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Peinando canas

Hace 40 años, las mujeres se casaban y cortaban por lo sano. Entiéndase cortar por lo sano como cortarse el pelo. Melena fuera. Uno casi podía adivinar el estado civil de una mujer por su corte de pelo: largo=soltera, corto=casada. A día de hoy, sigo dándole vueltas a ese misterio. Era casarse, deshacerse de la melena y hacerse una “señora”.

Hace apenas una década, nos topamos con todo lo contrario. Independientemente de su estado civil, las mujeres de 50 años aparecen con frondosas cabelleras; melenas rubias, morenas, caobas… todas ellas, eso sí, fruto de los tintes. Porque ésa es otra. El tema de las canas. En cuanto aparecía la primera (e incluso antes) había que teñirse. Porque sí, porque parece ser que no queda bien una mujer con canas. En esta loca sociedad, al hombre canoso se le considera atractivo e interesante y a la mujer canosa se le considera una vieja. ¿Por qué? A mí me parece que ésta es una cruel forma de machismo, totalmente aceptada por la sociedad como algo normal. No es justo.

Soy partidaria de las canas, lo confieso. Creo que las canas son vida, experiencia, sabiduría. Fruto de las penas y alegrías. Y ninguna mujer debería avergonzarse de ellas. ¿Por qué habría de hacerlo? ¿acaso, por ocultarlas, frenamos el tiempo y dejamos de cumplir años o de vivir experiencias? A mis canas hace años que las he dejado acampar libremente en mi cabeza, sin complejos, a pesar de todas esas voces externas que me entraban por un oído y me salían por otro, al run-run de “tíñete… tíñete… tíñete…”

Afortunadamente, esto ha ido cambiando. Pero, para mi asombro, no se trata de un tema reivindicativo, sino más bien, simplemente de un tema puramente estilístico. Sí, resulta que ahora las canas están de moda. El pelo gris es lo más. No hay “fashion-victim” que se resista a pasar por la peluquería y teñirse el pelo de gris, aunque las canas auténticas estén muy lejos de asomar a su cabellera. Muchachas casi adolescentes luciendo cabellos plata… ¿no es absurdo? Tantos años las mujeres bajo el yugo del avance de la edad para que ahora venga el estilista, diseñador o peluquero de turno diciendo que el pelo gris sí. Que la cana es bella… pues vaya…ahora resulta que, sin pretenderlo, soy una moderna.

Así que, mujeres, aprovechemos…¡Y que vivan las canas!

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