Es curioso que a la gente le sorprenda la buena relación entre dos “ex”. Parece que lo normal es que eso no pase y yo me niego a pensar que tenga que ser así.
Cuando alguien se lleva bien con su “exmujer”, “exnovio”, “expareja”… parece digno de admiración, como si fuese toda una hazaña, algo casi imposible y al alcance de muy pocos. Pero ¿no debería ser eso lo normal?
Hay infinidad de motivos por los que dos personas dejan de estar juntas. Tantos como tipos de parejas. Uno puede dejar de estar enamorado, pero ello no implica mandar todo a la mierda. No es tan fácil (o no debería serlo) pasar del amor al odio. En medio hay todo un abanico de posibilidades, y tirarse los trastos a la cabeza debería ser la última.
Y no entiendo por qué esta sociedad está tan acostumbrada a que referirse a los “ex” lleve implícito connotaciones negativas. ¿No debería prevalecer, siempre, lo positivo sobre lo negativo? Debería resultarnos tristemente asombroso que alguien insultase a su expareja o que le hiciese la vida imposible, no que vaya a tomarse un café con ella o se vayan de fiesta juntos o que se traten con cariño. Así debería ser. Donde hubo amor no debería haber sitio para el odio.
Cuántas veces oímos sobre alguien que se ha separado esa típica frase de “se llevan bien (o mantienen una relación cordial) por sus hijos”. Qué triste. Lo ideal sería que se llevasen bien porque sí, porque hubo amor y ha dejado ese poso de afecto que hace que dos personas puedan ser amigas después de haber mantenido una relación amorosa y ésta se haya acabado. Sé que hay casos en los que esto llega a ser totalmente imposible; pero deberían ser los menos, la excepción, lo fuera de lugar, lo poco probable. Lo ideal sería llevarse bien.
Ojalá algún día el prefijo “ex” sume en positivo y no en negativo. Pero me temo que para esta sociedad de hoy en día esto de la buena relación entre “ex” le parece una “excentricidad”…