que irrigaron pasión; aspiro su voz, que invitó a la quimera, a un sueño de sueños, que suscitaron al cuento, al poema, a las letras de una canción.
Cual inquieta brisa, el amor susurraba, e inspiraba a su mente a la imaginación; compartieron la cena, el lecho y el vino; atrapada en sus brazos la ingenuidad murió.
Y así la noche apenada de su complicidad se esconde; las velas se apagan, la música se ausenta; la mujer despierta, el hombre se marcha y sólo queda el recuerdo de una noche de amor.
El recuerdo le insiste, en despertar un nosotros, el sortilegio aún yace y la ilusión está presa; pero el tiempo es olvido y al desprecio se entierra y el amor dará paso a una nueva ilusión.