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Palabras

A veces, las palabras pueden hacer daño. Pero los silencios también.

Las palabras son uno de nuestros mayores tesoros. Nos dan libertad. Y riqueza. Pueden ser todo. Y nada.

A través de las palabras podemos expresar infinidad de cosas. Pueden ser palabras de amor, de odio, de alegría, de temores, de consuelo, de sueños, de dudas, de pasiones…

A veces las palabras no se dicen. Podemos expresarnos de muchas otras formas, sin tener que hablar. Pueden ser palabras escritas, cantadas, pintadas… No hay límites para expresar nuestros sentimientos. 

Hay muchas personas (entre las que me incluyo) a las que les cuesta hablar cuando quieren expresar sentimientos. Los pensamientos vienen a nuestra mente, pero se quedan atrapados en nuestras cuerdas vocales, sin poder salir, atenazados por el miedo. Entonces, a través del teclado, del lápiz, del bolígrafo o de la pluma, las palabras fluyen. Desbocadas, sin freno. Otros transforman esas palabras en melodías, en canciones, en cuadros, en fotografías… Cualquier forma de arte. Cada uno tiene su forma de expresar esas palabras que no se atreve a decir. 

Una mirada, un gesto, un abrazo, una lágrima… pueden decir tantas cosas. Y sin decir una palabra. No hace falta decirlas, sólo hay que expresarlas, dejarlas salir de nuestra mente del modo que dicte nuestro corazón. Sentirlas. Dejar que fluyan. Guiarlas por ese camino desde nuestro cerebro al mundo exterior.

Libérate. Exprésate. Deja salir esas palabras que se tropiezan en tu mente torpemente. Da igual cómo lo hagas. Habla, escribe, canta, baila… Tus palabras, aunque no las digas, quieren salir a la luz. Deja que fluyan.

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Pero yo digo: están en el aire. Nos acompañan. De infinitas maneras…

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