Me abres las heridas
que traté de cerrar con fe,
rompes la calma
que guardé en el armario
para que no las despertaras
y, rasgarses así la fina piel
con la que intentaba olvidar mi pasado contigo.
Me abres un vacío bajo los pies
por el que regreso de nuevo a los infiernos.
Lugar conocido y pisado ya varias veces.
Cortas las uñas
con las que vuelvo a agarrarme a la vida,
mis torpes intentos
de salir en pie de todo.
Cubriendo de niebla el pasado,
quitando capas a mi consciente
que tirita de frío sin saber el porqué.
Sin embargo sigo,
hago el esfuerzo de ser mejor que entonces,
de ser en solitario después del tú y yo
que siempre fue solo tú.
Me arrastro e intento incorporarme
con una obstinación rebelde,
con una inocencia creada de experiencia.
Un olvido y pérdida voluntaria.
Y piso los charcos
que llenaste con mis lágrimas pasadas.
Buscando un nuevo camino
que no resulte cercado, otra vez.