fbpx

Caminante

Seis palabras que han perturbado e inquietado mi corazón de una forma tan fulminante que apenas puedo entender,  lo dijo el padre, la muerte nos llega a todos, ella la más justa, entonces, porqué tanto asombro, dolor, rabia, impotencia y estas ganas de detener el tiempo y devolverlo para cambiarlo, será porqué se fue así, de manera repentina e inesperada, pensamos que tendríamos más tiempo para planear otras onces, otra charla, otro paseo, será porqué cuando lo vi por última vez, no logré intuir que detrás de esas gotas de sudor y esa piel pálida se escondía la muerte, se asomaba poco a poco como quien no quiere ser descubierta, hago un esfuerzo enorme por recordar sus ojos, su cara, su mirada, pero mi memoria es obstinada y solo me trae el recuerdo de su cuerpo alejándose por el camino mientras subimos la montaña, luego de un viejo paseo el río, solo puedo recordar que durante 35 minutos de caminata nunca miro atrás y me conformo con la sensación de creer que me sentía caminando detrás de él, la muerte me ha permitido reconocer su esencia, la del caminante, lo veo caminando al otro lado de la calle con ese ritmo rápido, pero a la vez tranquilo y seguro, como solo los que conocen el valor del tiempo pueden caminar; las mañanas son gentiles, se asoma la risa, las bromas, está la compañía, el deber, el hacer, las tardes me envuelven en una lenta melancolía para que la noche me atropelle con el recuerdo de mi mamá parada frente a la puerta de mi habitación con la voz más triste que nunca jamás le había escuchado, anunciando la muerte de mi Tío Miguel, y una vez más me levanto de un salto de la cama, para mirar su cara de horror, donde al parecer la vida no tiene vida y solo puedo pensar, ¨porque no la abrace¨, y una y otra vez me pregunto si mi tío sufrió, si supo que se iba a morir, o acaso el destino se cose y descose con pequeños pasos de tiempo y me envuelvo en mis pensamientos inútiles y vagos que le quitan horas a mi sueño, tratando de descifrar si esto es verdad, me ahogo con las palabras que  quedaron pendientes por decir, se pierden los abrazos que dejamos de darnos por timidez, no hay luz en las miradas que dejamos de mirar y es ahora donde reconozco que lo perdí y que el mejor recuerdo que me queda es el de sus pies haciendo crujir las piedras mientas camina, regreso a él, a sus ojos claros, a su linda cara, a su sonrisa sincera, quiero reflexionar en su eterna calma mientras a todos les lleva la idea, quiero disfrutarlo mientras a todos pregunta qué hacer para nunca hacerlo y luego reírse de lo libre que es su libertad para decidir, lo se caminante, el bien, caminando en los latidos de mi corazón.

BUSCAR