La vida fue un sueño, en un instante todo ocurrió, me enamore de mi misma y comprendí que para cualquier tema en mi vida eso debía ser lo principal, sin duda ha sido mi mayor logro en estos años. Aunque había algo que no cambiaba, un sentimiento que muchas veces creí obsesión, siempre dije que te amaba, sin duda era el sentimiento que legue a pensar desaparecería al momento de romper con todos aquellos apegos que tenía para sentirme completa, pero no fue así, eres algo permanente, por la forma de sentir y de sentirte, jamás me ate a ti o jamás me aferre, simplemente me enamore de tus ojos, que me mostraron un alma y una realidad que reconocí, que sin importar tus miles de defectos, eras perfecto dentro de tu imperfección y eso no era algo que me molestara y mucho menos que quisiera cambiar.
Sabes fueron un sin fin de labios y por que no decirlo, aquellos cuerpos que estuvieron en esos momentos de búsqueda interna, tratar de llenar un vació que en un principio desconocía estaba en mi interior, te confieso todo esto por dos razones, la primera es justo que sepas que los procesos vividos son para crecer no para juzgar a las personas, pues cada uno tiene su propio ritmo de vida y debe vivirlo y disfrutarlo, sin sentir que es diferente puesto que al ser únicos e irrepetibles nuestra vida y su proceso es de igual de único.
La segundo es para hacerte participe de aquello que se siento por ti, más no busco que con ello que tu sientas lo mismo por ti o en su caso querer entablar una relación contigo, ya que el sentimiento es mio, la forma de demostrarme que el amor no es más que el conocimiento de uno mismo y que siempre existirá un alma que será nuestra debilidad en el amor, que nos damos a nosotros mismos, pues no podemos amar a nadie sino somos capaces de amarnos a nosotros mismos, por esa razón quienes hemos vivido nuestros días más oscuros y los hemos transformado en luz, es por que nos aceptamos en nuestra totalidad.
Escribió ella para ese joven que de alguna forma le había enseñado lo que era el amor sin necesidad de saber si era correspondido o no, pero al final del día sabía que jamás lo leería, pues solo una vez le había visto, pero comprendió que el amor hacía alguien más jamás podría ser más importante que el propio, ya que el único y verdadero amor es el que nos tenemos a nosotros mismos.