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Inspiración? Alma?… Vacío…

Mujeres con alma, mujeres que inspiran… A veces les tengo envidia, envidia sana. ¡Ah! Se llama admiración. Pues eso, las admiro, pero a veces es con tanta intensidad que deriva en rabia. Pero no rabia hacia ellas, sino hacia mí. Leo historias, artículos, experiencias, redactados por ellas unas veces, otras son las protagonistas, y en múltiples ocasiones son ambas cosas. Manejan el vocabulario de tal forma que mezclan delicadeza con contundencia en las exactas proporciones, haciendo que combinen y dancen en un baile para la razón y los sentimientos. Te hacen pensar, te hacen sentir de tal manera que, simplemente con palabras, sin gestos ni miradas, consiguen que hasta tu cuerpo, en su forma más física, reaccione; la carne de gallina, una lágrima que se escapa sin permiso, una sonrisa que aparece sin avisar.

Inventan expresiones nuevas con tal naturalidad que parece que llevan toda la vida esperando ser inventadas, como si hicieran magia con el lenguaje. Y lo mejor, es que transmiten ideas fantásticas, pero fantásticas no de fantasía, sino de genialidades, sentimientos en los que te ves claramente reflejada, pero nunca has encontrado la manera de poderlo expresar sin que pareciera una redacción de colegial de primaria. Y allí están ellas, consiguiendo reflejar ese maravilloso paisaje del bosque en otoño, con toda su esencia y toda su magia, mientras que yo, ni con mil fotos sería capaz de transmitir.

Leo sobre mujeres que lucharon, unas triunfaron y lo pudieron celebrar, otras lo consiguieron, pero no llegaron a verlo, otras siguen en ello… Todas con sus ideales, con sus valores, con unos objetivos bien marcados en su vida, con las ideas claras sobre quiénes son ellas, cómo son, qué quieren, qué no quieren y hasta dónde están dispuestas a llegar para conseguir sus objetivos. Están orgullosas de sí mismas, se sienten plenas y satisfechas y así lo reflejan. Las admiro, sí, y llego a la envidia, sí, pero sana. Porque no hay nada peor que descubrir que cuando te preguntan que qué esperas de la vida, no sabes qué contestar. Ya abandoné un objetivo laboral porque, aunque he conseguido cosas, no me han llenado ni como mujer ni como persona, y, además, las sendas derrotas de los últimos tiempos no facilitan la tarea. Me doy cuenta de que llevo años dejando que la vida discurra y, sí, aún queda algo en mí, algo que se rebela, que me hace moverme y aferrarme a las oportunidades de disfrutar de la existencia. Lo malo es que ya no las busco porque, entre otras cosas, ya no tengo claro qué buscar. En ocasiones, me dan como espasmos morales y me lanzo a emprender alguna aventurilla en la que poca gente me apoya y que, aunque salgo inicialmente victoriosa, deriva en que todo se queda igual, quizás con algún conocimiento más…

Antes, mucho antes incluso de la aparición de esta comunidad, ya me sentaba a escribir. Mal o bien, me aliviaba el alma. Ahora me siento y el vacío ha llegado hasta mis dedos. Aún me quedan sentimientos, aún me queda rebeldía, pero temo que también se apaguen cualquier día…

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