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Madurez, divino tesoro

Empezar la etapa de la segunda oportunidad tiene su emoción, “Madurez, divino tesoro”. Es darse cuenta de que tienes por delante una vida y valoras aquellas cosas que quedan y que merecen la pena. Es como la segunda edición de nuestra vida. 

Ese intentar mejorar y disfrutar de esta segunda edición nos da ilusión. Será muy bueno ser conscientes de la importancia de los cambios psicológicos que se dan en esta etapa.

Personalmente creo que lo esencial es la percepción que tengamos de nuestra vida y de nuestro entorno (nuestros hijos, pareja y los demás). Se trata de ver cómo afrontar:

  • el mal humor y tristeza, que suelen aparecer. Hay que optar por el sentido del humor, cultivar la positividad, aprender a relajarse, pasear, tomar el sol, hay que subir la serotonina, y si no, tomar suplementos de triptófano y melatonina.
  • la disminución de concentración y memoria. Hay que tener la mente activa, hacer cursos, leer, aprender, hacer pasatiempos.
  • la baja autoestima. Tenemos que aprender y empezar a querernos con los nuevos cambios.  Mimarnos, ahora más que nunca, arreglarnos, pintarnos, ir de vez en cuando a la peluquería y sacarnos mucho partido; no dudar en pedir ayuda a profesionales, ayudar a los demás para sentirse bella es muy gratificante.

 

Hoy la madurez la tengo como algo preciado, cuidando de mi vida y llenándola de cosas bellas. Una belleza más acorde con la edad, llena de elegancia y  equilibrio. Ese equilibrio transmite  una paz que solo percibe la gente que está contigo. Así es: madurez, divino tesoro. Déjate mimar y quererte; nos lo merecemos.

 

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