Tantas y tantas veces hemos escuchado decir “Qué rápido pasa la vida” o “disfruta lo que puedas que el tiempo no para”. Siempre encontramos excusas para no darnos cuenta del universo de pequeñas cosas que llenan cada instante, tener siempre un reto inalcanzable a corto plazo nos genera una ansiedad capaz de destrozar lo bonito que tenemos a nuestro al rededor. El otro día mirando y observando con detenimiento los maravillosos 13 años de mi hija Sara, quise transportarme a su edad pensando como era mi vida a su edad intentando volver a recordar como me sentía a su edad. Comencé el viaje en esos 13 años, caminé por recuerdos de momentos donde personas importantes para mí aun estaban a mi lado, sentía sus olores, oia sus voces, unos años adelante conseguí con mucho esfuerzo atravesar los paisajes devastadores que dejó la bulimia a su paso por mi vida, de ahí conseguí coger el vuelo más maravilloso que me llevó a la felicidad regalándome mi segunda maternidad, pero sin dejar de añorar, siempre añorando. Fue en ese mismo momento cuando llegó a mi cabeza el resumen del viaje de mi vida en una escueta frase:
“Cuando era joven quería ser delgada, cuando fui delgada, quería ser feliz, cuando fui feliz quería se joven”
MCLTSH
