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Todas las maternidades

Compartí una historia desgarradora de una familia que había perdido a su hija, alguien me preguntó por qué compartía cosas tan tristes, que la maternidad no es eso.
Que no debería dar cabida a tanto dolor, porque asusta e intimida.

Me he quedado pensándolo.
Si tal vez mi página y mi blog debía ser la foto fija de la maternidad más brillante, de las alegrías diarias, de las sonrisas y la vida.
Si debía escribir y compartir sólo la parte amable, negar la otra, edulcorar mediante el silencio.
Creo que no.
La maternidad no es sólo luz y sonrisas.
NO. La maternidad es luz y sonrisas, eso y mucho más. Es también dolor.
La maternidad es una y muchas, cada una distinta, cada una válida y merecedora de ser contada y compartida.
Todo es parte de la vida.
La alegría y la tristeza, los buenos y los malos ratos.

Cuando comencé a escribir en el blog simplemente me desahogaba, con el tiempo me fui poniendo gracias a vosotros pequeñas metas, la meta de dar voz a muchas personas, a distintas vivencias, a maternidades diferentes.
Poder hablar en voz alta de cosas que habitualmente son tabú.
El dolor, las pérdidas, las tristezas diarias, los miedos, los dolores.
Porque todo eso es también la maternidad.
Las historias de embarazos perdidos, de pérdidas y tristezas son parte de la maternidad, son parte de la vida. Porque todo da sentido, el dolor se integra con las alegrías y las bondades, y ambos cobran sentido.

La maternidad es un embarazo precioso y lleno de fotos del vientre abultado, pero también ese otro embarazo con fotos de ojeras, de rostros cansados, de nauseas y vómitos.
Es un vientre enorme y uno apenas hinchado. Es un embarazo relajado y otro con diabetes.
Es una ecografía en 4D con la primera imagen de su sonrisa, y es también un ecógrafo en silencio por un latido perdido.

La maternidad es un parto en casa, y es un parto en un hospital.
Es parte de la maternidad un nacimiento entre brazos amorosos y también uno entre las garras de la más brutal violencia obstétrica.
Es un parto calmado y silencioso y ese otro entre gritos y sufrimiento.
Todos tienen cabida, luchamos por unos, y contra otros, pero existen todos.
La maternidad es una cesárea programada, y una de urgencia, es una llegada prematura, una uci de neonatología, y unos puntos que tiran y el cansancio, y el miedo y la angustia…
Es un bebé a término, uno que no quiso salir hasta la semana 42 y otro con prisas en la 26. Todos nos hacen madres.
Es un bebé de 4 kilos y uno de medio.

Es una cuna llena de vida y una vacía por la muerte.
Es un hola vida y un gran adiós.
La maternidad es todas y cada una de ellas.
De las que nos sacan sonrisas y de las que nos duelen en el alma.
Es una habitación de hospital llena de flores y otra, puerta con puerta enmudecida por el luto.

La maternidad es un pecho pleno de leche, que amamanta desde el primer día. También es parte de la maternidad una mastitis, y un bebé que no agarra, y un biberón.
Maternidad es un biberón convencido desde el primer día, y uno dolorido por la pérdida del pecho que nunca se dio.
Todos tienen cabida, todos son parte de una historia, la tuya, la mía, la de alguien.

Maternidad es un bebe sano que florece en los brazos de su madre, y un bebé diferente que marchitará poco a poco.
Es salud y enfermedad. Pero siempre amor.
Es maternidad la alegría y las lágrimas.
La maternidad es una madre agotada, desbordada en un puerperio atroz, y esa otra maternidad de tules y sonrisas.
Se vive igual en una casa limpia y en otra desordenada.
Se vive en noches en vela durante años, también se vive con bebés dormilones y tranquilos.
La maternidad viaja a veces en cochecito, otras en brazos, otras en mochila…
La maternidad es todos y cada uno de los viajes, los que nos gustan y los que no, los que llenan de fotos las revistas y los que se esconden a oscuras buscando soledad.

La maternidad es ese primer día, en el que vuelves al trabajo y sientes que abandonas a tu bebé, es también ese primer día en el que vuelves al trabajo y respiras aliviada por volver a sentirte tu.
Es también ese primer día en el que decides no volver y quedarte criando a tus hijos.
Es también ese primer día en el que supiste que no existiría ese día, y vivirías por y para el.
Son todos los días, y todos duelen, porque todos significan renunciar a algo, tener que elegir, y saber que tarde o temprano alguien juzgará tus decisiones.

La maternidad es ese día de alegría con su primer balbuceo, y ese otro de la primera vacuna y el dolor de escucharle llorar.
La maternidad vive en la primera fiebre, en el primer culo irritado, en la primera enfermedad.
Hay maternidades que conocen todos los hospitales y otras que se plantean vacunar.
Maternidad es celebrar sus primeros pasos. Y soñar su futuro pleno de saltos.
Maternidad también es asistir a su entierro. Y saber que la derrota es no volver nunca a verle saltar.
Todo cabe, todo existe, todo necesita luz.
Todas las maternidades son el camino de alguien, a veces fácil, a veces cuesta arriba, a veces largos y tortuosos, a veces rectos e infinitos, a veces cortos y tristes.
Tu maternidad puede ser cualquiera, o la suma de muchas.
No queremos más silencios, hablemos alto.
Muy alto.

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