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Gracias Rutina.

Hoy le escribo a la rutina, esa palabra gracias a la cual somos lo que somos.

Cuando encontré el significado exacto de esa palabra  que dice: Rutina es una Costumbre o hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y de una manera más o menos automática, me di cuenta de su impacto en la vida de cada una de las personas porque al ser un hábito adquirido puede cambiarse en cualquier momento. Lo adquiero y lo desecho. Es mi decisión.

Al pensarlo un poco más, gracias a la rutina la frase de “yo soy así” no tiene mucho sentido, porque no es cierto, tiene más sentido la frase “quise ser así” y así como quise ser, puedo en cualquier momento y a cualquier edad dejar de serlo.

Oigo a personas decir “yo soy así y punto”. Increíble porque es como si el producto, es decir él o ella, estuviera ya terminado, y uno nunca es un producto terminado. Hasta en el último respiro se puede dar un vuelco inesperado.

La  rutina hace su parte durante nuestra vida, porque cuando adquirimos rutinas andamos en automático, qué peligro. No pensamos, no cuestionamos y peor aún, no paramos a revisar siquiera si somos capaces de hacer una rutina diferente, nueva, que nos exija, que nos rete, que merezca de nosotros así sea un pequeño esfuerzo.

Da miedo caer en la rutina de horarios porque la vida pierde gracia y se vuelve aburrida; da miedo caer en la rutina de la forma como tratamos a las personas que nos rodean, porque se acaba el interés de cultivar el amor y la solidaridad; da miedo caer en la rutina del trabajo porque se llega a la mediocridad; da miedo caer en la rutina de la pereza porque se puede llegar a la depresión.

Por el contrario, es satisfactorio caer en la rutina de reír, porque el espíritu se recarga y la actitud crece; es satisfactorio caer en la rutina del ejercicio porque la mente y el cuerpo respiran; es satisfactorio caer en la rutina de  pensar positivo porque los problemas se vuelven menos graves; es satisfactorio caer en la rutina de hablar con amor, porque amor recibirá de todos los que le hablan; es satisfactorio caer en la rutina de trabajar con pasión porque nunca faltará el trabajo; es satisfactorio caer en la rutina de arreglarse y arreglar la casa porque la creatividad se vuelve parte de la vida.

Entonces es gracias a la Rutina que día a día delineamos nuestra vida.

Vivir en automático es necesario en muchas tareas diarias que no requieren usar la mente para hacerlas como caminar, respirar, comer, lavarse los dientes, amarrarse los zapatos, pero cuidado con  volver rutinarios a la familia, a los amigos, al trabajo, a la salud,  al ánimo, al pensamiento, a las palabras.

Cada uno elige la rutina que quiere y vive en ella sin darse cuenta. Recuerden, es automática.

Nadie me puede cambiar y nadie tiene porqué hacerlo, pero qué desperdicio no adquirir rutinas nuevas y perderme la oportunidad de saber qué tan mejor o peor puedo llegar a ser.

Gracias, Rutina.

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