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Aintzane Garreta, una actriz polifacética

El miedo se supera tomando las riendas y decidiendo enfrentarse a él.

Aintzane Garreta es la ayudante de dirección y técnico de La petite mort, obra que se repone en el Teatro Lara hasta finales de mayo. Una profesional que dejó Pamplona, familia, los estudios de ingeniería técnica de telecomunicaciones y un trabajo bien remunerado de ayudante de dirección en una empresa para irse a Madrid a estudiar interpretación en el Estudio Recabarren. Desde entonces ha hecho de todo en el teatro, el cine y la televisión llegando a ser la jefa y técnica de sala y diseño de luces y sonido en los Teatros Luchana. Incluso ha tenido unpersonaje secundario recurrente en las dos últimastemporadas de la serie Vis a vis.

Antonio Hernández (AH) ¿Cuál es su rol en La petite mort?

Aintzane Garreta (AG) Soy la ayudante de dirección, la jefa técnica, de sonido y de iluminación.

AH – ¿Cómo llegó a este proyecto?

AGTanto el director, Eduardo Recabarren, como la actriz protagonista, Natalie Pinot, nos conocemos de la escuela Estudio Recabarren. El primero la dirige y los tres somos profesores de interpretación en la misma. En mi caso de interpretación ante la cámara.

Con Eduardo, además, he trabajado más veces. He sido la ayudante de dirección y la jefa técnica de sus últimos montajes. Así que cuando me llamaron para el proyecto acepté.

AH – Es usted actriz, directora, ayudante de dirección, técnica ¿tiene que desarrollar tantas actividades por la precariedad que hay en el sector?

AGEn parte sí, pero también porque creo que el trabajo trae trabajo. Y porque esté haciendo lo que esté haciendo siempre estoy aprendiendo. Y lo que aprendo en un aspecto de la profesión me sirve para cuando tenga que ejercer cualquiera de los otros.

Por ejemplo, cuando ejerzo como técnica en una obra la veo una y otra vez. No te puedes imaginar lo que he aprendido así de interpretación, de cómo adaptar un texto, de cómo dirigirlo.

AH – ¿En su currículo pone que usted estudió ingeniería técnica de telecomunicaciones en la rama de imagen y sonido en Pamplona?

AG Sí, aunque no la terminé. Me quedan diez asignaturas para tener el título. No lo hice porque, aunque era la especialidad de imagen y sonido, tenía una orientación y unos contenidos muy de telecomunicaciones.

Así que paré y me fui con una mochila a dar la vuelta al mundo. Y al volver estudié finanzas y administración de empresas con la que conseguí una beca de un año para irme a Irlanda como contable. Una beca que acepté porque me permitía seguir viajando.

Todo esto lo compaginé con dar clases particulares de cualquier asignatura desde niños de 6 años a adolescentes. Daba de todo ciencias y letras, menos francés que no sabía lo suficiente como para ayudarles a aprobar la asignatura. Y lo seguí haciendo cuando me vine a Madrid a estudiar interpretación para mantenerme.

El dar clases particulares me ha enseñado muchísimo sobre los seres humanos. También me ha ayudado. Me gusta mucho trabajar con personas, empatizar con ellas con sus miedos e inseguridades, ayudarles. Daba clases para sentirme llena.

AH ¿Qué tiene que ver todo lo anterior con estudiar interpretación?

AGA mi estudiar interpretación me dio la vida. Con eso te lo digo todo. He sido muy deportista. Jugaba al fútbol. No se si sabes que los futbolistas que comienzan a jugar desde pequeños tienen que hacer muchos estiramientos porque los músculos se les acortan y pierden elasticidad.

Pues bien, antes de comenzar a estudiar interpretación, como futbolista que era, tenía dificultades para estirar la pierna y elevarla. A la semana de empezar a estudiar en Madrid conseguí estirar y elevar la pierna al completo [gesto que hace todavía asombrándose de poder seguir haciéndolo].

AH- Se relajó

AGCreo que si siempre haces cosas en contra de tu naturaleza el cuerpo lo nota y acabas enfermando.

Cuando le dije a mi madre que me venía a Madrid, ella me preguntó que cuándo y con quién. Como si me fuera a venir a pasar unas vacaciones. Le tuve que aclarar que en plena crisis económica había decidido dejarlo todo y venirme a Madrid a estudiar interpretación.

Mi cuerpo me estaba diciendo que no podía más. Tenía que probar e intentar lo de la interpretación. Y aquí sigo diez años después, pero por lo menos me siento acorde con lo que soy. Estoy en equilibrio conmigo misma.

Esta profesión me permite enriquecerme de sentimientos y emociones y, a la vez, practicar y desarrollar la faceta técnica que también tengo.

AH – ¿Ha llegado a hacer más de 400 representaciones como técnica de espectáculos?

AG Sí. Tienes que ver que he sido técnica de los Teatros Luchana y que he trabajado con muchos magos que suelen estar durante mucho tiempo en los teatros. A algunos de ellos les he acompañado en sus giras.

AH – ¿Qué ha aprendido siendo técnica en diferentes espectáculos?

AG Mucho. He aprendido que las historias se cuentan en equipo. Que todos cuentan. Y cuando alguien del equipo no está integrado en el proyecto, se nota.

También me ha permitido desarrollar la imaginación. He aprendido a usar la luz y el sonido para, por ejemplo, dar un tono a los personajes cuando hago una obra como directora.

Por último, he aprendido todo aquello que no viene en los libros y que se aprende estando en una cabina. De forma práctica. Como el funcionamiento de un teatro por dentro, sobre todo si estás en el caos, como suele suceder en los teatros que se dedican a la multiprogramación. Aprendes a ser resolutiva y eficaz.

AH – Parece que usted aprende haciendo, sin embargo, se vino a Madrid a estudiar.

AG Me gusta hacer, pero si quieres hacer algo bien debes tener unas nociones teóricas básicas sobre las que desarrollar lo que quieres hacer.Evidentemente quería ser actriz. Pero no podía ir diciendo que era actriz y que me contrataran sin tener formación.

No tengo ningún problema con las teorías. Me das un libro, me las estudio, me pones un examen y lo apruebo. Pero es verdad que aprendo más viendo, por ejemplo, como le da la luz a un actor en el escenario. De hecho, cuando más he aprendido ha sido ejerciendo la función de ayudante de dirección.

AH –¿Por qué?

AGEn mi opinión, porque es la posición más difícil dentro de un espectáculo. El ayudante de dirección tiene que entrar en la mente del director. Tanto artística como personalmente.

También hay que observar al resto del equipo, pues no puedes hablar igual a todo el mundo. Son personas que tienen sus diferencias, sus vidas, sus emociones.

Gran parte del trabajo que hago la primera semana consiste en observarlos para saber cómo son y poderme dirigir a cada persona del equipo de una manera que les sume. Intento evitar que lo que les diga les reste o les cree inseguridad.

El ayudante de dirección debe tener muy claro qué decir y cuando. Porque cada componente viene de una escuela de teatro, tiene unas emociones, piensa de una manera y le pasan cosas distintas que al resto.

AH – ¿Es duro el rol de ayudante de dirección?

AG A mí es el que más me desgasta. Respeto mucho la jerarquía y cómo es cada cual, por lo que me involucro mucho psicológicamente.

AH – ¿Podría describir lo que hace un ayudante de dirección para aquellas personas que no conozcan la profesión?

AG Depende mucho del director. Pero en general lees el texto con el director y le ayudas a fijar su concepto de la obra. También tienes que estar al loro para despejar las dudas que le puedan surgir al equipo. Acabas convirtiéndote en el vínculo con todos los departamentos y a quien suele preguntar el director para lo que necesite.

En definitiva, es quién se encarga de que todo esté engranado y que el equipo esté a gusto.

AH – ¿Se parece a las funciones de ayudante de dirección que hizo en la empresa?

AG Sí, aunque en la empresa privada el objetivo es el beneficio económico. Es cierto que en las empresas hay personas, pero están conformadaspor muchas otras cosas materiales, máquinas yproveedores.

En el teatro, aunque también tiene un sustrato económico que cada vez es más importante, el trabajo es más humano porque se basa en lo que los actores, las personas, hacen y sienten.

AH – ¿Se volvería a la empresa de ayudante de dirección?

AG No. Dejé ese trabajo en plena crisis económica. Entonces ganaba mucho dinero. Pero soy de las que creen que el mundo no se mueve por dinero, lo mueve el amor. Pienso que las personas tendríamos que hacer lo que sentimos, nos iría mucho mejor. Seríamos más felices.

Cada vez me siento menos parte del mundo, de la situación político moral en la que vivimos. Por eso necesito el contacto con las personas y eso me lo da mi trabajo en el teatro, el cine y la televisión. No importa el rol que ocupe.

AH – Habla mucho de lo humano ¿qué es para usted lo humano?

AG Lo humano es el sentir, el compartir, el llorar y el reír juntos. Creo que debido a la tecnología y la robotización se está perdiendo en casi todo. En mi opinión lo humano es la base para conseguir llegar donde se quiere llegar.

AH – Usted ha hecho cine y televisión, pero sigue insistiendo en el teatro ¿por qué?

AG Me gustaría hacer de todo. De hecho, me interesé por la interpretación porque el guionista y director de cine Montxo Armendáriz hacía castings para sus películas en la ikastola en la que yo estudiaba. Mi interés profesional por el cine y el audiovisual surgió entonces y todavía sigue. Acabo de conseguir la primera beca David Howard que ha dado la escuela Central de Cinepara escribir un guion.

Pero el teatro es la base de todo, por eso decidí estudiar teatro. Para poder aprender a poner el cuerpo en lo que hay que interpretar. Poder generar.

A mí el teatro me da vida y es mí forma de estar en el mundo y en la profesión. Estar en el escenario como actriz es orgiástico. Es como ser una niña con ochenta años.

Además, me gusta estar con personas, con los actores y con el público. Me enriquezco en el trato con ellos. Estar en el teatro con la gente me satisface y tocarles una milésima el corazón, me justifica todas las penurias que se pasan por estar ahí.

AH – ¿Se pasan muchas penurias?

AG Se pasan, pero hay que seguir y siguiendo te sientes bien. Hay compañeros que tienen mucha visibilidad y, además, ganan mucho dinero. Sin embargo, la mayoría no estamos en la misma situación económica.

AH – Pero esto pasa también en otras profesiones y sectores, solo unos pocos de esos profesionales ganan mucho y tienen visibilidad ¿por qué pasa esto en el sector cultural?

AG Para mí tiene mucho que ver con el capitalismo y el dinero y poco con el humanismo del que te he hablado.

A del sector cultural me interesa más en su aspecto artístico que industrial. Aunque entiendo la importancia del dinero, el sector cultural es precario, y aún más precario si se habla de teatro.

Sin embargo, valoro mucho el teatro, el momentoen que te subes al escenario. El estar en contacto con mis compañeros y con el público.

AH – ¿Usted ha dirigido Fragmentos de teatro Ide Beckett?

AG Hacer esa obra fue un master. Es difícil entrar en los códigos de este dramaturgo, pero si entras ya no te escapas. La obra es como una pedrada. Me parecía muy interesante que los personajes de la obra fueran dos sin techo con discapacidad, un paralítico en silla de ruedas y un ciego.

Aunque en el original en francés los personajes no tienen género, son neutros, en mi adaptación la persona paralítica era mujer. Temí que la familia de Beckett no me la dejara representar porque no suelen dejar que se hagan versiones distintas de las que hasta ahora se han representado. Y en los montajes que se vienen haciendo estos dos personajes son de género masculino.

Para poder hacerla tuve que escribir un ensayo. Leí mucho. Así me di cuenta de que el metateatroque iba a usar en la obra ya se había usado en el Siglo de Oro.

Además, el actor que la representó en Madrid, donde se estrenó, no pudo hacer la gira. El cambio de actores cambió la obra. Era la misma pero el resultado era diferente.

Eso se debe a que, como directora, la dramaturgia la trabajo con el actor. Claro que tengo una idea sobre lo que cuenta la obra y es lo que trato de contar. Sin embargo, lo que suelo hacer es contarles a los actores de qué creo yo que va la obra para luego pedirles que lo pongan en práctica desde ellos, que aporten a la obra lo que son como actores.

Por este motivo, cuando cambió el actor para hacer la gira, cambió la obra. Aunque en esencia era la misma.

Este proyecto fue un viajazo y conseguí estrenarla en los Teatros Luchana donde no fue nada mal, para ser un Beckett.

AH – ¿Qué quiere hacer ahora?

AG Ahora quiero actuar. Quiero enriquecerme poniendo en práctica desde la perspectiva interpretativa, todo lo que sé y he aprendido en otros roles.

Aunque me gusta el teatro comercial, me tira mucho más el teatro político y social de inspiración filosófica y poética. Por ejemplo, me gusta mucho Santiago Loza del que vi Matar cansa en el desaparecido Pavón Teatro Kamikaze.

Pero hay muchos autores muy interesantes que me gustaría hacer. Como el teatro escrito por mujeres y también el de los autores nórdicos.

AH – ¿Cómo se plantea los proyectos personales? ¿Cómo consigue llevarlos a la práctica?

AG Si son proyectos personales, me tiene que interesar el texto. Por ejemplo, me gustaría haber hecho Psicosis de las 4:48 de Sarah Kane que se va a estrenar ahora en el Teatro del Barrio.

Tengo que encontrar la necesidad de hacerlo y por donde quiero ir. No me interesa el hacer por hacer. Y si tengo la necesidad las cosas se van conjugando para hacerse la realidad.

En general, me interesa coger obras que se hagan siempre de una misma manera y dar otro punto de vista, romper las líneas de dirección con las que se ha hecho hasta ahora. Me gusta ir a la contra yhacer obras que aporten algo al público, a la sociedad.

AH – Sin embargo, el teatro es minoritario y más cuando las obras son muy exigentes ¿no cree que le resultará difícil aportar algo a la sociedad en esta situación?

AG A mí ya me satisface el llegar al público que ha ido a ver la obra. El que, por ejemplo, los espectadores que acuden te digan que se quieren comprar el texto de la obra para leerlo.

AH – Este tipo de proyectos más personales los elige usted ¿qué ocurre en otros proyectos?¿Cómo llega a ellos?

AG A muchos llego porque ya he trabajado con el equipo artístico, les he gustado y me llaman. Otras veces esos mismos me recomiendan a otros y me llaman. Me suelen llamar ellos.

Como te he dicho, soy de las que creen que el trabajo da trabajo. Y en esos trabajos me represento a misma. No tengo representante. Por eso hago pico y pala.

La mía es una carrera de fondo que me permite conocer la profesión, a los compañeros, desarrollar esa faceta humana de relaciones de la que hemos hablado.

AH – ¿Qué le dicen sus padres ahora después de dejarlo todo y venirse a Madrid a estudiar interpretación?

AG Soy lo que soy gracias a mis padres. Ellos me han transmitido su cultura, sus valores, su amor por la naturaleza. Por ejemplo, me aficionaron a ir al monte [su padre filmó las primeras expediciones españolas que coronaron los ochomiles].

Siempre me han apoyado. Y ahora mismo me dicen que siga. Aunque la decisión tampoco les pilló por sorpresa. Ten en cuenta que cuando tenía dos años me subía a los escenarios y cogía el micrófono para decir “Ama, quiero estar aquí siempre.” Y a partir de los diez años escribía a las escuelas de cine solicitando información que me mandaban y mis padres se encontraban en el buzón.

AH – Pero cuando se queja ¿no le dicen que “Ya te lo dije”?

AG Nunca. Se sorprendieron, tuvieron sus miedos, como todos los padres, pero no me dijeron nada. Me apoyaron porque ellos lo que querían es que fuera feliz.

Ellos han comprobado que gracias a esta profesión volví a nacer. Pamplona es una ciudad pequeña en la que no encontraba más oportunidades de desarrollo.

Mis padres han luchado mucho y son muy conscientes de las dificultades. Por un lado, mipadre era un mando intermedio al que le congelaron el sueldo por defender los derechos de los trabajadores. Por otro, mi madre, aunque tuvo que dejar el colegio en la infancia, nunca dejó de estudiar. Primero para ayudarnos a mi hermano y a mi con las tareas del colegio. Luego para ayudar a otras mujeres que no habían podido estudiarcomo ella. Hasta hizo una carrera de Humanidades a los cincuenta para seguir creciendo como persona.

Incluso cuando viajábamos, que lo hacíamos de mochileros, siempre llevábamos algo para la gente desfavorecida que nos podíamos encontrar en el viaje.

He crecido en un entorno de amor y de comprensión. Sin mis padres no sería quien soy [repite, mientras le vibra la voz cuando lo dice].

AH – Hemos hablado de muchas cosas ¿le ha quedado algo por decir?

AG Sí. No me gustaría acabar sin nombrar a mi tía Amelia que siempre está a mi lado y merece que la nombre en esta entrevista.

Además, quiero decir que hay que luchar por lo que uno quiere. Pase lo que pase y pese a quien pese. Nos tenemos que mirar dentro para saber qué queremos y qué nos mueve. No nos podemos quedar toda la vida preguntándonos “¿Y sí…?”. Hay que intentarlo.

AH – Las personas no se atreven muchas veces por miedo ¿cómo se enfrenta usted a los miedos?

AG – Cuando alguien quiere algo tiene que saber gestionar el miedo y el qué dirán. En nuestra sociedad se aprecia mucho la inteligencia, pero no tanto la inteligencia emocional necesaria para gestionar el miedo. Ni siquiera se enseña en las escuelas.

El miedo se supera tomando las riendas y decidiendo enfrentarse a él. Meterse en el miedo da mucho miedo. Se sufre mucho. Pero es cuando puedes renacer, florecer y crecer.

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