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Vivir como Finisher

Para los Finisher entrenar cuerpo y mente para lograr cruzar la meta de una maratón, un triatlón o un ironman es una gran satisfacción.

Disfrutan preparándose para cada competición y durante todos los kilómetros en los que se ponen a prueba a sí mismos y a su resistencia.

Aprendieron en una derrota, que cruzar la meta depende de su constancia, de su preparación y de su mentalidad.

El Finisher sabe que cruzar la meta depende de sí mismo.

Cuando consigue cruzarla, la saborea mínimamente porque ya está pensando en su próximo objetivo, un reto que será más duro que el anterior.

Aunque Finisher es mucho más que un concepto deportivo, Finisher es la filosofía de vida de personas luchadoras que se esfuerzan y compiten por alcanzar sus metas superándose a sí mismas.

Personas de espíritu emprendedor que tienen muy claro dónde quieren llegar en la vida y  ven los obstáculos como sus mejores maestros.

La meta es su referencia y su referente y se miden con ella a cada paso porque lo único que clama su voz interior es que hay que llegar como sea.

Como mujeres, muchas de nosotras también vivimos como Finishers tanto en nuestra vida personal como en la laboral.

Gracias a ello, hemos saboreado las mieles del éxito, sin embargo, este estilo de vida llevado al extremo puede traer complicaciones y provocar tanto estrés que nos acabemos preguntando: 

¿De qué sirve todo esto?

Si esto te resuena, puedes desviar tu mirada desde la meta hacia ti misma e intentar balancear desde tu interior las actitudes, los pensamientos, los  hábitos y los valores que te ayuden a balancear una filosofía de vida que aparte del éxito también puede provocar sufrimiento.

Cómo detectar si tu estilo de vida Finisher se te va un poquito de las manos:

¿Siempre intentas superarte a ti misma, en todas las facetas de tu vida?

¿Quieres alcanzar tus metas laborales y personales a la vez porque crees que todo momento es oportuno para lanzarte a conquistarlas?

Por ejemplo, ¿querer ser madre cuando has aceptado una promoción y estás cambiando de casa?

¿Sientes que siempre tienes la necesidad de alcanzar una meta tras otra sin darte espacio ni tiempo para disfrutar lo alcanzado?

¿Deseas muchísimo alcanzar la meta pero lo pasas fatal durante el proceso?

¿Con cada nuevo reto que te propones, llega un momento que te angustias, te sientes cansada o desbordada y quieres tirar la toalla?

¿En tu vida diaria sueles competir en todo?

¿Cómo reaccionas cuando no alcanzas la meta, valoras lo aprendido durante el proceso o te da bajón?

¿Qué sientes cuándo tu cuerpo necesita descansar y parar?¿Te molesta y sigues poniéndolo al límite o le concedes un poco de relax?

Alcanzar tu meta personal o profesional es lo más importante, pero ¿Te permites desconectar y disfrutar de otras actividades o te sientes culpable cuándo lo haces?.

Seguro que ya tienes claro si necesitas balancear tu estilo de vida Finisher.

Esta sí es la meta más importante, porque quizás, te despertarás un día agotada, mirarás atrás y verás que toda tu vida la has pasado corriendo tras nuevos objetivos y persiguiendo metas sin disfrutar de lo que tienes, sin permitirte un poquito de descanso, sin tiempo para disfrutar de tu ocio, de tus relaciones o simplemente disfrutando de no hacer nada, viendo una puesta de sol con la calma.

Es posible que todo el esfuerzo, toda la dedicación y todas las renuncias que has tenido que hacer para conseguir tus objetivos, un día pesen y mucho, porque quizás, cuando consigas llegar a la próxima meta, ésta tampoco te dé la felicidad que tanto anhelas.

Entonces te darás cuenta que la felicidad son momentos, que no está fuera sino dentro y que lo esencial es invisible a los ojos porque está en lo que sientes en cada momento que inviertes un poquito de ti y el resultado finalmente, es lo de menos.

Si sientes que todo lo que quieres conseguir te está restando para ser quien eres.

Si sientes que el perseguir tantas metas te desconecta de ti misma y de tu entorno.

Frena, Desvía tu mirada hacia tu interior y conecta de nuevo contigo:

Escucha tu cuerpo, conecta con tu cuerpo para calmar tu mente.

Medita, practica yoga o simplemente busca momentos del día para relajarte, estirar e intentar no poner tu cuerpo al límite.

Hazte preguntas, reflexiona sobre tus valores y prioridades, construye un camino que realmente sea el que vaya alineado a tu verdadera esencia, en lugar de perseguir metas que no resuenan contigo y te acaban agotando.

Desacelera,  permítete vivir con pausa, darle espacio a los ritmos y a los tiempos en tu vida. Todo tiene su proceso y su momento.

Disfruta, de lo efímero del momento, del presente, de los tuyos, del paisaje, de todo lo que haces.

Sal del futuro, quédate aquí contigo, en este mismo instante, ilusionándote con tu presente, con la vida, con el silencio, con lo que sientes en cada momento.

Vuelve a ti, porque la vida hay que saborearla más y conquistarla menos.

Porque la vida es lo que se escurre entre tus manos mientras planificas cómo llegar a la cima.

Tu vida también necesita pedacitos de juego, de risa, de “ no tengo nada que hacer” o  de “ya lo haré mañana”.

Tu cuerpo necesita dejar de lanzarse a la acción, la conquista y la lucha.

Cultiva tus momentos de paz e introspección porque la meta más importante, sencillamente eres Tú.

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