Arrebato.
Quejido que surge y agrieta,
que busca su camino
tras una fisura apenas palpable entre los dedos.
Locura templada y moldeada
por sucesos que quebraron
pero no pueden ser recordados.
Doblar de piernas,
crujido de algo más que un cuerpo
que se nota vencido
por un ente no racionalizable.
Azul oscuro, que tira a índigo
y a negro como aguadas sucesivas de tinta.
Peso sobre los omóplatos ya combados.
Aliento que se resiste,
bocanada que se abre sin llegar a ser.
Sofoco,
silencio cuajado de miedo,
de sorpresa quizás,
de certeza seguidamente.
Puntos suspensivos
que se alargan hasta detenerse
y convertirse en señal final.
Vacío. Ausencia.