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Inma Cuevas, una actriz atenta a cómo respira el público

Es muy necesario mirar con ojos de esperanza el día a día

Inma Cuevas es una actriz que el público conocerá por su participación en la serie de televisión Vis a Vis durante varias temporadas o su aparición en Mientras dure la guerra, la última película de Amenábar. Sin embargo, tiene una larga y premiada carrera teatral que comenzó con la compañía Réplika Teatro, ha seguido de la mano de autores y directores consagrados, hasta llegar al estreno de Lo que tú nos dejas de Alba R. Santos en el Teatro Galileo este mes. Obra que da pie a esta entrevista y que parte de su colaboración con la ONG NUPA, que apoya a niños con fallo intestinal, alimentación parenteral y trasplante múltiple y a sus familias.

Antonio Hernández (AH) Resiliencia y empatía son dos palabras que aparecen en la sinopsis de Lo que tú nos dejas ¿por qué?

Inma Cuevas (IC) – Porque la mujer que protagoniza esta obra se ha tenido que enfrentar a muchos problemas a lo largo de su vida. Sin embargo, siempre sale adelante con una sonrisa y viéndole el lado positivo.

No solo es capaz de sobrepasar los muros o bloqueos que se le han presentado. También es capaz de ponerse en el lugar de los otros. Algo que es muy importante para evitar el conflicto y facilitar el diálogo.

Hay algo de la función que no se puede contar que tiene que ver con lo anterior. Un momento en el que ella tiene que dar un “sí” alto y claro a pesar del dolor que le provoca. Ella sabe que ese dolor es mínimo para el bien común que se va a generar.

Muchas veces somos egoístas. Pensamos que nuestro dolor es peor que el del resto. No nos damos cuenta que, abriendo un poco los ojos, mirando a tu alrededor, se va a generar una felicidad tremenda. Y esta a su vez le genera felicidad a uno mismo.

Es maravilloso poder disfrutar de la felicidad de los otros. La protagonista de la obra ayuda y ayudando se siente feliz, reconfortada y recompensada.

AH – Es un monólogo ¿verdad?

IC Sí, es un monólogo de Alba R. Santos. Es periodista, escritora y dirige NUPA. Una ONG que ayuda a los niños con problemas intestinales a los que hay que trasplantarles el tubo digestivo y a sus familias. Y con la que colaboramos el equipo de Kendosan Producciones.

La asociación española  NUPA ayuda a niños, adultos y familias afectadas de fallo intestinal, trasplante multivisceral y nutrición parenteral. Da apoyo integral a las familias afectadas, cubriendo todas sus necesidades básicas y ayudándoles a hacer frente al impacto social, económico y emocional que supone tener a un ser querido con una enfermedad rara.

Está muy presente en este monólogo ya que lo ha inspirado. Alba, la autora, se ha nutrido de muchas de las historias de esas madres. Esperamos poder concienciar a la sociedad sobre este problema. Lo más hermoso es el mensaje. Habla de lo importante que es ponerse en el lugar del otro y agradecer lo que vivimos. Y disfrutar de  las segundas oportunidades que nos da la vida.

AH ¿Las actrices os ponéis mucho en la piel del otro, es decir empatizáis mucho?

IC Si hablamos en el ámbito profesional, fundamentalmente hay que empatizar con el personaje que interpretas y con su realidad. Otra cosa es que no compartas sus ideales en tu vida, pero cuando lo interpretas tienes que ir a su favor. Sino no lo puedes comprender, ni transitar, ni vivir. Tienes que entender por qué es así. Vivirlo y que lo puedan entender los otros.

AH –Y en la profesión ¿se dicen muchos síes o más noes?

Siempre hay que estar a favor, ir a sumar y a escuchar, pero también hay que respetar el espacio propio. Igual que hay que respetar lo que hace el compañero.

A me gusta trabajar en equipo. Como actriz creadora propongo a partir de lo que me inspira y sumo con lo que mis compañeros me ofrecen y por supuesto a partir del punto de vista del director o directora de la obra. La labor de estos últimos es sumar las propuestas del equipo para hacer crecer la obra.

A mí me cuesta mucho decir que no. En mi vida y en el teatro. En general, disfruto mucho con lo que proponen los otros, pero si lo tengo claro trato de que mi idea o mi propuesta permanezca, como en la vida.

Cuando uno lo tiene claro camina fluyendo, no empujando. Todo se va colocando para que sea lo que tenga que ser.

Recuerdo cuando trabajé con Alfredo Sanzol en La valentía que él nunca forzaba cómo nos teníamos que colocar en el espacio. Entre todo el elenco encontramos una forma de movimiento que produjo lo que luego fue la obra a partir del texto, claro está.

Si se está abierto y sensible se consigue una forma que nadie impone, pero todo fluye. Cuando algo se quiere hacer a la fuerza, las cosas no salen.

AH ¿Dónde aprendió esta forma de trabajar?

IC Estudié en la escuela Réplika Teatro, donde se aprende desde el hacer y desde la práctica. En esta escuela repetían mucho que ellos podían enseñarnos ciertas cosas, pero que donde se aprende es haciendo y en el escenario.

Por ejemplo, en ninguna escuela se aprende cómo se escucha al público. Se aprende haciendo funciones. Es en escena donde uno es consciente del reloj interno que tiene, la medida de las cosas, de los silencios.

También está la vida. Creo que me he estado poniendo en el lugar del otro desde que era pequeña en el colegio. Es ahora cuando me he dado cuenta de que eso es super importante para mí. Durante la pandemia y después del temporal de nieve que ha sufrido Madrid.

Por el simple hecho de que un vecino te de una pala para quitar la nieve de la calle y lo hagamos juntos. Una persona que no conocías de nada, pero que, al igual que tú, sabía que quitar la nieve no solo nos beneficiaba a nosotros dos, sino que también sería beneficioso para el resto de los vecinos.

Cuando trabajas en equipo todo es mejor. Cuando no trabajo en equipo sufro mucho. Si hay muchas individualidades que reman solo para su beneficio, me cuesta.

Puede sonar naif, pero también creo que es fundamental trabajar desde el amor. Disfruto mucho cuando hay armonía en el escenario y todos remamos hacia el mismo lugar. Es cierto que no siempre es así. Puede que haya fuerzas distintas. Sin embargo, siempre debe haber entendimiento.

AH- ¿Qué recuerdos tiene de Réplika?

IC – Maravillosos. El año anterior me había presentado para entrar en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) de Madrid. Había aprobado con nota, pero solo accedían diez de los cuatrocientos que nos habíamos presentado.

Como no me cogieron, hice la carrera de turismo. No me preguntes por qué, aunque creo que me ayudó a reforzar mis ganas por ser actriz. Cuando acabé hice la prueba de acceso para entrar en la escuela Réplika y la pasé. La idea era estar un añoformándome a tope y volver a presentarme a las pruebas de la RESAD.

Ese primer año me gustó tanto Réplika, que ya no me presenté a la RESAD y me quedé allí. Es una escuela en la que como te he dicho se hacen muchas prácticas. Estás todo el rato trabajando con tus compañeros, creando.

Disfruté mucho de todas las asignaturas. Me entusiasmaba poder obtener una técnica, algo que había querido tener desde que era adolescente. Tener herramientas para decir bien el verso, mejorar la base de danza o analizar un texto.

Cuando acabé, me llamaron para trabajar con ellos. Y estuve cuatro años de gira con Alicia y Alicia atraviesa el espejo [basadas en Alicia el país de las maravillas y Alicia a través del espejode Lewis Carroll, respectivamente].

Con estas dos funciones viajé por todo el país de un lado a otro. Trabajamos mucho. Hacíamos dobles funciones. Incluso tres. Dos matinales para colegios y otra a la tarde para público general. Tengo grandes recuerdos de aquellos tiempos en los que hice muy buenos compañeros.

AH ¿Por qué dejó Réplika Teatro?

IC – Se iban acabando los bolos de Alicia y empecé a buscar trabajo. Lo primero que hice fue una gira con Teatro del Finikito, una compañia de Alcalá de Henares.

Luego José Luis Sáiz, mi profesor de verso en Réplika , me dijo que se iba a hacer un casting para Mujeres, la serie de Dunia Ayaso y Félix Sabroso producida por El Deseo, la productora de Pedro Almodóvar. En esa época tenía veintiocho años y buscaban una actriz de diecisiete. José Luis que tiene muy buen ojo, me insistió en que tenía que conseguir una prueba con la directora de casting, y que si llegaba la oportunidad tenía que presentarme a las audiciones diciendo que tenía20 años.

Afortunadamente me convocaron a una primera prueba. Preparar la audición fue una experiencia muy loca. Estaba en Soria y tuve que pedirle al taquillero de la estación de autobuses que me dieran el número del fax para que me pasaran el texto. No es como ahora que todo lo tienes en el móvil. Para acercarme a la idea de personaje que necesitaban rastas me fui a casa de una amiga a buscar ropa, me compré muchas pulseras, me puse rastas y muchas más cosas.

Me dieron el papel tras una semana de pruebas. Cuando la directora de reparto me preguntó cuántos años tenía le dije que tenía 20, una mentira piadosa.

Se enteraron de mi edad en el momento de firmar el contrato. Se preocuparon mucho porque pensaban que Televisión Española les iba a poner problemas. Fue Dunia la que zanjo el asunto diciendo: “Si yo me he creído ante una cámara que tiene diecisiete, España entera se lo va a creer.” Gracias a eso hice una serie maravillosa durante 8 meses. Prácticamente creé otra familia nueva.

Por tanto, no abandoné Alicia. Lo que pasó es que se fue diluyendo y empecé a grabar. Nunca pensé que fuera a hacer televisión y mucho menos cine. La vida te depara grandes sorpresas.

AH – Usted tiene una larga carrera teatral, sin embargo, cuando se entra en el currículo de su página Web lo primero que aparece es el cine que ha hecho, luego la televisión y por último el teatro ¿por qué?

IC – No hay ninguna razón personal. Supongo que lo hago así porque así me lo habrán pedido alguna vez los directores de casting. Primero el cine, luego la televisión, le sigue el teatro y se termina con la formación.

Hace muchísimos años hice un taller con Ramón Quesada en Arte4 y Luis Gimeno nos enseñó como debíamos presentar nuestro material, tanto las fotos, como el currículo y el videobook para ser lo más claros y ordenados posibles. A mí me ayudó muchísimo. Creo que un actor también debe saber cuidar su material de trabajo, tenerlo actualizado siempre, ser concretos y ordenados.

AH – Usted ha trabajado con muchos buenos directores de teatro como Sanzol, Bielski, José Carlos Plaza, Carme Portaceli, Yayo Cáceres, Gon Ramos ¿Cómo se consiguen esos proyectos? ¿Mediante audiciones?

IC He de confesarte que he hecho muy pocas audiciones a largo de mi carrera. Nunca me he movido pensando que el objetivo era hacerlas. Ahora la gente joven está obsesionada con hacerlas y en cómo acceder a ellas. En vez de pensar en formarse y en saber de este oficio desde cero. Algunos tienen mucha prisa. También es cierto que hay muchos caminos para trabajar en esta profesión. Es bueno que cada uno busque su forma.

En mi carrera un trabajo me ha llevado a otro. Por ejemplo, en Historias de Usera que dirigía Sánchez-Cabezudo hice un texto de Sanzol, al que a penas conocía. Pero me vio y posteriormente me llamó para trabajar en La Valentía con él. A Carme Portaceli tampoco la conocía. Me había visto trabajar y me llamó para Mrs. Dalloway.

En mis comienzos me hice un cuaderno que todavía guardo como oro en paño. En el mismo apuntaba todos los directores artísticos de los teatros, los productores y los representantes de entonces con sus datos de contacto. Les llamaba uno a uno o iba a sus puertas buscando oportunidades con un videobook en VHS, mi carpeta con fotocopias en color, que por cierto, en ese momento me costaban un dinero, el currículo y las fotos.

Era un trabajo de oficina. Los llamaba para ver si tenían proyectos o me podían representar. E iba apuntando lo que me decían: si tenìan proyectos o si me emplazaban a llamarlos en un mes. Incluso les invitaba para que vinieran a ver lo que hacía en Réplika.

Estuve así hasta que me llamó María José Zulueta, mi primera representante. Con la que he estado diez años. Con ella empecé a hacer más televisión. Sin embargo, en el teatro creo que me llamaban por el trabajo que me veían hacer en escena. En este sentido, he sido muy afortunada.

Claro que hay directores y directoras con los que me gustaría trabajar. En la actualidad, he aprendido a hablar con ellos de tú a tú. Entonces no, me daba mucho reparo, pero aun así los llamaba.

Pienso que el haberme mantenido activa ha hecho que vaya de un trabajo a otro. El otro día lo comentaba con un amigo. El trabajo surge cuando plantas una semilla, eso te da la posibilidad de crecer y acceder a  otro trabajo, cuando trabajas en equipo. Esto para mí es fundamental. No es premeditado. A mí me sale así, a parte del trabajo que haga en escena, hay que saber ser cuando estás fuera.

AH –¿Qué le ha aportado tener un representante?

IC Me ha permitido hacer cosas que si hubiera estado sola no hubiera hecho. Somos muchísimos actores y los directores de casting necesitan ubicarnos. A veces, cuando no tienes representante, estás desaparecido, como si no existieras. Los representantes te dan visibilidad.

Además, te enseñan otra cara del trabajo. María José Zulueta me ha enseñado como ser mejor persona, a crecer y evolucionar en la profesión. Cómo hacer el trabajo en otros medios. En el teatro lo controlaba más, pero en el audiovisual hay otras formas de hacer y hay que aprenderlas.

Ella también me decía que me ocupara de lo que me tenía que ocupar. Que hiciera bien mi trabajo en el plató y en el escenario, que ella gestionaría los contratos y pondría la cara ante de los directores de casting y las productoras.

En la actualidad mi representante es Jesús Sala, mi pareja. Juntos llevamos la productora Kendosan Producciones. Por otro lado, es el que mejor me conoce y sabe lo que necesito. Hemos convivido y ha visto en qué consiste el trabajo de una actriz. No creo que pudiera tener otra persona mejor a mi lado.

AH – ¿Para qué necesita una actriz montar una productora?

IC – Todo nació de la manera más casual. Lo que pasa es que luego engancha. Y piensas que quién mejor que tú para generar los proyectos que quieres y deseas.

Llegó un momento en que necesitaba más. Teníainquietud y ganas de seguir haciendo cosas.

Un día me topé con el texto de Constelaciones de Nick Payne que compré en el National Theater de Londres en uno de los viajes que hice a esa ciudad para ver teatro. Un texto que también le gustó a Fran Calvo, compañero de profesión, y empezamos a imaginar que alguien nos lo podría montar. Entonces Jesús Sala nos dijo que porque no dejábamos de imaginar y lo montábamos nosotros.

Eso hicimos. Lo pusimos en pie y nos dio muchas alegrías. Con ella aprendimos todo lo que se necesita para producir un espectáculo. También me hizo ponerme en otro lugar. Sentir que a pesar de ser artista tenía que aprender a vender manzanas”. Ahí descubrí lo duro que es el trabajo de producción. No es tan mágico y evocador como el de actriz, el de subirte a un escenario y escuchar al público. No tiene nada que ver.

El producirla fue duro pero el balance fue positivo. Estuvimos un año con la función y ganamos muchos premios. Además, vino mucho público a verla, tenemos anécdotas maravillosas de lo que compartíamos con los espectadores después de la función.

Lo más importante es que nos dimos cuenta que podíamos ser creadores y productores de historias hermosas y necesarias. Un proyecto alrededor del que se ha ido juntando gente con talento con la que queremos seguir trabajando. Que nos permite no tener que esperar a que otros hagan los proyectos que nos gustan. Los hacemos nosotros.

Eso nos ha permitido llegar hasta aquí y levantarLo que tú nos dejas. Un texto que nos fascina, que tiene un mensaje social y que sabemos que va a llegar al público. Nos hace felices porque nos permite ayudar, algo que necesitamos hacer.

AH ¿Cómo le ha influido el trabajo de producción en el trabajo que hace en escena?

IC Sí que me ha influido. Antes no apreciaba tanto lo que cuesta salir de gira. Pienso mucho en Socorro Anadón y Jarek Bielski que fueron los primero con los que salí de gira. Ellos hacían muchos esfuerzos económicos para pagarnos y tratarnos bien, aunque no cobraran de los ayuntamientos y pasaran apuros económicos. Levantar un espectáculo supone mucho esfuerzo. Da muchos quebraderos de cabeza y problemas económicos.

He tenido mucha fortuna y siempre me han cuidado muy bien. Ese trato me ha enseñadocómo quiero hacer las cosas. Por este motivo, evito hacer lo que no me gusta que me hagan. Cuidamos al equipo. Pagamos los ensayos a los actores y les damos de alta [en Seguridad Social] durante los mismos. Cosa que no siempre me ha ocurrido a mí, situación que no me gustaba, pero aceptaba porque tenía que entrenar, trabajar.

Desde esta perspectiva, se sufre mucho cuando alguien te dice que tiene que cerrar un teatro, que tiene que disolver una compañía. Sabes lo que significa esto, y es que hay veces que no se puede seguir.

También me condiciona la forma en la que veo un espectáculo, cuando me siento en la butaca disfruto del espectáculo y lo valoro aún más porque sé lo que cuestan las cosas, a todos los niveles.

AH ¿Y qué ha hecho que Kendosan Producciones se haya metido en la producciónde Lo que tú nos dejas? ¿Y qué espera que reciba el público?

IC – Acabamos un poco como empezamos. Es un texto con mucha empatía. Muy vital. Muy esperanzador. En estos momentos es muy necesario mirar con ojos de esperanza el día a día.

Por un lado, es un texto creado por una persona muy vitalista. Que siempre tiene una sonrisa en la cara. Que lucha y se esfuerza por hacer el bien. Y en Kendosan creemos como ella que hay que hacer las cosas bien siempre y desde el amor.

Por otro lado, nos hace sentirnos bien el hablar de algo tan importante desde el teatro, el lugar que conocemos suficientemente para poder hacer bien las cosas. Nos da la posibilidad de lanzar al espectador un mensaje positivo y de esperanza, como este, para que salga con una sonrisa del teatro y queriendo ser mejor persona.

 

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