Tengo miedo, doy cuenta de mi falta de control sobre todo y de todo lo que me traba y no me deja disfrutar. No me quiero preocupar, no quiero ser responsable de ser. Me quiero hacer cargo de mí y reconocerme sin culpas. Quiero estar bien y me cuesta soltarme. Darme cuenta de mi humanidad, dejar a un lado el ideal y volcarme, entregarme a la realidad, a la experiencia.
En este proceso loco en donde solo sé que no entiendo, reconozco que no tengo certezas y que soy eso… una pila de nervios, un manojo de miedos. Exposición a la espera de aceptación y aprobación, propia y ajena. Propia.
Me acepto, me reconozco, me quiero así.
Se me revuelve la panza, proceso inconsciente que indica que estoy rompiendo ese patrón y registro. Gozo de esa liberación, me libero de eso también, de cualquier presión. No le doy lugar en este plano donde me contengo y me doy contención. Respiro, voy bien. Pasa y ya pasa… seguimos sin apegos a nada más que al compromiso de mi felicidad.
No sé, no sé, no sé… soy eso. Hoy soy eso.