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Natalia Menéndez, una renacentista teatral del siglo XXI

Natalia Menéndez es noticia porque en breve inaugurará la edición número 40 del ya tradicional Festival de Teatro Clásico de Almagro. Festival que lleva dirigiendo durante los últimos siete años en los que ha mostrado su eficiencia como gestora cultural. Actividad que ha compaginado con su faceta de actriz, dramaturga y directora de teatro en las que también ha tenido éxito.

Antonio Hernández (AH) – ¿Cuál fue su objetivo cuando llego a la dirección del festival? Y ¿lo ha conseguido?

Natalia Menéndez (NM) – Cuando llegué el festival se encontraba en un momento muy complicado económicamente. El objetivo era conseguir superar esos problemas económicos y regularizar los costes de plantilla. Garantizar su financiación sin comprometer su calidad, manteniendo y, a poder ser, incrementando su vocación internacional.

En la actualidad el festival tiene asegurada su supervivencia económica, gracias a su Fundación, sin haber dejado de programar espectáculos de América y de Europa. Además de haber aumentado la presencia del teatro que se hace en Asia, de haber mejorado la relación con el teatro que se hace en esa región aunque es cierto que antes ya se habían visto espectáculos llegados desde allí.

También quería construir un equipo que permitiera conseguir lo que teníamos que hacer. Y lo tengo. Un equipo de comunicación y que creara una imagen del festival.

Además , quería que fuera un festival de compañías profesionales; crear los programas Barroco Infantil y Almagro Off [dedicado a los montajes más alternativos de los clásicos]; apoyar la creación de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico; y trabajar en accesibilidad no solo desde el punto de vista físico, también desde el punto de vista económico, social y de creación.

AH – ¿Qué no ha podido hacer en estos años y le hubiera gustado?

NM – Producir espectáculos propios. Sí que se han hecho coproducciones con otros festivales o teatros, una fórmula a la que se tuvo que acudir debido a la crisis y que ha dado sus frutos. Pero el festival no ha podido producir sus propios espectáculos que después pudieran girar y mostrarse en otros lugares y a mi me hubiera gustado hacerlo.

AH – ¿Cómo ha respondido el público? ¿Compran entradas?

NM – Muy bien. El público siempre nos ha respondido bien. El festival incluye la venta de entradas en sus presupuestos como fuente de financiación. Es un “supuesto” que aparece dibujado, que hay que cubrir y se cubre.

AH – Hay muy pocas mujeres que tienen responsabilidades de dirección de festivales o de teatros ¿cree que las mujeres dirigen de forma distinta de los hombres?

NM – No lo sé. Para saberlo tendría que haber estado cerca de uno o más hombres mientras dirigen un festival o un teatro y observarles. No se ha dado el caso.

Yo sé cómo dirijo yo. Sé lo que quiero hacer, pero aprecio mucho lo que el equipo tiene que decir al respecto. Escucho mucho porque mi equipo siempre tiene muy buenas ideas para conseguir lo que tenemos que hacer, para ayudarme a conseguir lo que pienso que tenemos que hacer.

De todas formas, creo que esta pregunta sale en la entrevista porque soy mujer, si fuera hombre no saldría.

AH- Estoy totalmente de acuerdo, aunque espero no molestarla si insisto con el tema de género pues pienso que interesa a las lectoras de Woman’s Soul ¿Cree que los temas y obras que programan los hombres y las mujeres son distintos?

NM – No lo creo. Es una cuestión de sensibilidad y no de género. Me ha interesado cuidar a la infancia, la accesibilidad, que hubiera un abanico de posibilidades entre lo más atrevido a lo más clásico.

AH – Leyendo su currículo se ve que ya sea como actriz, autora o directora su carrera laboral se centra fundamentalmente en el teatro ¿por qué el teatro?

NM – Porque me gusta lo que está vivo y es hoy, es momento presente. Me gusta como se muestran los debates de ideas, los intercambios y la fragilidad humana en escena. Me gusta estar ahí, en el escenario o en la butaca, y vivirlo en ese momento y no en otro.

AH – ¿Por qué no ha centrado su carrera en alguna de las profesiones del teatro?

NM – Porque desde pequeña escribía, porque dirigía antes de interpretar. Porque estudie interpretación y luego dirección en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid. He dedicado muchos años al estudio del teatro, entre 10 y 12 años, desde las distintas profesiones que tienen que ver con el.

Me ha gustado estar al lado de maestros, ser su ayudante, ser regidora, aprender en la práctica. Esa posibilidad de conocer distintas profesiones me ha enseñado de lo uno y  de lo otro y por eso he querido saber más. Son como puentes, vasos comunicantes, una cosa ayuda a la otra, suman.

Me hubiera gustado haber nacido en el Renacimiento y haberme podido dedicar a todo. Seguramente si supiera dibujar, pintar, construir escenarios y hacer trajes también hubiera realizado escenografías y vestuarios que es algo que no he hecho nunca. Tampoco he construido teatros.

AH – ¿Se siente más cómoda en alguna disciplina o depende del proyecto?

NM –  Depende del proyecto. De las personas implicadas. De la confianza que me de el equipo y de la confianza que yo le de al equipo. El papel que tenga en el mismo me importa menos si confío en ellos.

AH – ¿Cómo identifica esos equipos en los que confiar?

NM – Le doy un gran valor a la intuición y creo que consigo lazos de confianza a través de la intuición. A veces me equivoco, pero creo que la intuición, la emoción y la razón son las que me permite identificar a esos equipo. Se comienza por la intuición y luego se construye mediante la relación emocional y la razón.

AH – ¿Cómo de importante es el humor en lo que hace?

NM – Muy importante. Agradezco mucho cuando tienes un problema en el trabajo o estás cansada porque has dedicado mucho tiempo a un asunto complicado o importante y llega alguien del equipo y te hace reír. Ver el lado divertido del asunto. Aprecio mucho esos momentos que no solucionan los problemas ni te quitan el cansancio pero te hacen sentir bien.

AH – Lleva siete años dedicada al teatro clásico ¿es su fuerte?

NM – Me interesa mucho el teatro del Siglo de Oro, por supuesto. Pero también el teatro clásico griego y el romano. El barroco, hemos hechos espectáculos infantiles a partir del teatro de esa época. Me interesan algunos autores del XVIII y del XIX, algunos. Me gusta el teatro del XX y creo que en el siglo XXI estamos en un momento muy interesante que está dando y va a dar cosas muy importantes.

AH – ¿Por qué piensa que el siglo XXI va a dar grandes cosas en teatro?

NM – Hay un gran número de autores que están escribiendo obras muy buenas. Como Itziar Pascual, Laila Ripoll , Fernando J. López, Alberto Conejero, Paco Bezerra y muchos otros. También está Jordi Galceran y sus comedias. Y José Ramón Fernández Domínguez el autor de Nina [obra que se puede ver en la actualidad en el Teatro Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa de Madrid]. Por supuesto, Juan Mayorga. Un autor ya consagrado. Cada obra que estrena Mayorga es como un monumento, es impresionante, algo que hay que ir a ver. Me voy a quedar corta enumerando, seguro, porque hay muchos buenos autores y autoras de teatro en este momento.

AH – ¿Tiene entre manos algún proyecto del siglo XXI?

NM – Sí. Después del verano voy a dirigir Tebas Land un texto magnífico de Sergio Blanco. Un dramaturgo uruguayo que vive en Francia y que está contribuyendo a este buen momento teatral que estamos viviendo.

AH – Habla mucho de los textos, ¿usted lee teatro?

NM – Sí, leo mucho teatro. Hay ahora muchas editoriales, como Antígona, que están publicando muchas obras. Como ya he dicho, eso significa que están surgiendo ahora mismo muchos autores, en el siglo XXI, que están creando textos muy interesantes. Creo que va a ser otro siglo de un metal precioso, de una piedra preciosa.

AH – ¿Qué diferencia hay entre leer y ver teatro?

NM – A mi me gusta mucho leer teatro. Es abrir la imaginación. Cuando veo teatro me la acota la propuesta y me quedo con esa propuesta, aprecio el trabajo que ya está hecho. Sin embargo, cuando lo leo me imagino cómo podría hacerlo yo, como lo pondría en escena o interpretaría, trabajo mucho más con mi imaginación, soy más libre.

AH – Cambiando de tema, siendo la hija de un actor tan popular y querido como Juanjo Menéndez ¿cómo se consigue que cuando se hable de usted no se añada el nombre de su padre como le pasa a otros artistas?

NM – Con mucho trabajo. Eligiendo bien los proyectos, arriesgándome, y una vez elegidos trabajando mucho en ellos. Lo que hay es un esfuerzo y un trabajo que al final es reconocido. Algo que me enseñó mi padre, del que pocos saben que también fue un gran director, y que aprendí trabajando en Francia con mi tío Jean-Pierre Miquel, actor y director de teatro que dirigió l’Odéon de París y fue administrador de la Comédie Française.

AH – ¿Hay diferencias entre el mundo del teatro español y el del francés?

NM   La política cultural y teatral que existe en Francia es más consistente en el sentido de la gestión. Está más sujeta desde el punto de vista institucional. No tanto en la creación, que estamos al mismo nivel. Pero existe un tejido institucional más resistente y no tan frágil como el nuestro.

Las diferencias principales están en la educación cultural de cada país. En España queda mucho por hacer en cuanto la educación con respecto a la cultura. En Francia se valora, se enseña la cultura desde la infancia de una forma muy clara y variada. Son conscientes de que la cultura ayuda a crecer, en cuanto que ayuda a preguntarse y a tener respuestas diferentes a las que uno podría obtener solo, por sí mismo.

AH – ¿Qué no le han preguntado nunca y le gustaría que le preguntasen?

NM   Por la integración o el acercamiento entre las artes plásticas y visuales a las artes escénicas. Cómo utilizarlas para crear ambientes, movimientos e imágenes en teatro.

AH – Suena a lo que se hace en ópera o zarzuela

NM   Esta temporada [2016-17] dirigí La villana de Amadeo Vives en el Teatro de la Zarzuela de Madrid y me lo pasé muy bien haciéndolo.

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