fbpx

Los amigos

La familia es la que te toca; los amigos los eliges…

Frase más que manida, pero totalmente cierta. Hay amigos que son más que amigos. Realmente, son familia. Y no hablo de los amigos en general, si no de los buenos amigos, los de verdad. Porque, hoy en día, la palabra amigo se está ampliando demasiado y, a veces, el concepto no se corresponde con la realidad. Se puede ver en las redes sociales, por ejemplo. Hay gente que tiene cientos e incluso miles de “amigos” en Facebook. No, perdón, eso no son amigos, eso debería tener otro nombre. La mayoría son, simplemente, conocidos; y, a veces, ni siquiera eso.

Los amigos de verdad son los que siempre están ahí, aunque no los veas. Incluso aunque no hables con ellos en mucho tiempo. Son aquellos con los que compartes las alegrías y las penas. Que te hacen reír, disfrutando los buenos momentos; o lloran contigo en los peores. Que comparten contigo confidencias o silencios. Que aplauden tus éxitos o mitigan tus penas. Que te dicen las cosas a la cara, pero no te dan consejos a menos que se los pidas. Que no necesitan explicaciones. Ni excusas. Que saben hablar, o escuchar, o callar cuando hace falta. 

A lo largo de los años vas haciendo nuevos amigos. Otros se pierden en el camino. Y los mejores permanecen. Cada uno aporta algo a tu vida. Posiblemente, tus mejores amigos no se parecen a ti. No tienen tus mismos gustos. No visten como tú, ni escuchan la misma música que tú. No compartís exactamente las mismas aficiones ni, a lo mejor, la misma ideología política. Entonces te preguntas: ¿por qué sois amigos? Es extraño, a veces no se encuentra una explicación coherente. Simplemente, con los buenos amigos te sientes a gusto, sin más. Hay una conexión especial sin motivo aparente.

Un buen amigo es el que no necesita preguntarte cómo estás. Él lo sabe. Es aquel que te ofrece su ayuda sin pedírsela. Con el que, a veces, discutes; pero siempre acabáis solucionando los conflictos. Podéis pasar meses sin veros, pero el siguiente encuentro transcurre como si os hubieseis visto ayer.

Los lazos de sangre atan. A veces, aprietan y pueden llegar a ahogar. Pero los lazos de la amistad son como los que se le ponen a un paquete de regalo. Sirven para embellecer el envoltorio… Son el regalo que nos da la vida y debemos conservarlos como un tesoro.

Así que, brindemos por los amigos. Sean pocos, muchos, antiguos, recientes… Pero, sobre todo, que sean buenos amigos.

BUSCAR