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Pendiente

Ilusión que moviliza el corazón
y que a la mente divierte, aunque también de cierto peligro advierte.
 
El tener o poseer, satisfacción y placer da, pero ¿qué pasa con el “no tener”? A caso ¿incrementa el deseo del querer?
 
El dramatismo del tiempo suele teñir con dolor aquello que en algún momento se amó.
El aburrimiento nos lleva a mirar hacia lados oscuros que nos prohíben desear, pero que al mismo tiempo son capaces de dar, aquella luz que hace tiempo se extinguió.
 
Lo atrayente de lo prohibido pierde su magia cuando todo ya ha sido consumado. Y desde el momento en el que es aceptado, seguro ya perdió la mayor parte de su encanto.
 
A mí me encanta probar y sentir. Todo mi ser se exalta desde la imaginación, pero naturalmente, también se llena de placer al momento del tener. 
 
Endorfinas a mil, cuando imagino tu piel estremecerse frente a mi. Disfruto de tu imaginario olor y tacto, pero si fuera real y duradero, no sé que tanto.
 
Recordaré con emoción nuestras únicas vivencias, reales e imaginarias a la vez, que nos dejan con esa adrenalina de querer más, pero que por suerte no se logran saciar.
 
Del peso de tus decisiones no te puedo liberar,  por suerte esa es TU RESPONSABILIDAD. 
 

Sólo para terminar te diré : “Prefiero mantenerte como un PENDIENTE, que aburrirme por tenerte”

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