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Muchas veces me han pedido que explicara qué es exactamente una perfomance. Y si algo encierra la definición de qué es, es que no es ‘algo’ exacto. Podría decirse que es una ‘acción artística‘ (de la expresión inglesa performance art, que significa: arte en vivo) a través de la cual se busca provocar en el espectador asombro, sorpresa, reflexión, instrospección… o cualquier tipo de reacción. Pues basa su puesta en escena en la interacción con el individuo. Es cualquier situación que involucre cuatro elementos básicos: tiempo, espacio, el cuerpo del artista y una relación entre éste y el público.
Una vez más por azar (afortunado) de las redes, conozco el trabajo de Marina Abramović, una artista serbia, y en concreto uno de sus últimos trabajos ; “El artista está presente” (2010)
¿Por qué llamó mi atención especialmente, entre muchas otras perfomance, ésta en particular? pues porqué se trata de algo que, como la vida misma, trasciende al ‘Aquí y Ahora’ de la obra, de la escena, y el ‘arte en vivo‘ se convierte en unos segundos en la vida más allá del arte.
Un historia de amor que después de 23 años se condensa en 60 segundos, con tal intensidad y verdad que resulta imposible escapar de su fuerza. La magia de la emoción actuada, que acaba traspasando al plano real de los sentimientos más auténticos y sinceros de la propia artista.
Cuando en mitad de su propia actuación inaugural, en el MoMa de Nueva York ( perfomance que básicamente consistía en mirar durante 1 minuto exacto y en silencio a todos los que se sentaban frente a ella) … de pronto, y después de 23 años sin verse, el que se sienta frente a ella es el mismo Ulay…
Emocionante, emotivo, cierto, sincero, contundente, desbordante, tierno…
Cuando Marina conoció en Amsterdam al artista germano Uwe Laysiepen quien usaba el nombre de Ulay, ambos artistas comenzaron su colaboración, los conceptos principales que exploraron fueron el ego y la identidad artística. Este fue el comienzo de una década de trabajo colaborativo, pero también el inicio de una peculiar, intensa y apasionada historia de amor.
Idearon una serie de trabajos en que sus cuerpos creaban espacios adicionales para la interacción con la audiencia. En Relation in Space (Relación en el espacio) corrían alrededor de la sala, dos cuerpos como dos planetas, mezclando las energías masculinas y femeninas en un tercer componente al que llamaron “that self” (eso mismo). Relation in Movement (Relación en Movimiento, 1976) tenía a la pareja conduciendo su automóvil dentro de un museo dando 365 vueltas, un líquido negro salía del automóvil formando una especie de escultura, y cada vuelta representaba un año.
Ambos artistas estaban interesados en las tradiciones de sus patrimonios culturales y el deseo del individuo por los ritos. Decidieron formar un colectivo al que llamaron The Other (El Otro). Se vistieron y se comportaron como gemelos, y crearon una relación de completa confianza.
Después de esto, idearon Death self (La muerte misma), en la cual ambos unían sus labios e inspiraban el aire expelido por el otro hasta agotar todo el oxígeno disponible. Exactamente 17 minutos después del inicio de la performance ambos cayeron al piso inconscientes, ya que sus pulmones se llenaron de dióxido de carbono. Esta pieza exploró la idea de la habilidad del individuo de absorber la vida de otra persona, cambiándola y destruyéndola.
En 1988, despúes de años de intensa relación, Abramović y Ulay decidieron hacer un viaje espiritual el que daría fin a su relación. Ambos caminarían por la Gran Muralla China, comenzando cada uno por los extremos opuestos y encontrándose en el centro. Marina concibió esta caminata en un sueño, y le proporcionó lo que para ella era un fin apropiado y romántico a una relación llena de misticismo, energía y atracción. Marina y Ulay
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