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Vistiendo a tus personajes

“Soy muy tímida”, “Soy creativa”, “Soy impulsiva”, “Soy la seria de la familia”, “Soy muy dramática”, “Soy responsable”, “Soy dulce”, “Soy un cacho pan”, “Soy una sosa”, “Soy fea”, “Soy la amiga divertida”, “Soy poco femenina”, “Soy muy independiente”, “Soy una seductora nata”, “Soy lenta”, “Soy práctica”, “Soy una loca”, “Soy mala”, “Soy simpática”, “Soy rara”.

Si te pregunto cómo eres ¿con qué tres adjetivos te definirías? Coge papel y boli y escribe cada uno de estos adjetivos en tres post it. Ahora coge las tres etiquetas y pégatelas a la camiseta. Estas son tres de tus etiquetas, tres de los personajes con los que te identificas a la hora de vivir tu vida.

Solemos sobre-identificarnos con estos personajes de tal manera que muchas veces perdemos de vista otras facetas nuestras que también forman parte de nuestra manera de ser. Por ejemplo, si me identifico con la etiqueta “soy sosa”, estaré tan focalizada en que resulto aburrida que no prestaré atención a los momentos en los que también soy espontánea o divertida. Me quedaré enganchada en lo que supuestamente soy y esta idea no me dejará explorar otros modos de funcionar.

Estas etiquetas condicionan nuestro comportamiento de tal manera que a menudo limitan nuestra manera vivir, acotando las posibilidades de crecimiento y reduciendo nuestra libertad.

Por supuesto, cuando nos sobre-identificamos con estos personajes ellos también condicionan nuestra imagen personal.

Nos vestimos desde lo que creemos que somos.

Por ejemplo, si nos identificamos con la etiqueta “Soy introvertida” puede que nos decantemos por colores neutros como el gris, negro, azul marino o marrón y prendas básicas combinadas con complementos discretos que no capten la atención. De esta manera nos mimetizaremos con el ambiente, pasaremos desapercibidas y evitaremos que se fijen en nosotras. “Si lo de fuera no llama la atención, entonces no prestarán atención a lo de dentro”

Pero también puede ser que, desde la misma etiqueta de introversión, hayamos apostado por lo contrario y decidamos dirigir toda la atención a nuestra imagen externa usando prendas y complementos dramáticos o extravagantes. Es otra manera de generar un muro entre los demás y yo, utilizar una imagen imponente “Si lo de fuera genera impacto no prestarán tanta atención a lo de dentro”.

Es totalmente natural que cada una de nosotras nos sintamos más cómodas con unos estilos de vestir que con otros. El conflicto surge cuando estas etiquetas nos encadenan eternamente a un mismo personaje sin permitirnos explorar otros matices de nuestra personalidad. A menudo veces nos vemos cosas increíbles de nosotras mismas porque esas etiquetas actúan como una venda en nuestros ojos.

Cuántas veces has dicho algo parecido a: “Me encanta esa chaqueta pero me da vergüenza llevarla” ¿Qué hay de lo que piensas de ti misma que te está quitando el permiso para ponértela?

Nuestra imagen personal es una herramienta empoderadora para expresarnos y jugar con nuestras infinitas caras. Un pintalabios de un color diferente, un sombrero, unas gafas de sol o unos pendientes pueden servirnos de soporte a la hora de “interpretar” nuevos personajes.

Con esto no quiero decir que tengamos que ir disfrazadas por la vida sino ser valientes y curiosas, atrevernos a hacer algunos cambios para poder disfrutar de nuestro potencial.

El introducir nuevos elementos en nuestra imagen externa puede ser el primer paso para acompañar un cambio interno.

No tienen por qué ser cambios de look radicales, si no es lo que necesitas, puedes ir incorporando pequeños detalles en tu manera de vestir y cuidarte: un nuevo peinado, utilizar colores a los que nos estamos acostumbradas, probar con estampados, maquillarte de otra manera o dejar de maquillarte etc.. 

Tú eres infinitas tús, explórate, atrévete, juega, experimenta, diviértete. Viste a tus personajes.

Aizea Villarreal

I feel Good Bcn

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