Tengo un abrazo guardado para cuando creas necesitarlo, un rincón en mi oído para tus historias y unas horas para compartirlas a tu lado.
Tengo una mirada de consuelo para los días tristes del otoño, un poco de calor guardadoc cuando empieces a sentir frío,
y esas palabras que ha veces te enfadan pero te curan el miedo al mundo.
Tengo el viento que tanto detestas, atrapado y sujeto para que no alcance a alterar tu sueño
y la siesta del fin de semana mientras el sol lame tímido la piel de tus brazos.
Tengo los recuerdos que no quieres,
aquellos problemas que te pesan y no te dejan reír con desahogo.
Y también poseo el respeto de olvidar pedir para dar generosamente
y así, agradecer y tratar de hacer un poco mejor, el tiempo que caminamos en la misma dirección.
En la misma dirección
