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Y SI EL PADRE NO QUIERE, QUÉ?

Sé que este es un espacio para hablar de mujeres, pero hoy quiero hablaros de lo injusto que me parece ser hombre en la situación en la que se ha encontrado un buen amigo mío.

Tener un hijo no es una decisión banal. Hay que tener claro que quieres hacerlo y que estás preparado para ello, además de saber que la persona que tienes al lado es parte tan importante en tu vida como para querer traer al mundo un ser humano que será parte de los dos. Querer o no querer no te hace, a mi modo de ver ni mejor ni peor persona, antes al contrario, y si no estás convencido de ello, y por desgracia, a pesar de poner medios para evitarlo, ocurre el embarazo, hay que pararse a pensar muy seriamente qué vas a hacer, pues es una decisión que va a cambiar tu vida para siempre.

En este caso él lo piensa y decide, ya no juzgo sus razones, que no puede asumir traer al mundo un hijo con alguien a quien apenas conoce. Pero aquí es donde se marca la diferencia, pues no es lo mismo ser el hombre o la mujer a la hora de decidir.

La mujer tiene el poder total y absoluto. Si ella no quiere, y él sí, ella decide abortar y solucionado el problema, para ella claro. Si él no quiere, y ella sí, ella decide no abortar y él adquiere un compromiso no deseado, de por vida, para el que posiblemente no esté preparado ni anímica ni psíquicamente. Sí, sé que no es lo habitual, pero ocurre. A mi amigo le ha ocurrido. Y tengo que deciros que está destrozado pues se siente totalmente indefenso ante este secuestro de su voluntad.  En ambos casos, y por supuesto, siempre bajo mi humilde opinión, e intentando ser lo más equitativa posible, veo claro que no se tiene en cuenta la decisión del hombre, parte igual de importante a la mujer en el desarrollo de este asunto. 

Si una mujer va al ginecólogo para abortar, alguien le pregunta al futuro padre si él está de acuerdo?

Qué queréis que os diga, es muy injusto. El egoísmo de uno no debería afectar la vida de otro. Existe la inseminación artificial y creo que es una opción que la mujer que quiera traer al mundo un hijo, debe valorar seriamente, pues moralmente se implica únicamente a sí misma. Es una decisión que modifica su vida y que le va a afectar sólo a ella. Demuestra valentía y coherencia y me genera respeto y admiración. El embarazo, donde padre y madre se conocen, y mantienen una relación, duradera en el tiempo o no, debe seguir  adelante de forma consensuada, pues el hombre no se va a poder inhibir de su responsabilidad física y moral. La mujer tiene que tener en cuenta su opinión. Qué ocurriría si no fuéramos nosotras las que tuviéramos la sartén por el mango?, qué pasaría si no lo quisiéramos, por los motivos que fuera y nos obligaran a tenerlo?

Abogamos por los derechos de la mujer en muchos ámbitos, yo la primera, pero qué pasa con los de los hombres en este caso?

Creo firmemente en que cada uno de los dos tiene derecho a seguir con su decisión, siempre y cuando no coarte para siempre a la otra parte con sus acciones. Hay que proteger los derechos de este futuro niño, y por esta razón,  no existe una renuncia legal a la que poder acogerse en estos casos. Sorprendente que no nos paremos también a pensar en algo que proteja los derechos del hombre, que, por lo menos de momento, en algunas circunstancias, , seguirá siendo parte imprescindible de la acción pero no de la reacción. 

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