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Carmen Alborch: osada, moderna, valiente

“Me considero una mujer moderna, la modernidad la identifico con la conquista de derechos y de la felicidad”

Llego en tren a la ciudad en la que vive y ha desarrollado la mayor parte de su amplia y polifacética carrera profesional. Ella me espera en la estación. Es inconfundible. Ostenta ese título por derecho y mérito propio y lo custodia con una sonrisa. Siempre. Amplia. Llena de color. Porque el color resuena inevitablemente en el imaginario cuando uno dice su nombre.

Es catedrática de derecho, ha sido decana, diputada, senadora, directora del Instituto valenciano de Arte moderno, ministra, escritora, pero sobre todo y por encima de todo; ella misma: Carmen Alborch.

En el trayecto de Barcelona a Valencia, trato de recordar el año en que leí el que fuera su primer libro “Solas”. Apenas había empezado la universidad, y fue una lectura sin duda que me marcó. Uno de esos casos en los que el libro y el lector parecen estar condenados a encontrarse. Fue tal vez entonces cuando empecé a reflexionar, junto a la autora, sobre las dificultades de la mujer para alcanzar puestos de poder, consolidar liderazgos, estar y ser en el mundo de una manera diferente a como hacían antes, y tener una visión crítica de la posición que ha ocupado y ocupa el sexo femenino en nuestros días y también en épocas anteriores, en dos ámbitos el privado y el público.

A los pocos minutos de encontrarnos le confieso que desde entonces quería conocerla. Y a los pocos minutos también ya tenía la sensación de conocerla de toda la vida. Es cercana y divertida. Entusiasta. Le gusta la idea de seguir hablando de mujeres, y por supuesto de ser una de las que sirva de embajadora de la causa.

Cuando le pido que se defina, lo primero que me dice es su edad. “Soy una mujer de 68 años (…)” Un gesto más que la reconoce como una mujer osada, moderna, valiente y coherente. Que va un paso por delante siempre. Sin complejos. Al contrario. Su último libro habla de eso. Como una reivindicación de ser y estar.

Entiende la cultura como aquello capaz de impactar con más fuerza en los valores. “(…) a través de la cultura somos” el género como una cuestión política y la política como el servicio y cuidado de los demás. La cultura, la mujer, la libertad y la igualdad han sido y son los pilares de su motivación. Personal y profesional.

Después de conocerla, lo constato, Carmen es inconfundible.

“Soy una ciudadana de Valencia. En esta ciudad crecí, me formé y he vivido una buena parte de mi vida. Aquí también comencé a forjar mi compromiso vital y político con la igualdad y una sociedad más justa.

Soy el resultado de la combinación entre la educación convencional que recibimos la mayoría de las mujeres de mi generación -educadas para ser buenas madres y perfectas esposas- y un movimiento de liberación, en el que algunas participamos, rompiendo moldes en lo político, lo social, lo personal y lo cultural. Lo hicimos con convicción, alegría y esfuerzo. Trazando caminos ya irreversibles. Fuimos y en buena medida seguimos siendo, rebeldes con causa. El feminismo cambió nuestras vidas.

Disfruto con el arte y la cultura, el alimento del espíritu. Y me he sentido afortunada de poder contribuir a la democratización del acceso a la cultura, y apoyar la creación y el talento artístico, tan abundante en nuestro país. Poder conectar con tantas personas por las que sentía admiración y con las que establecí vínculos que afortunadamente permanecen.

Me encanta el cine, los libros, las plantas, el baile, la ópera, los mercados y la buena comida, y por supuesto el buen amor.

Digo muchas veces que la vida es como una montaña rusa. Y con la edad he ganado arrugas, serenidad y sentido del humor. Me considero una mujer moderna, la modernidad la identifico con la conquista de derechos y de la felicidad.”

#mujeresquecrean

Twitter: @Grelabravo

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