fbpx

María Berasarte, la cantante que sabe que no todo en la profesión es cantar

“Me siento libre y quiero ser libre”

La serie de conciertos extraordinarios que están teniendo en lugares singulares del Patrimonio Nacional Español, facilita el encuentro con María Berasarte en, también, un espacio muy singular como es el lobby del Hotel Urso. Una cantante española, experta en fados, que dentro de ese ciclo cantará en el Palacio Real de Aranjuez en septiembre. Una cantante a la que le gusta cantar fado y chanson francesa. Estilos con los que ha conseguido no solo cantar por toda España, sino entrar de la mano de Carlos Do Carmo en Portugal y dar conciertos por todo el mundo, llegando, incluso a actuar en el Arts Festival deHong Kong. Aunque también a acompañado en giras a Carlos Núñez o ha hecho de telonera dePaco de Lucía.

Antonio Hernández (AH) ¿Cómo se hace un viaje musical como el que usted ha hecho de San Sebastián a Lisboa?

María Berasarte (MB) Siempre he sido muy curiosa. Además, mi vida personal ha estado muy ligada a mi vida profesional. Mi madre es gallega por lo que yo pasaba los veranos en Galicia cerca de Portugal. Fue allí donde empecé a tener contacto el fado. Hasta que se llegó a convertir en algo un poco obsesivo.

Estudié en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Llevaba desde los trece años estudiandocanto y vine a Madrid para mejorar la voz, para desarrollarme, porque sabía que no me iba a dedicar al canto lírico. En aquel momento era laúnica opción que había para quien se quisiese formar.

Cuando tuve que grabar mi primer disco lo dediqué al fado como si estuviera haciendo una tesis. Lo hice en Portugal y con músicos portugueses. Aunque intenté grabar un disco que no haría ningún fadista. Desde el punto de vista de una cantante con referencias musicales muy amplias. No solo de música portuguesa, también del jazz.

Traté de hacer un disco diferente. No el de una cantante que quisiera ser fadista. Aunque también traté de hacer un disco sólido. Lleno de buenas intenciones, tanto musicales como personales.

Las letras fueron a cargo de Tiago Torres da Silvaen castellano específicamente para mí. El fado tradicional tiene cientos de letras diferentes. Los fados mantienen la música, pero no la letra. Hay como unos doscientos. Yo solo me centré en los de Lisboa.

Las letras surgieron de las conversaciones que teníamos. Fueron un reto. Él arriesgo al hacer letras en un idioma que no era el suyo y, en mi caso, arriesgue cantando una tradición musical que no era la mía.

El disco salió en Universal Music en España y Portugal apadrinada por Carlos do Carmo. Algo que nunca me hubiese imaginado que hubiera podido pasar.

AH – ¿Cómo se consigue hacer un primer disco y que sea de fado con estos colaboradores y padrino sin pertenecer a dicho entorno musical?

MB Lo hice porque sentí que tenía que hacerlo. Siempre he trabajado así y creo que es la manera en la que hay que trabajar. Posteriormente me planteo como se debe editar el disco. Si es con una discográfica, te produces. Entonces corrí una bastantes riesgos. Era algo que no se había hecho nunca y salió bien como podía haber salido mal.

Mi carrera la llevo yo. Ya que no soy Madonna, me puedo permitir el lujo de ser libre. En este caso me puse en contacto con los músicos, en concreto, con José Peixoto ex miembro de Madredeus. Le comenté que quería hacerlo así y comenzamos a tejer este disco.

AH – Mientras una persona se hace una carrera musical ¿de qué vive?

MB Al principio hay personas que te ayudan. He tenido el apoyo de mis padres y de mi ex – pareja, con la que he estado nueve años. Y de la música. No es que me haya hecho millonaria, pero ha habido momentos que he hecho dinero con la música.

También he luchado mucho por dar visibilidad a lo que realmente es mi trabajo. Si el público no sabe que existes no te pueden elegir. Hay que tener mucha constancia y hay que ser mentalmente muy fuerte. Hay días que estás en el escenario y hay otros días que no y que te preguntan que por qué no te dedicas a cantar como no quién.

AH ¿Había músicos o cantantes en su familia?

MBNo, no los había. Sin embargo, nunca he tenido dudas de que el arte era el camino que iba a tomar desde los cinco años. Lo de cantar es una pasión que he tenido desde pequeña.

Era la que hacía las coreografías de los espectáculos escolares, la que cantaba. A los doce años, quedé finalista en un concurso de canto y baile. Fue entonces cuando comencé a hacer canto y baile de una forma profesional

AH ¿También baila?

MB Bailar, bailar, no. Los que bailan son los bailarines con los que colaboro en proyectos puntuales, pero esta formación me sirve para cantar con el cuerpo.

AH- Usted ahora ha incorporado repertorio de chanson francesa ¿Cómo se hace el viaje del fado a la chanson?

MB No pienso tanto en un viaje sino en las sonoridades de las ciudades de Lisboa y de París. Y donde esos sonidos nos llevan. Fue un trabajo con el imaginario musical de ambos sitios.

Lo importante fue la reflexión que hice de las voces femeninas de una y otra tradición. Ahí síque tuve que pararme a pensar. Se podía hacer de muchas maneras, pero tenía claro que no quería imitar a ninguna. Igual que sabía que el público quiere escuchar determinadas canciones y reconocerlas, algo que he aprendido a tener en cuenta.

En cualquier caso, los proyectos me tienen que hacer ilusión. Y si me ilusionan me provocan ideas para ir trabajando.

En ambos casos, lo importante fue reconocer lo que habían hecho esas mujeres. Mujeres con voces auténticas e inspiradoras, que transportan. Mujeres eternas. Muchas también que no son tan conocidas como Edith Piaf o Amalia Rodrigues. Al final lo que quiero es que el público viaje con los sonidos, ahora que resulta tan difícil hacerlo físicamente.

AH- ¿Qué significaron los diecisiete primeros años en San Sebastián?

MB Saber que quería hacer con mi vida. Saber a qué me quería dedicar. Y adquirir la disciplina de estudiar. No mucho más.

AH – ¿Cómo tomó la decisión de a qué se quería dedicar?

MB Nunca lo decidí. Tenía los pies planos por lo que a los cuatro o cinco años mi madre me puso plantillas y me metió en ballet. Y con siete u ocho años estaba en solfeo.

El ballet y la música eran mi burbuja. Después de comer me metía en mi habitación y me ponía a cantar las canciones que había grabado de la radio. Todos los años pedía un walkman y una grabadora nuevos porque los rompía del uso.

AH – Ha dicho antes que sabía que cuando estaba en la Escuela de Canto de Madrid sabía que no se iba a dedicar a la lírica. Cuénteme cómo lo supo.

MB La lírica me encanta, igual que el jazz o el tango. Pero sé que no sería una buena cantante de ninguno de estos dos géneros. Es algo que lo ves, hay cosas que necesitas para respirar.

Nunca he hecho nada porque fuera mejor o peor, si no por necesidad. Me parecía que en la lírica estaba todo hecho. Fue un lujo estudiar y aprender canto, pero no creía que pudiera aportar algo.

AH – ¿Cómo le ha influido esa formación?

MB En el respeto a la profesión. En lo que significa el escenario para mí. La solemnidad con la que me tomo el trabajo. En la escuela aprendes interpretación, aprendes fonética que te ayuda a cantar en otros idiomas.

Todo eso se te queda en la técnica que usas, aunque no estés al nivel de la lírica. Y te permite entender y escuchar más allá cualquier música. Te enriquece.

También me dejó muchas experiencias que no voy a olvidar. Como cantar Faure o Schumann o las cantatas de Bach.

AH – En ese viaje que está haciendo por voces femeninas de la canción melódica ¿la próxima parada puede ser Italia?

MBEscucho mucha música italiana. Me gusta mucho. Me encanta la canción napolitana. Hay cosas maravillosas, ¡joyas! Pero me gustaría que me acompañase una vivencia. Como, por ejemplo, irme a Italia y estar allí al menos dos meses, para que el disco fuese algo más que una selección de repertorio bonito.

AH – ¿Ha actuado en Italia?

MB No, no he actuado. He estado varias veces, pero nunca he cantado allí. Me gustaría ir.

AH – ¿Por qué la llaman la voz desnuda?

MB Esta descripción surgió de una larga entrevista que me hicieron en París. En ella dije que como artista me gusta estar al borde del precipicio. Sentir que puede pasar algo. Arriesgo por ese lado. No busco la perfección, ni intento provocar artificios emocionales.

AH – ¿Le gustaría que se la definiese de otra manera?

MB Creo que hay tantas Marías Berasarte como espectadores. Así que soy como cada uno de ellos me quiera imaginar.

AH – ¿Y cómo se definiría usted como cantante?

MB No sabría decirte. Para mí soy María desde que me levanto por la mañana. Si tengo que responder te diría que soy una persona que ama la vida y para la que la música es su refugio.

Pero no me puedo definir con un adjetivo. Ni siquiera me puedo adscribir a ningún género musical concreto. Me siento libre y quiero ser libre porque la libertad es la única cosa que puedo cuidar en la vida.

AH – ¿Cómo consigue individualizarse?

MB Siempre he sido diferente por no ser lo que quiere la industria. Ahora que soy más consciente de lo que quiero hacer, evito escuchar a cantantes que hagan cosas similares.

Aunque estemos en el mismo género o registro o cantemos las mismas canciones lo evito para proteger lo que yo pueda aportar a ese repertorio. El oído es muy rápido y si escuchas algo de una determinada manera, luego ya no lo haces o lo repites.

Posiblemente haya gente que esté en el mundo de la música para ser famosa. Sin embargo, hay otras personas que estamos en la música pese a todo,porque la necesitamos para respirar. Las personas que estamos de esta manera somos más difíciles de manejar.

AH – ¿Las influencias que usted tiene son fruto del azar?

MB Creo que cuando uno está despierto y en disposición de abrazar, llegan las cosas. A mí me han pasado cosas muy curiosas. Por ejemplo, con el primer disco. No iba a ser de fado y eso que mi madre me insistía. Y no lo iba a ser porque me daba un poco de miedo a la vez que me gustaba la idea.

Pero un buen día me subo en un autobús. No recuerdo a donde iba, pero llevaba las letras de lo que quería grabar, no sé para qué porque no me hacían falta. Me senté detrás del conductor y resulta que delante de mí estaba escrito fado con letra de niño a la que le hice una foto que todavía tengo guardada.

El caso es que llegamos a la última parada y cuando me había bajado y se había ido el autobús me di cuenta que me había dejado las letras de las canciones del disco que estaba preparando. Salí corriendo hasta la siguiente parada, pero cuando llegué todo el material había desaparecido.

Además, cuando volví a casa, me eché a descansar, entonces empecé a escuchar a Caetano Veloso, un no portugués, cantando el fado Extranha forma de vida en la película Fados de Carlos Saura que emitían por la televisión.Demasiadas señales como para no hacerles caso.

AH – Cuando le pasa esto, ¿son siempre señales musicales?

MB No, son de todo tipo. Abres un libro y ahí está el título del disco, por ejemplo. Puede ser cualquier cosa. Creo que es encontrarse.

AH –Hace casi dos años que publicó Delirio, su último disco ¿está preparando algo nuevo?

MB No sé si debería decirlo porque está muy en proyecto. Estoy pensando en hacer algo con el material que tengo que me gustaría saliese en vinilo. Trabajarlo para aportarle algo extra, algo especial.

Pero no lo tengo claro. Aunque vea muchas señales, le doy muchas vueltas a cualquier proyecto.

AH – ¿Cómo toma la decisión de llevar a caboun proyecto?

MB Cuando soy capaz de ver la portada del disco y hasta el vestido que me voy a poner en el primer concierto de presentación. Cuando la cabeza se vuelve loca. Y cuando no es idea de un solo día. Sino que se repite. Todos los artistas tenemos calentones con los que hay que tener cuidado.

AH – ¿Cómo elige las canciones?

MB Es difícil porque cuando te pones a investigar encuentras mucho material. Yo tiendo a elegir lo que no es tan conocido. Aunque ahora soy más consciente de que el público tiene un oído que no es como el de los profesionales de la música.

Los profesionales de la música estamos más dispuestos a lo desconocido. También a lo importante, a las joyas. En mi caso, suelo ir hacia aquello que me transporta y al tipo de sonoridad que podría darla.

AH – ¿Tiene ayuda o equipo para elegir canciones o para desarrollar un espectáculo?

MB No, la selección de canciones o cómo va a ser un espectáculo lo hago todo yo. Es como cuando invitas a alguien a tu casa, te encargas de todo. Desde la comida a las flores, la música que vas a poner, las sorpresas que vas a tener para tus invitados. Es algo muy bonito de hacer. A me gusta.

AH – ¿Cambia la estructura de los conciertos según la reacción del público?

MB No, no suelo hacerlo. Aunque escucho lo que me puedan decir ellos o los profesionales. Por ejemplo, un profesional me señaló que algo que decía en el concierto haría que este se entendiese mejor si lo decía mucho antes, algo que tengo en cuenta.

En cualquier caso, no soy una cantante pirotécnica. No tengo mala opinión de quien lo sea, pero mi registro es más intimista. Creo que puedo aportar más por este lado que por otros.

Tampoco fuerzo que el público se entregue desde la segunda canción. Intento involucrarlo desde la primera nota, pero de una forma más cercana al susurro. Intento que su interés por mi propuesta vaya creciendo poco a poco a lo largo del concierto.

También busco que cada persona tenga su propia experiencia. La clave está en hacer las cosas de corazón, con entrega y con mucho respeto. Aunque no te voy a negar que siempre quieres que al público le guste mucho tu concierto y que salga pletórico y vuelva.

AH – Con todo lo que cuenta, no parece que esté en una situación fácil en la industria musical ¿cuesta mucho asumir el reto de querer ser uno mismo?

MB Ahora es mucho más fácil que antes. Antes la industria invertía tope y acaparaba todo por lo que el público solo escuchaba determinadas cosasque había que rentabilizar rápidamente. Quedaba poco espacio para otro tipo de artistas.

Aquel modelo de negocio es muy difícil de mantener en la actualidad. Era un negocio que daba beneficios rápidos, pero en el que no interesaba el artista.

El artista necesita tiempo, tiene que conocer su profesión. En mi caso, aunque he estado a veces en posiciones privilegiadas, he tenido que aprender a gestionar mis discos, mis contratos, con las agencias. Aunque ahora tengo una manager muy trabajadora y dedicada que gestiona estos temas, que esta profesión no es solo cantar.

AH – Usted ha cantado en muchos países Portugal, Francia, Rumania, Hong Kong ¿son los públicos muy diferentes al español?

MB Todos son diferentes. Los españoles también lo son de unas ciudades a otras. Lo importante es no esperar euforia inmediata por lo que interpretas.

Es cierto que es importante lo que hagan para promocionar los conciertos. Y si te programan en un festival importante, como el Arts Festival de Hong Kong, el público da por hecho que ya has pasado un filtro, te da credibilidad ante ellos.

Lo más difícil es defender un concierto en un sitio más sencillo. Por ejemplo, un concierto en un centro cultural donde el público no sabe quién eres ni qué cantas.

Voy a hacer el paralelismo con un libro. Cuando ves un libro bonito, te lo venden poniendo referencias en las solapas ¿no sientes interés por lo que tiene dentro? En un festival o en un auditorio importante hay una labor previa de informar al público de las cosas que has hecho o las cosas buenas que ha dicho de ti. De interesarle. En un centro pequeño, normalmente esa labor de información no la hacen por cuestión de tiempo o por el motivo que sea pero muchas veces el público acude y no tiene ni idea de quién eres ni de lo que cantas o “bailas”.

AH – En sus conciertos parece que la puesta en escena está muy pensada, no solo lo que canta, hasta lo que lleva.

MB Sí. Creo que es importante. Siempre voy muy sencilla y apenas me maquillo. El vestido quiero que tenga frescura, que se vea pero que no cargue mucho el escenario. El momento en el que me encuentro condiciona mucho lo que elijo.

Aunque es cierto que luego juegan otros factores. Como el lugar. Si es al aire libre o en un teatro. Las posibilidades de usar iluminación o no. Por lo que a veces tienes que pensar que se hace y llegas hasta donde se pueda llegar.

AH – Escuchando ese interés por la puesta en escena ¿se ve en un musical?

MB No, no me veo. Creo que no es mi género pero hay cosas realmente interesantes. Si bien, todos mis conciertos tienen una narrativa, que conocemos todos los que estamos en el escenario, no se le hace explícita al público.

AH – ¿Hay algo que nunca le hayan preguntado y de lo que le gustaría hablar?

MB No, porque si no me preguntan lo cuento yo. Llevo muchas entrevistas porque ya llevo muchos discos. Intento facilitar el trabajo a los periodistas dando a cada uno algo diferente, algo que resulte fresco y que tiene que ver con las cosas de las que quiero hablar.

BUSCAR