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Los hijos gran aprendizaje… crecemos y evolucionamos con ellos. ¿Lo crees así?

Que importante es la ayuda y apoyo de nuestros hijos hacia los padres. Sí, has leído bien, si paras a pensar durante unos segundos o quizás minutos, (si te rechina demasiado esta afirmación) todo lo que hacen por nosotros sin entender nada, pero nada de nada, el mundo que les está tocando vivir, creo que te acercarás a mi modo de pensar, a lo mejor un poquito más que antes, solo con eso me conformo. Y si no lo piensas, me da igual, no pretendo hacer cambiar de opinión a nadie… ¿O quizás, sí?

Tengo dos hijos, en plena adolescencia, sé que esta palabra resume muy bien su estado emocional, físico, mental y espiritual… Maravillosa etapa en la que pasan (y pasamos todos), por profundos cambios, despertares cambiantes, preguntas sorprendentes, actitudes desafiantes, situaciones retadoras, preocupaciones absolutas, miedos infinitos, inseguridades desestabilizadoras, estudios angustiosos, amistades perdidas, emociones a flor de piel, contestaciones que son solo una forma de pedir perdón, o quizás un ruego de por favor, no se que me está sucediendo pero no puedo parar.

A pesar de que mis hijos están pasando por todo esto, solo puedo sentir un gran amor por ellos, me aportan día a día mi mayor aprendizaje.

Mi mayor crecimiento y evolución es gracias a ellos. Me quito el sombrero ante mis hijos, por situaciones vividas, por situaciones difíciles que las hacen fáciles, por respuestas comprensivas en momentos incomprensibles, por su serenidad en momentos tensos, por escuchar a pesar de no querer hacerlo, por esforzarse sin encontrar sentido a los resultados, por entender lo impuesto sin razones comprensibles… porque yo les hago entender cómo funciona la sociedad (pese a que no me guste, no comparta, y tampoco entienda) y que hay normas establecidas, pero que sin duda alguna siempre se pueden cambiar.

Ahora mismo me viene al pensamiento…Por eso se lo toman todo al pie de letra ¿Por qué debería quejarme? Quizás sea yo misma quien les incita a no conformarse, ni que nadie les haga callar, que demuestren sus valores y digan lo que les parece mal… bueno sigamos…solo ha sido un lapsus mental.

Admiro a mis hijos por su valentía, por tener que enfrentarse a un millón de situaciones diarias que no entienden, admiro el coraje por reconocer emociones que duelen, entristecen y les hacen caer en la decepción y desilusión, les admiro por la capacidadde ver lo bueno en situaciones complicadas, admiro su comprensión ante los adultosaunque no los entiendan, admiro su amistad inquebrantable por sus “colegas” admirola paciencia infinita que tienen con nosotros “los adultos” a sus ojos somos tremendamente complicados, admiro su generosidad por entender ciertas situaciones que no les gustan, admiro su humildad porque a pesar de lo grandes que son, nos hacen creer que mandamos nosotros, les admiro porque es imposible que entiendan en el mundo tan injusto en el que vivimos y sin embargo solo les ilusiona disfrutar de sus amigos, de sus aficiones, de su familia, de hacer preguntas para cambiar las respuestas, de su fuerza y tesón cuando quieren y desean algo, de vivir a tope y disfrutar cualquier momento, de agotarme por preguntar, saber y querer.

¿Es que, no es esto la esencia de la vida?

Es lo que decimos que hay que hacer para ser felices, cambiar lo que no nos gusta, decir “No” a lo que no queremos, ser honestos con nosotros mismos, ser responsables de nuestros actos, vivir y disfrutar el momento… ¿No es lo que hacen día a día nuestros hijos? Los míos, sí.

Por lo que, este artículo va dedicado a lo más grande que he sido capaz de crear, mishijos. Sin duda alguna una experiencia tan grande y profunda como la vida misma.

Nos dedicamos a crear continuamente, en nuestro trabajo, con nuestros pensamientos, con nuestras acciones, en nuestra vida. Seamos consecuentes con todo el poder que tenemos en nuestras manos y en nuestro corazón, seamos consecuentes con nuestras palabras y nuestras acciones, tal y como haces una cosa, lo haces todo. Todo forma parte de todo. Todos formamos parte de un todo.

                A mis hijos:

Gracias por elegirme y por elegiros. Seguiré muy atenta a vuestras lecciones, vuestra sabiduría y grandeza. Gracias por ser como sois y ser quienes sois. Mis maestros.

Una madre valiente, inconformista, paciente, comprensiva, generosa y humilde. Como sus hijos.

Un abrazo lleno de amor y respeto a todas las madres y a todos los que son hijos. Un abrazo lleno de energía a todos los que se atreven a crear.

Dominica Soria.

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