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María Pastor, la necesidad de ser actriz

‘En momentos de cambio te replanteas todo’.

María Pastor es una actriz muy apreciada por la crítica y, también, muy querida por los espectadores de teatro. Es noticia por haber estrenado Fuga Mundi de Mar Gómez Glez con dirección de Juan Pastor en el Teatro Guindalera, obra que coincide con el anuncio del cierre de esta sala. Una actriz a la que le gusta hablar y que cuando habla te mira a los ojos.

Antonio Hernández (AH) –El nombre y la actividad de María Pastor ha estado muy vinculado al Teatro Guindalera. ¿Qué va a hacer ahora que se anuncia su cierre?

María Pastor (MP)–Se mantiene el espacio. Lo que se cierra es la sala. Lo que termina es la esclavitud de programar espectáculos en la sala, lo cuál también es una pena. Pero vamos a hacer todo el esfuerzo del mundo por intentar mantener el local para seguir haciendo pequeñas cosas.

Antonio Hernández (AH) –¿Cómo cuáles?

María Pastor (MP)–Tenemos a la vista los bolos de Tres hermanas [de Chéjov que estrenaron esta temporada en los Teatros del Canal] que tendremos que volver a ensayar. Somos once actores y hay que ponerlo de nuevo en marcha. El montaje no cabe en Guindalera, pero lo ensayaremos aquí. Se podría mostrar por actos a nuestros micromecenas y nuestro club de espectadores. Chejov a pedazos.

Vamos intentar mantener el club de espectadores de alguna manera, proponiéndoles sesiones de vino y poesía, algún concierto, alguna actividad puntual. Hay que darle una pensadita. Mientras el local se pueda mantener en pie hay que darle vida y seguir creando.

AH–¿Y hacer otro tipo de teatro en otro lugar con otros directores?

MP–Eso siempre. De hecho he trabajado con otros directores. Algunas veces he rechazado papeles más mediáticos porque los de Guindalera me interesaban más para mi carrera.

AH– ¿Y qué tendrían que ofrecerle otro autor u otro director para que saliera de Guindalera?

MP–Pues tampoco mucho, no te creas. Un proyecto interesante.

AH–¿Qué se lleva María Pastor de Guindalera a otras producciones?

MP– De Guindalera me llevo el rigor y la honestidad, la disciplina bien entendida, no impuesta. Al trabajar valorando mas el proceso que el resultado, entiendo y manejo los procesos internos con más seguridad y eso favorece la precisión, la limpieza y la concreción.

AH–¿Y al revés?

MP–Me traigo mucho. Cuando actúo en Guindalera juego en casa, pero la responsabilidad pesa mucho.

AH- ¿Se puede hacer un trayecto de Guindalera a El Rey León y de El Rey León a Guindalera?

MP– Bueno, si te refieres a que si se puede pasar del teatro comercial y de mero entretenimiento, al teatro serio de investigación… ¡Sí se puede! Y ¡Se debe! ¡Es muy enriquecedor!

AH– ¿Existen diferencias entre trabajar en un teatro pequeño y en un gran teatro?

MP–Es como conducir. La técnica para conducir un coche pequeño o uno grande es la misma. Lo que cambia es el coche, pero tú tienes que seguir conduciendo. Es cuestión de colocar el retrovisor y de reajustarte y ya está.

Yo lo he podido comprobar recientemente. Uno de los últimos montajes que hemos hecho fuera de la sala, ha sido Duet for one en el Teatro Gayarre de Pamplona. Un teatro mítico, muy bien construido, que se nota que es un teatro bien hecho, no como otros actuales. No sabíamos si iba a funcionar. La obra tiene dos personajes con pocas acciones y poco movimiento. Sin embargo, fue un éxito. Solo tuvimos que ajustar la voz al tamaño de la sala.

AH–Hablemos del presente. Fuga Mundi es una obra escrita por una mujer y protagonizada por mujeres. ¿Se debe al papel de la mujer en la actualidad?

MP- Estoy contenta de estrenar una obra escrita por Mar Gómez Glez, una joven autora. Me gusta cómo escribe. Ella me contó que esta es una obra protagonizada por mujeres que se enfrentan con distintas estrategias femeninas a un mundo de hombres. La marquesa está perfectamente integrada en el sistema y representa todo lo que es el sistema. Sor Paula trata de cambiar el sistema desde dentro con mucha mano izquierda. Juana de la Vega, la artista, se enfrenta directamente al sistema. Y Clara ni siquiera puede enfrentarse al sistema porque está fuera de el.

AH– ¿Qué va a pasar con el montaje cuando se cierre Guindalera?

MP– Me gustaría girar. Ir al Festival de Teatro Clásico de Almagro. Creo que encajaría muy bien.

AH–¿Es la historia del teatro una historia de hombres porque está escrita por hombres?

MP–Evidentemente. Aunque también hay buenos papeles para mujeres.

AH–¿Qué papeles de hombre le gustaría hacer?

MP–¿Si fuera un hombre o si se pudieran adaptar a mí?

AH–Quiero decir, interpretar a un hombre siendo una actriz.

MP–Claro que me gustaría hacer la arenga de Enrique V de Shakespeare:“¡Una vez más a la brecha…” Pero también hay personajes escritos para mujeres que hacen de hombres. Como la princesa Claridiana de El castillo de Lindabridis de Calderón de la Barca, en el que una mujer disfrazada de hombre arenga a la batalla y maneja la espada. Fue una obra que dirigió mi padre y yo vi de pequeña fascinada soñando con interpretar Claridiana algún día y curiosamente fue el monólogo con el que tuve que examinarme cuando hice las pruebas para entrar en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD).

AH– ¿Cómo llegó a ser actriz?

MP–Cuando tenía dieciséis años le dije a mis padres que quería ser actriz [sus padres son Juan Pastor, director de teatro y profesor de actores, y Teresa Valentín-Gamazo, gestora cultural y productora con una gran trayectoria profesional antes de y en Guindalera]. Mi padre me dijo: “Esto es más que una vocación, es una necesidad.”

AH–En Guindalera la dirige su padre. ¿Cómo ha sido?

MP– Por la relación tan especial que hemos construido a lo largo del tiempo desde que estudié en la RESAD. Me tocó como profesor fortuitamente. Podía haberme cambiado de clase pero decidí probar porque para mí, y no solo para mí, era el mejor profesor de la escuela de aquel tiempo.

AH–¿Cómo llevaron sus compañeros el que fuera la hija del profesor?

MP– Tendrías que preguntárselo a ellos. De algunas cosas que decían me enteraba o me he enterado después. Aunque creo que la actitud y exigencia con la que trabaja mi padre ayudaron no solo a construir esta relación que tenemos ahora sino a contrarrestar lo que pudieran decir mis compañeros sobre mí.

AH–¿Es más fácil tener éxito siendo actor que actriz?

MPSí, porque hay menos competencia. Pero ahí están actrices como Gloria Muñoz, Núria Espert, Carmen Machi, Blanca Portillo y muchas otras. Independientemente de que te gusten más o menos los resultados de sus trabajos, son buenas actrices que han sabido gestionar sus carreras para tener éxito.

AH–¿Qué le gustaría hacer ahora?

MP– Hacer más cine y televisión. Desarrollar mi carrera en esos medios para seguir aprendiendo.

AH– ¿No estará pensando en dejar el teatro?

MP– No, no, pero una sabe cuándo se baja de las tablas y no sabe cuándo se va a poder volver a subir. El trabajo de mesa me interesa mucho. El de poder leer. Investigar. Pero en momentos de cambio como este te replanteas todo. Mi madre dice que tenemos que hacer del cambio una herramienta de trabajo.

AH–¿El cine y la televisión son muy diferentes del teatro?

MP–Claro, claro. La magia del directo. El cine y la televisión también tienen su magia. Me resultan igual de apasionantes. Pero el riesgo en el teatro no es comparable a nada. En el teatro se necesita público para llegar a lo que yo considero el resultado final. Hay un momento en que no se puede avanzar más en los ensayos. A veces me da rabia por los espectadores de las primeras funciones porque no ven lo que yo considero el resultado final. Pero necesitas trabajar con la fuerza que te dan. Subirte a ella. Verte reflejada en sus ojos. El público es tu aliado, no tu enemigo.

AH–¿Y los compañeros?

MP–Yo valoro mucho el trabajo con los actores. El proceso. Mi padre dice que no es cierto eso que se suele decir de que el actor necesite el ego para salir a escena. Un artista no tiene que ser egocéntrico. Tiene que ser generoso con los compañeros y con la obra. Generoso al mostrar su alma. Salir a escena es echarle un pulso al ego. Yo añado que no se trata de ti, se trata de lo que estás contando.

AH–¿Qué tipo de cine le gustaría hacer?

MP– Aunque hay que hacer de todo, a mi me gusta el cine de estilo y de palabra. Como las comedias de CaryGrant y KatharineHepburn que me gustan mucho y cualquier peli de Billy Wilder. Woody Allen también.

AH–Son todo comedias. ¿No le gustaría hacer una comedia de Jardiel o de Miguel Mihura?

MP –A mí me gusta el sentido del humor que no es una carcajada. Me gustaría mucho hacer el personaje de Paula de Tres sombreros de copa. Me gusta mucho ese personaje. Creo que hay que renovar el género. No he visto ¡Cómo está Madriz!, pero sería como lo que ha intentado recientemente Miguel del Arco con la zarzuela.

AH–¿Le gustaría trabajar con Miguel del Arco en el Teatro Pavón que este va a comenzar a gestionar?

MP–Tengo una relación muy especial con el Teatro Pavón por José Maya [uno de los dueños del Teatro Pavón y actor habitual en las producciones de Guindalera]. Ha luchado mucho por ese teatro. Antes de que apareciera Miguel del Arco y se quedara con la gestión del teatro, soñamos con hacer un ciclo Brian Friel, el autor de Bailando en Lughnasa. En Guindalera hemos estrenado cuatro de sus obras cuando nadie lo conocía.

AH–¿Qué pregunta no le han hecho y le gustaría que le hubieran hecho?

MP–Déjame pensar [se toma su tiempo]. Tal vez por la función de los teatros públicos, por cómo se gestionan. Se deberían copiar los modelos de Inglaterra, como el del National Theatre de Londres, o el de Francia, por citar países que conozco.

Pienso que el teatro público no debe servir para programar las obras de su director e invertir mucho dinero público en sus montajes. El teatro público tiene que hacer bien las cosas. El público acaba respondiendo ante lo bueno. Esa es la moraleja de esta historia. Acaba beneficiando a todos, creando nuevas audiencias, teniendo un público formado mucho más numeroso.

AH–¿Querría añadir algo más?

MP–Sí. Me gustaría reivindicar a mi madre. Siempre se habla de ella como la persona que lo dejó todo para que mi padre pudiera desarrollarse profesionalmente. No es cierto. Mi padre y mi madre son un equipo. No están ninguno detrás del otro. Guindalera no sería lo que es sin mi madre. Es una gran profesional sin la que, por ejemplo, no se tendrían ni las escenografías ni los vestuarios que se usan en las obras. No ha dejado nada. Es tan importante para el teatro como mi padre. De hecho ella fundó el Centro de Tecnología del Espectáculo y la Joven Escena para el (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, INAEM, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y mil cosas más.

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