Dicen mucho de ti. Muestran tu personalidad, dan una buena imagen de ti misma… De hecho, el 90% de la comunicación y las relaciones humanas se realiza a través del cuerpo, y las manos ocupan un lugar primordial en ese lenguaje. No dejes que la edad, el contacto con agentes irritantes o el frío las dañen. La solución para mantener en buen estado ese gran tesoro está, nunca mejor dicho, en tus manos.
En pleno invierno sufren más
El principal problema en esta época del año es la sequedad, que aparece por la falta de lípidos (o grasa) de la piel del dorso. Este déficit puede ser constitucional (si tu piel fabrica pocos lípidos) o el resultado del paso de los años (la dermis disminuye la producción de grasa) y los hábitos inadecuados. Por suerte, aportar hidratación es muy sencillo.
Texturas ricas. A la hora de elegir una crema para las manos, en los meses de frío escoge las más untuosas. Contienen una mayor proporción de componentes grasos como mantecas, ceras y aceites vegetales. Conviene que también incluyan activos como las ceramidas que refuerzan su manto hidrolipídico, evitando que se “escape” agua y se deshidraten aún más.
Dúos que funcionan antes de dormir
No hay mejor inversión que dedicar unos minutos a tus manos al final del día para darles un cuidado más intenso. Y para ello resulta muy eficaz combinar dos productos en la misma sesión. Estas son las mejores parejas:
– Crema de manos + aceite corporal. Si están muy estropeadas, posiblemente una crema sencilla se queda corta, ya que tu piel necesita nutrición extra. ¿Qué hacer? Por la noche, mezcla un par de gotas de tu aceite corporal (100% natural, preferentemente) con la crema de manos y hazlo penetrar frotándolas.
– Exfoliante + mascarilla hidratante, para dejar las manos muy suaves. Igual que haces en el rostro, elimina periódicamente (cada 10 o 15 días) las células muertas que se acumulan en el dorso de la mano. Utiliza la misma crema exfoliante que usas en la cara o una fórmula específica para las manos, que son más densas y tienen gránulos algo más grandes que las exfoliantes del rostro. Humedece las manos con agua tibia y trabaja con suavidad la crema, especialmente en las zonas con durezas como los laterales de los dedos y alrededor de las uñas. Después de aclarar con agua tibia, aplica la mascarilla en el dorso de la mano y los dedos y no la retires hasta el día siguiente.
– Sérum + crema antiedad. Uno de los signos delatores de la edad es el aspecto de las manos, ya que estas suelen estar más envejecidas que la piel de la cara. Si quieres restarles unos años, aplícales el mismo tratamiento rejuvenecedor que utilizas para el rostro. Una vez a la semana, extiende unas gotas de tu sérum antiedad (con vitaminas, péptidos, aclarantes, etc.) en el dorso y, a continuación, tu crema antiarrugas. Los resultados se observan desde el primer día (mejor textura, manchas difuminadas y más turgencia) aunque si quieres potenciarlos mantén esta rutina 1-2 veces por semana.
Evita los malos hábitos que las dañan
Algunas costumbres que quizá repitas a diario sin darles importancia pueden estropear su fina piel. Estas son las más perjudiciales:
Elegir agua muy caliente y mantenerla en contacto con las manos mucho tiempo.
Ponerte gel de manos con químicos espumantes como los sulfatos, resecan mucho.
Usar los secadores de aire de los lavabos, en especial si es caliente.
Aplicar colonia o productos con alcohol en el dorso.
Gestos que SÍ deberían ser habituales
Abandonar las malas costumbres anteriores y poner en práctica los siguientes gestos es básico para mantener las manos hidratadas en invierno:
Utiliza jabones lo más suaves posible: sin sulfatos, con activos reengrasantes…
Sécalas bien después de lavarlas haciendo presiones suaves con la toalla.
Usa la crema de manos cada vez que te las laves. Para acordarte, déjala junto al jabón.
Aplica fotoprotector para evitar las manchas.
Guantes para todo, el mejor escudo
En belleza se cumple el refrán “más vale prevenir que curar”. En otras palabras, siempre es más eficaz tomar precauciones que reparar los daños una vez que se han producido. Por eso los mejores aliados para salvaguardar el buen estado de tus manos son los guantes, ya que sirven para:
Aislar del frío del ambiente. Además, si los llevas a diario puedes ahorrarte el uso del fotoprotector en el
Proteger la piel de cortes y durezas cuando realizas determinadas actividades como la jardinería y el deporte (utilización de máquinas en el gimnasio, pesas, etc.).
Realizar las tareas domésticas: limpiar el polvo, fregar los platos… El contacto con el polvo y el agua deshidrata y envejece la piel. Ponte los guantes incluso si vas a estar solo unos minutos realizando estas
Manipular productos irritantes como la lejía, los limpiadores del hogar y, sobre todo, los tintes capilares. Estos últimos pueden ocasionar dermatitis de contacto, por lo que es importante que tus manos no toquen en ningún momento el producto. Póntelos antes de preparar la mezcla del tinte y no te los quites hasta después del lavado y el aclarado del cabello.
¿Están castigadas? Trucos que disimulan
Mientras los cuidados que te proponemos hacen efecto, puedes poner en práctica estos trucos que desvían la atención de las manos y ayudan a disimular las imperfecciones.
Evita los anillos grandes y llamativos. Estos complementos únicamente quedan bien en manos impecables.
Cubre las manchas. Un poco de corrector o de base de maquillaje en el dorso de la mano hace milagros.
Destacados:
–No temas “abusar”. En cuanto notes la piel seca, aplica una cantidad generosa de producto y hazla penetrar bien
–Con el frío las manos se resecan mucho. Usa cremas más grasas
–¿Están algo hinchadas?
Los aceites esenciales de manzanilla y lavanda alivian el dolor y la hinchazón al final del día, sobre todo si tienes artrosis.
–Una dieta rica en frutas aporta las vitaminas y el agua que necesitan
Ganar belleza en una sesión
Si te preocupan la sequedad extrema o las manchas, en los centros de medicina estética realizan tratamientos que dan buenos resultados.
Súper hidratadas. Grietas, asperezas, picor y arrugas mejoran con las infiltraciones de ácido hialurónico de baja densidad, que reponen este elemento que la piel va perdiendo con los años de forma gradual.
Sin manchas oscuras. Se eliminan con los láseres Alejandrita Q-Switched y Neodimio Yag. Se forman unas pequeñas costras que caen al cabo de unos días.
Más “rellenas”. Al envejecer, las manos pierden el tejido graso, lo que va marcando las estructuras internas (tendones y venas) y la mano se ve huesuda y con nervios superficiales. Se infiltran sustancias como el ácido hialurónico y el dorso queda visiblemente más liso.