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Familia y hogar

Hace unos días una amiga me escribió, pidiéndome mi opinión (profesional) para ayudarle a elaborar su intervención en una ponencia sobre modelos de familia.
– Nuevos modelos de familia- me dice.
– ¿Cómo afecta psicológicamente a los hijos? – me pregunta.
– ¿Afecta?- le respondo.
No afecta, desde la connotación negativa. Yo diría que les influye al ofrecerles distintos modelos de referencia.
Durante los 5 primeros años de vida, se establecen las principales conexiones neuronales, y el mayor número de aprendizajes, no sólo cognitivos y motores, sino también emocionales.
Tanto que en buena medida condicionarán el resto de relaciones, afectos, desarrollos y aprendizajes, que se den en nuestra vida adulta.
En mi opinión, lo realmente importante en la crianza es el vínculo. Un vínculo estable, sólido y coherente. Es lo que llamamos apego seguro.
Poder crecer en un entorno que garantice tu integridad física a la par que tu capacidad de explorar, experimentar y aprender.
Es en el grupo, en el núcleo más cercano, donde se construirán las estructuras de nuestro desarrollo emocional y psicológico.
Sin importar que nuestro cuidador principal sea hombre, mujer, uno o dos. Mientras se den las condiciones ambientales óptimas, la relación afectiva será en cada caso única y distinta.
Los niños tienen una capacidad tan asombrosa como innata de adaptación. Y de asimilar las experiencias con las que conviven.
En la medida que la sociedad sea capaz de integrar todos los modelos y ‘variantes’ de familia, éstas serán realidades naturales.
Familia y Hogar son dos conceptos en realidad intangibles. Trascienden la consanguinidad y la delimitación física que habitamos.
Familia y Hogar es aquel espacio en el que crecemos y amamos. Sintiéndonos amados también.
Y la vida es crecer cada día.
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