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Familiarmente familia

No hace falta tener lazos de sangre para ser familia.

Posiblemente, si le preguntas a la gente qué es lo que más ha echado de menos durante el confinamiento la mayoría responderá que “la familia”. Y aunque muchos hayan estado confinados junto con sus familiares (al menos, con los que convivían), otros tantos han estado lejos de los suyos. Padres sin ver a sus hijos, abuelos sin abrazar a sus nietos, incluso parejas separadas por temas laborales y sanitarios que se convertían en  un riesgo potencial.

La familia… la familia es la que tienes. Puede ser grande o pequeña, puedes quererla o no… pero es la que te ha tocado. Aunque hay otro tipo de familia: los amigos. Los amigos son la familia que tú eliges, y en algunos casos, llegan a ser algo más.

El concepto familia ha variado a lo largo de las últimas décadas. Hace años, cuando se hablaba de familia se pensaba en un matrimonio (hombre y mujer) con hijos, pero hoy en día las familias son de lo más variopintas y todas   igual de válidas. Hay familias compuestas por dos hombres, por dos mujeres, un único padre o  madre, con hijos, sin hijos, con mascotas… Una familia puede estar formada por tres amigas que estudiaron juntas en la facultad y conviven y están unidas en los buenos y en los malos momentos. Incluso se puede crear una familia con vecinos.

No hace falta tener lazos de sangre para ser familia. Puedes tener familia que ni conoces, con la que no te une absolutamente nada, y, sin embargo, tener amigos que lo son todo, que te acompañan en las penas y en las alegrías, que te conocen y te quieren (y los conoces y los quieres) de todas maneras.

Tu familia se puede limitar a tu pareja y tus hijos o ampliarse a padres, hermanos, tíos, primos, sobrinos, amigos…

La familia la forma quien está contigo,  sea de cerca o de lejos; os veas a diario o pasen meses o años sin verlos, pero hay un hilo irrompible que os une. Sea dolor o sean risas. Familia es quererse… aunque la sangre no se mezcle.

 

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