La vida es una carrera de fondo. Y hay que estar preparado. De nada sirve echar a correr sin antes haber entrenado. Tenemos que estirar antes nuestros músculos, para evitar lesiones. Y así es en todos los aspectos nuestra vida.
La carrera es dura, pero más dura será si no nos hemos preparado para ella. El entrenamiento es fundamental. Preparación física y psíquica. Al principio, será un esfuerzo titánico, pero poco a poco nos sentiremos más seguros y el desgaste físico no será tan acusado.
Habrá momentos en los que querremos tirar la toalla. Pero no debemos desistir. Se trata de ir poco a poco, a nuestro ritmo, conociendo nuestras limitaciones. No hay que forzar. Debemos dosificar y mantener el ritmo. Si empezamos muy fuerte, posiblemente perdamos fuelle a medida que avanza la carrera y esto, quizá, nos haga abandonar.
Seguramente, muchos corredores nos adelantarán. Casi sin esfuerzo. Pero no debe importarnos; lo importante es llegar a la meta, aunque seamos los últimos. Debemos avanzar a nuestro paso, mirando al frente. Y aunque la meta esté lejos y aún no la veamos, podemos llevar esa imagen en nuestra cabeza. Y seguir hacia adelante, sin mirar atrás.
Habrá momentos en los que nuestras piernas flaquearán, pero siempre habrá alguien en el camino que nos ofrezca agua y algo de comer. Muchos nos animarán.
Y, cuando crucemos la meta, nos sentiremos tan bien que no habrá dolor
Podremos llegar a ser quien queramos ser. Porque nosotros somos nuestra propia meta