A ti que me lees, me gustaría tenerte delante y hacerte una pregunta. Dime, piensa con el corazón, no con la mente, y dime si serías capaz de amar a alguien diferente. A un ser humano con alguna enfermedad, discapacidad o minusvalía. Alguien ciego, sordo, enano o cojo, por ejemplo. Y no hablo de compasión, hablo de enamorarte. Y antes de responder piensa en cuantas personas conoces que tengan como pareja a alguien de esta condición.
Sospecho que todo el mundo dice que sí, que por qué no, pero también sé que a la hora de la verdad no es tan fácil. Uno quiere ser normal porque para eso estamos en este mundo peleando cada día, para ser normales y encajar, digamos lo que digamos. Es normal – y es lo que todos queremos- tener una estatura media, un peso medio, una inteligencia media y al menos, una vista y oído medio, ¿entiendes? Todo lo que se sale de esa media no es normal. No es normal ser demasiado alto o demasiado bajo, entonces eres un gigante o un enano y la gente te mira espantado por la calle o se ríe o se burla. No es normal ser demasiado gordo o flaco, pues eres obeso o anoréxico y hacen estudios sobre ti y la gente te mira por la calle y se ríe o se burla. Entra aún dentro de lo normal llevar gafas para perfeccionar la vista, pero no entra el ser ciego ni sordo, la gente te mira con lástima pero también se ríe o se burla. No es normal ser demasiado inteligente ni tampoco demasiado poco, lo justo que se necesita para sentirte parte de esta sociedad es tener una inteligencia media. Demasiada te convierte en un rarito y demasiado poca en un tonto. Y la gente se ríe y se burla.
Es así, es lo que hemos mamado, no es una recriminación a nadie. Incluso yo he ocultado mi situación durante casi medio siglo. Lo he ocultado hasta a mi gente más cercana, supongo que por miedo a no ser aceptada y, tal vez es culpa mía, pero lo que he conseguido es no ser comprendida. Aunque ahora hace casi un año que destapé mi secreto y tampoco he notado mucha comprensión, al contrario.
Por eso me doy cuenta que incluso tú, que pareces un poco diferente, incluso tú, con tus peculiaridades y tu generosidad y tu dulzura y tu historia triste, encajas entre la gente mucho más de lo que lo hacen las personas que no están dentro de esa media normal. Por eso te pregunto si podrías amar a alguien diferente y llevar a esa persona de la mano a encuentros y fiestas con personas que cumplen la media requerida para caminar por este estúpido mundo. ¿De verdad no te avergonzaría? Es humano que nos guste llamar la atención por nuestras bendiciones o nuestros logros y ocultar nuestros defectos para que pasen desapercibidos, entonces ¿por qué pasear de la mano con una persona “defectuosa” según los baremos de esta sociedad? Todo el mundo quiere que su pareja sea admirada, lo que se traduce en que todo el mundo desea ser admirado y envidiado. Cuestión de ego. Cómo tener el coche más bonito o la casa más grande. Es humano, sí.
No pretendo dar lástima ni ir de víctima. No lo he hecho nunca y no voy a empezar ahora. Pero si reconozco que estoy cansada. He pasado la vida fingiendo ser lo que no era, ocultando lo que era, y eso es agotador, créeme, es agotador vivir como si fueses normal cuando no lo eres tal como lo juzgan los demás. Entiéndeme, yo no escucho el mundo como tú lo escuchas, por tanto no lo percibo como tú lo haces. Y he pasado mi vida haciendo creer a los demás que sí, que lo sentía igual que ellos cuando en realidad me sentía como un fraude mientras estaba alerta todo el tiempo para que nadie notase la verdad. Para que nadie se percatase de que en realidad no los oía apenas, sino que leía sus labios con los ojos, mis ojos que saben escuchar como pocos lo hacen incluso con el oído perfecto. Mis ojos que no has visto.
Es un esfuerzo tremendo, incluso para una persona inteligente y preciosa como yo, que lo soy, sí, ¿por qué negar lo bueno que hay en mí? Pero hoy, lo reconozco, ya no me quedan fuerzas para seguir fingiendo. Cada vez más a menudo me quedo en casa con mis libros, mis sueños y la música que adoro aunque tenga que escucharla muy fuerte con auriculares. No me estoy rindiendo, pero si estoy aceptando mi realidad y mi realidad es el silencio y la incomprensión social que, inevitablemente, lleva a la soledad.
Tengo más que decir sobre este tema. Quisiera explicarte como formar desde niño tu personalidad de este modo acentúa exageradamente la sensibilidad. Desarrollas sentidos que los demás quizás no sepan ni que tienen. Y también tu piel es más delicada. Por eso duele tanto la mezquindad de la mayoría de los seres humanos. Su mediocridad y su egoísmo. Su frialdad y su agresividad. ¿Qué motivo tiene todo el mundo hoy para estar tan enfadado? ¿Por qué tanta rabia y tan poca empatía y amabilidad? ¿Por qué es tan difícil sencillamente amar?
¿Sabes? Si pudiese si te haría llegar estas palabras con las que me desnudo sin pudor. Me gustaría saber tu respuesta sincera. La de la mayoría de la gente, ya la conozco y la mayoría de la gente miente aunque no sean ni conscientes de ello. ¿Sabes cuál es la respuesta? Mírame, estoy sola aquí escribiendo. Anoche salí sola a mirar la luna, con mi perro. Esa es la respuesta.
Por cierto, ¿has leído ‘El amor es ciego’ de Boris Vian? Hazlo.
El amor no es ciego
