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LLEGAR DESPACIO, AGUANTAR LA RESPIRACIÓN Y SALIR CON PREGUNTAS

 

No tuve ninguna duda al aceptar el reto que me fue encargado por mi maestro y amigo Quique Culebras, actor, director, dramaturgo, y una de las personas más generosas que conozco, al que le debo casi todo lo que se. Él fue el culpable de juntarnos a Silvana Vitola y a mí, en este proyecto tan bonito y tan difícil que es “La teta lisa”. 

Hablar del cáncer de mama, pero además con la premisa de Silvana, de quien vino la petición, de que no fuera un drama, me adentró en una profunda investigación.

Un año y medio leyendo, buscando información, empapándome de todo lo que había editado sobre el tema, entrevistando a mujeres que lo habían superado, acompañando al hospital a mujeres en pleno proceso, visitando salas de quimio, salas de radio… No digo que no fuese duro, porque el alcance de esta enfermedad es muy amplio y te encuentras con casos verdaderamente difíciles de manejar, pero algo se repetía con frecuencia en todo esto y supe que lo había encontrado. Todas las mujeres que entrevisté, opinaban que gracias al cáncer, ahora disfrutan más de la vida y tienen la valentía de decidir qué es lo que desean hacer en cada momento y con quién prefieren estar. No se conforman con seguir con lo que la sociedad les dicta. Saben que vida hay solo una, que el tiempo es limitado y no desean perderlo. Es algo que todos sabemos pero se nos olvida con frecuencia.

Todo esto hizo que cogiera de cada mujer un pedacito prestado de su vida y compusiera el personaje de Olivia. Tiene la gracia y el desparpajo de muchas, los momentos de bajón de otras, pero transmitido con el sentido del humor y la intensidad con la que me llegó. 

Olivia no es nadie en concreto.

Olivia es la voz de muchas mujeres, valientes y luchadoras, miedosas e inquietas que han tenido la gallardía de prestarme su experiencia para ayudar a tantas otras mujeres.

Mucha gente llega al espectáculo despacio, con respeto por lo que va a ver, cuando entran en la historia, en muchos momentos, notas como aguantan la respiración y al salir, en su cabeza rondan muchas preguntas, de qué harían en tal caso, o como lo afrontarían si les pasara.

Porque el teatro es terapéutico, ayuda a comprender la realidad y a reflexionar sobre nuestra existencia, deseamos larga vida a nuestra: “La teta lisa”.

 

Rosa J. Devesa

Dramaturga y Productora de “La teta lisa”

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