En tiempos de distanciamiento social navego más redes sociales que antes… Justo hoy me detuve en una pregunta que me hizo activar todos mis sentidos. La pregunta era: ¿A qué sabe la vida? -una pregunta random que me arrancó de golpe estas respuestas:
”A mi, la vida me sabe a mar, a tierra mojada, a recién nacido, a café caliente, a agua fresca, a menta, a hierbabuena, a licor de café, a pasta recién hecha, a pan horneado. La vida me sabe a gises de escuela, a óleo seco, a helado de vainilla, a libro viejo, a lápiz nuevo, la vida sabe a lima, a guayaba, a sudor, a mate, a dulce de leche y a veces a leche agria. La vida se siente como el sol en la cara, cómo mojarte los pies, cómo caminar en la hierba cortada. La vida sabe a pintura fresca, a humedad, a cabello recién lavado…, es una mezcla entre fresa, piña dulce, chocolate y mango verde. La vida a veces es muy condimentada, sabe a curry, a ajo cargado, te deja el paladar endulzado y otras no te puedes quitar el sabor amargo.
La vida sabe a agua de pozo, a agua de río, se siente como arena en la piel, cómo lodo en las manos. La vida huele a césped, a flores y a hierbas de olor, a la piel de mi abuela y a las manos de mi madre. La vida sabe a la piel de mis bebés, a chicle de frutas, a agua de lavanda. La vida en el encierro sabe a lo que no tenemos… sabe a exterior, a playa, a montaña, la vida sabe a extrañar a las personas y a los espacios, me sabe a querer oler el cuello de mi padre, y el after shave de mi abuelo… la vida sabe al tartán en los pies cuando corres y a la luz de la madrugada que ya no podemos recorrer en libertad. ¡Eso!, la vida sabe a libertad, a poder tomar las decisiones que queramos, a movernos, a estar despiertos, la vida sabe a besos, a piel al amanecer, a té caliente en las noches, la vida huele a leña, a cocina viva, a lápices de colore cuando les sacas punta. La vida se oye cómo los pájaros en el día y los grillos en la noche, las lagrimas en silencio y los gritos que se quedan en la garganta y que duelen… la vida sabe a jarabe, a mentol, cuando la vida se cansa. La vida sabe a leche fría, a leche caliente, a galletas por la madrugada cuando no podemos dormir. La vida se queda con hambre cuando no nos atrevemos a probarla hasta el fondo con todos sus sabores. A veces nos restaura las ganas, a veces nos amarga el momento. La vida se escucha como niños jugando, parejas susurrando, músicos componiendo. La vida huele a lo artistas inspirados, a los escritores pluma en mano, a las madres añorando a los hijos, a los adolescentes planeando y soñando. La vida a veces sabe a vencido, a veces a gloria. La vida sabe a todo mientras que estamos vivos… la vida es tan grata que siempre tiene sabores, algunos añejos y otros nuevos. La vida sabe a vino, a burbujas, a limón en la boca. La vida es, la vida va, la vida sigue y la vida está en todo lo que somos.
¿A ti a qué te sabe la vida?
Karla Lara
@karlamamadecuatro