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La niña buena

La niña buena | Woman·s Soul

Un patrón cultural heredado

La niña buena, la hija ejemplar, ha sido educada desde la cuna para cuidar al otro y olvidarse de sus necesidades. La educación patriarcal que calla nuestra fuerza y nos convierte en mujeres complacientes ha fabricado cientos de miles de ellas, mujeres con su instinto dormido enfocadas al servicio de los demás.

El deseo de la hija modélica, se ha heredado de abuel@s a padres, tod@s han tratado de educar y obtener ese perfil angelical en la hija que fue nuestra bisabuela, abuela, madre y nosotras mismas. Nuestra cultura teme al poder femenino, por eso, este tipo de padres y madres, ante cualquier atisbo de talento, de fortaleza, de creatividad, tiende a reprimir, a callar la voz, a silenciar el poder.

Antropológicamente esto tiene una explicación, una mujer al servicio de los demás que no conecta con sus propias necesidades, no dejará la función materna de lado, que es lo que el patriarcado pretendía evitar. Si ella abandona la casa y en consecuencia accede a la cultura y a la vida social, el hombre ha de compartir las esferas de poder.

El miedo al abandono

Por eso, a pesar de que la mujer en la actualidad está ya en los puestos de máxima responsabilidad, el éxito femenino es vivido por ambos sexos con miedo y recelo. Cuando una mujer brilla experimenta sutilmente rechazo a su alrededor, no solamente por parte de los hombres sino también por parte de las propias mujeres. Por ejemplo, las tachadas de brujas en la edad media, eran en realidad mujeres que no querían ser unas ignorantes, por eso intentaban acceder a la sabiduría que se les tenía vetada. Preparaban ungüentos con plantas, tratando de curar a los enfermos, se reunían entre ellas y compartían sus recetas…Pero la iglesia se encargó de castigar y quemar a aquellas mujeres que intentaban rebelarse de la sumisión. El mensaje inconsciente que hemos heredado de todo aquello es que haciendo poco ruido una mujer se mantiene a salvo.

Las mujeres temen el éxito porque constatan que gustan menos. A todas nos ha llegado el comentario: se pasa/te pasas de lista, no seas creída, va/vas de guapa, eres una rebelde, pero que mal carácter tienes, tienes muy malgenio, va de “guais”, …Podríamos decir que una mujer sumisa no es consciente de su poder y ya desde niña aprende que se la quiere si apoya al otro y no ocupa demasiado espacio, ni protagonismo. Con el tiempo el mensaje queda forjado en su personalidad, cuidar de los demás es un peaje para que te quieran en detrimento de tus propias necesidades.

La autora Bethany Webster explica como la niña experimenta soledad o miedo al abandono cuando con su inocente alegría, irrita- inesperadamente- a la madre o al padre . Como ella expresa ” No tememos al éxito. Esta es una idea errónea. Lo que realmente tememos es al abandono”. La soledad a la que tememos cuando imaginamos el éxito futuro, es un eco del recuerdo que experimentamos siendo niños cuando rechazaron nuestra espontaneïdad y nuestra forma genuïna de ser fuera del guión de “la niña buena”.

El rol de la niña buena

La hija buena, ha sido una niña que en su familia ha ocupado el papel de camión escoba para limpiar la suciedad real y emocional de los miembros de su casa. La niña buena es camaleónica, siempre al servicio de los demás va adoptando diversas formas según precise el clima del momento. Ha desarrollado una gran empatía porque así capta lo que cada uno necesita y cubriendo las necesidades del otro, es reconocida. A veces cobra forma de enfermera para curar a los enfermos, a veces de psicóloga para escuchar y justificar las cicatrices emocionales de una familia llena de guerras, a veces se convierte en la mediadora para cubrir todos los frentes de todas las partes peleadas, a veces es la dama de compañía para que el otro no se sienta solo, o hace de madre porque cuida de los hermanos, ayuda a hacer deberes, hace de criada porque barre, cocina y limpia aunque tenga 10 años …en fin hace lo que haga falta, no importa que deje de lado sus salidas, sus planes con amigos, eso sí, suelen tener una carrera profesional brillante porque como hija modélica son trabajadoras incansables. La obligación moral y académica es validada por los progenitores y el placer y sus necesidades reales quedan reprimidas (a pesar de que los demás hermanos sí las disfruten). Lo peor es que todo lo hacen con una sonrisa en la boca porque no quieren que los demás sufran por ella y no son conscientes de que mientras alimentan el rol de hija perfecta se olvidan de sí mismas.

Con el tiempo la niña buena se convierte en una mujer que necesita seguir complaciendo a los adultos de su entorno, en especial a sus amigas o a la pareja. Los síntomas más típicos son: baja autoestima, problemas de identidad, depresión, desconexión emocional, dificultad para poner límites y para enfadarse, inseguridad, dependencia emocional …y una actitud maternal y cuidadora exagerada. Moralmente son la viva imagen de la Virgen María, demasiado buenas demasiado perfectas, demasiado ingenuas. Tienen el coco tan comido que cuando les invitas a rebelarse y les abres la puerta de su jaula, no se atreven a escapar porque sienten que se están portando mal.

Rebelarse: el único modo de escapar

Con un poco de suerte, estas mujeres llegan a terapia con depresión. La depresión es un trastorno que bien interpretado puede darnos muchas pistas a nivel terapéutico. La palabra depresión, está relacionada con el hecho de querer quitarme presión en mi vida. Entonces, hago una ―de – presión, que es un intento más para lograr salir del patrón . Cuando una chica ya no puede más, y necesita liberarse de esta carga tan asfixiante de estar siempre cuidando del otro se deprime. La depresión es la escusa inconsciente para que ellas justifiquen el abandono de ese rol durante un tiempo.

Es probable que de adolescentes su parte sana intente emerger y desde la rebeldía logren salir del patrón de la niña perfecta, las que lo logren serán las más afortunadas porque podrán salvarse. Pero si esta niña tiene la mala suerte de provenir de una familia más rígida de lo normal, con una cultura predominantemente patriarcal, pueden quedarse atrapadas allí. Tras varios intentos fallidos por huir, finalmente entenderán que es mejor callarse y fingir el papel. La presión familiar que surge cuando la niña saca su parte sana es tan fuerte que la propia familia las atacará tachándolas de locas, de enfermas, de mentirosas y por supervivencia ellas preferirán seguir jugando al papel de niña tonta para salvar su integridad y su salud mental. Los padres de la niña buena son modélicos hasta que su niña se rebela, entonces son capaces de transformarse en monstruos destructores con tal de poner a su niña despistada en el redil.

Primera candidata en hombres depredadores

El gran peligro de la niña buena, es que cuando logran salir de su casa caigan en el mismo patrón relacional. Los hombres muertos de hambre para alimentar su ego, dan con ellas, entre otras cosas, porque éstas llevan un cartel con luces de neón anunciando que son un buen blanco para sus tiranías. Ellas que siguen dormidas, están encantadas con su amo y señor el cual les sube la autoestima porque sienten que pertenecen a su reino y se sienten confirmadas en su papel de mujer perfecta.

Así que ya tenemos el bucle, la niña buena es castigada por el marido depredador cuando ella intenta hablar con su propia voz y vuelve apaleada a casa con sus padres. Tienen la sensación de meterse otra vez en la boca del lobo, sienten que en ninguna parte estarán a salvo y que no les queda otra, que volver a su papel de hija modélica. Muchas han de aguantar la mirada desaprobatoria de sus padres que dice “¿qué has hecho mal para que ya no te quieran?” Normalmente, los “padres ejemplares” no reconocerán que la pareja de su hija ha sido destructiva ya que sería reconocerse a sí mismos. Otros padres sí reconocen al marido como alguien peligroso pero generan culpa en la hija, tachándola de ingenua, de incompetente… y cuestionándoles una y otra vez como alguien tan perfecto ha caído tan bajo….y no ha sabido dar con un buen hombre.

Encontrar tu potencial

¿Dónde queda la parte sana de estas chicas? Sus amigas se preguntan como la amiga 10, la hija obediente, la alumna aplicada, la profesional intachable, se siente tan perdida y desorientada? La que todas las madres ponían como ejemplo, es ahora una chica débil, perdida, y depresiva.

¿Cómo alguien tan fuerte, con tantas cualidades, se queda sin voz sin criterio sin fuerza…?.esta es una de las preguntas que muchas de mis pacientes se hacen así mismas. Cuando la etapa rebelde de la adolescente queda reprimida, puedes tener 38 años pero emocionalmente sentirte como una niña de 13 que no se atreve a ser ella misma por miedo a decepcionar.

El recorrido terapéutico de estas mujeres es duro pero muy reparador… alejarse de todas aquellas personas que han formado parte del engranaje de su rol de niña buena es un peaje indispensable. Construirse en ambientes con personas ajenas a su condición de mujer complaciente para llegar a convertirse en personas dueñas de su vida es su pasaporte.

Una parte importante del proceso de sanación, es repasar las personas que te han rodeado a lo largo de tu camino y llegar a la conclusión de que en tu vida nunca has escogido por tí misma, que “tu gente” eran personas que se acercaron a ti, muchas veces por interés, para obtener un beneficio, porque necesitaban a una madre. “Escoger” es el ejercicio más terapéutico… desde cosas pequeñas como la ropa a aspectos más importantes como las amistades, el trabajo o la pareja…

Liberarte de la antigua culpa de que es tu responsabilidad que los otros se sientan bien, y aceptar lo inevitable que cuando escoges tu camino dejes atrás a personas que esperaban que tomaras el suyo y las hieras, son dos grandes quimeras que deberás superar.

No engordes tu autoestima a través de cuánto los demás te quieren por ser “taaaan buena tía”. Tu valía personal no se mide por cuánto ayudes y mitigues el dolor de los demás…seguramente tienes otras cualidades por descubir que no dependen de tu capacidad de ayudar y hacer favores. Búscalas y poténcialas.

De la niña buena no hay un patrón exacto pero todas coinciden en que su vida es secundaria porque los intereses de los demás van por delante. Si te has sentido identificada con el post, empieza a escoger y no mires atrás, la libertad de ser tu misma te estará esperando y aunque los demás intenten retenerte, no dudes que tu vida es única y que tienes derecho a darte prioridad.

Encuentra tu poder, no importa que por ello los demás te quieran menos, tu te querrás más…

…..y tú, ya sabes lo que vales?

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