“Me da miedo casi todo, pero no me frena casi nada”
Bibiana Monje es una de las artistas españolas jóvenes más interesantes del momento actual. Cantante, dramaturga, directora, actriz y hasta directora artística acaba de ser noticia por haber estado con “LACURA” en el Teatro Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa de Madrid y será noticia porque el 12 de abril estrenará Pogüerful en la Sala Insular de Teatro (SIT) del Cabildo de las Palmas de Gran Canaria.
Antonio Hernández (AH) – ¿No es demasiado joven para hacer un texto autobiográfico?
Bibiana Monje (BM) – ¿Qué es demasiado joven? No lo sé. No sabría contestarte a esto. Siento que he vivido varias vidas ya para tener 35 años. Así que supongo que la respuesta es no.
AH – ·¿Desde donde surge “LACURA”?
BM – Desde hace años quería hacer un solo, un espectáculo así. Fue un momento en el que decidí a todos los niveles arriesgarme a hacer todo lo que quería realmente y dejar a un lado todas las excusas que parecían superreales y lanzarme. Por mis circunstancias de vida. Porque sí. Porque ya había cumplido 31 años y era el momento. Arriesgarme a hacer las cosas en esta vida como las quiero hacer.
AH – ¿Qué es lo que quiere hacer y cómo quiere hacerlo?
BM – Me gustaría seguir siendo honesta con lo que me pasa. Con las cosas como las veo y las vivo y poder seguir arriesgándome en los procesos creativos.
No creo que haya otra forma de crear algo genuino. Con genuino quiero decir que le sale a uno de dentro sea como sea. Nunca dejar de hacer nada por miedo, que ni el miedo ni el dinero sean excusas para no hacer.
AH – En este espectáculo no vi muchos miedos ¿qué cosas le dan miedo?
BM – Me da miedo casi todo, pero no me frena casi nada. Siento el miedo en cada cosa. Puedo identificarlo. Cada función me da miedo. Otra cosa es que se note o que yo haga las cosas acompañada de ese miedo.
A veces uno se dice cuando me pase tal cosa, haré esta cosa. Es mentira. Es una excusa mental. En mi caso por lo menos.
AH- ¿Esto que aplica en el teatro lo aplica en la vida?
BM – El teatro es el espacio más interesante que he encontrado hasta ahora para investigar lo que es estar vivo. Creo que no sería posible hacer esta alquimia teatral sin hacerla en tu vida.
AH – ¿Qué significa estar vivo en el teatro?
BM – El aquí y el ahora se olvidan muchas veces en el teatro. Aunque tengas algo ensayado, aunque tengas unos patrones o guiones, es importante lo que está sucediendo en cada momento. Cada día el público es diferente. Como artistas debemos estar abiertos a que pase cualquier cosa y saber utilizarla a favor de lo que estamos intentando contar.
Para mí estar vivo en escena tiene que ver con esto. Estar despierto y arriesgándote a incorporar cada cosa que pasa.
AH – Usted es dramaturga, directora, actriz, cantante hasta ha sido directora artística de un centro ¿por qué esa necesidad de diversificar tanto?
BM – Hasta que cree mi compañía, llamada Impulso, yo lo que tenía era unas herramientas para trabajar y tenía que investigarlas. Trabajar en cada campo en el que yo creía que tenía potencial, me divertía y me gustaba. Esto ha hecho que me disperse durante muchos años pero también tener muchas vías para expresar todo lo que me pasa, pues me pasan muchas cosas. Como le pasan todo el mundo.
AH – Dice que le pasan muchas cosas a todo el mundo, sin embargo hay mucha gente que piensa que no le pasa nada.
BM – Lo que nos pasa es la hostia. Y estar bloqueado es duro.
AH – ¿Ha estado alguna vez en esa situación?
BM – Sí, claro. Hay momentos en los que se te bloquean un montón de historias. Cuando uno está centrado en lo profesional, hay muchas partes que pueden que estén dormidas y uno no tiene tiempo de sentir ciertas cosas personales.
AH – Usted ha realizado cursos fuera de España ¿por qué necesitó salir?
BM – Cuadró que los maestros que me interesaban y las oportunidades que se me ofrecían cuando estudiaba en la RESAD [Real Escuela Superior de Arte Dramático] en Madrid coincidieron con que eran de Francia con Pantheater y en Nueva York un curso sobre la técnica de Michael Chéjov.
De todas formas no entiendo lo de estar fuera o dentro. El mundo está lleno de profesionales y no considero que esté fuera por estar en Nueva York, una ciudad en la que me gustaría vivir un par de años. Siempre he querido vivir allí.
AH – ¿Qué echó en falta del mundo teatral español?
BM –Los amigos y los compañeros. Nada más, porque lo que yo podía saber o conocer me lo llevaba conmigo. Lo que no conocía no pude echarlo de menos y lo que conocí allí me gustó mucho.
AH – ¿Qué echa en falta de los lugares donde estuvo estudiando? ¿Qué se traería a España?
BM – Afuera se encuentra un compromiso o una profesionalidad en el sector artístico que no se encuentran aquí. Un compromiso que sí se encuentra en otras profesiones. Me traería ciertas formulas que funcionan en un montón de sitios que aquí no las usamos y no sé muy bien porqué.
AH – ¿Cómo cuáles?
BM – A nivel burocrático e institucional, me las traería todas. No sé si es por nuestra historia, pero los artistas en España nos sentimos como si estuviéramos en deuda, como si estuviéramos pidiendo que por favor nos dejen dedicarnos a lo que queremos. Parece que estoy pidiendo trabajar. Es una actitud que crea un tejido profesional débil.
Es la sensación que he tenido mucho tiempo. Lo entiendo. Mi familia viene de coger papas y uva desde por la mañana hasta por la tarde para ganar 30 euros, mientras que yo pido 1000 euros por cantar dos canciones.
No sabría concretarte más tampoco.
AH – Ha trabajado con Alberto Conejero, María Velasco con Xavier Bobes. Son espíritus muy distintos ¿qué le han aportado?
BM – Justo cuando comencé a escribir esta obra ellos hacían un taller de autoficción dentro del Festival Surge de Madrid y me dije que era una oportunidad. Son tres personas muy interesantes. Muy diferentes entre sí.
Aprendo mucho de ellos. Alberto Conejero tiene una gran capacidad de acumular información y datos literarios. De María Velasco me gusta su visión particular de las cosas. Como coge algo y lo traduce a su visión del mundo. Una forma superfriki que me inspira. Con Xavier trabajé menos. Tenía que ver con el uso de los objetos, me pareció algo muy detallista, muy personal.
AH – ¿Ha usado algún recurso de los que aprendió para este espectáculo o para el que está preparando?
BM – No fui consciente de lo que había aprendido con ellos. Me di cuenta luego. Aprendí a saber qué sobra en un texto.
AH – ¿Se atrevería con un clásico?
BM – A reventarlo, sí. Claro, me encantaría
AH – ¿Cómo lo haría?
BM – Dependería del clásico y de lo que yo pensase que me estaba contando. No me gustan los montajes clásicos, a menos que esa puesta en escena clásica sea un icono que me transporte a lo más vanguardista.
Conociéndome, si es un clásico, lo reventaría por todos los lados. El autor se levantaría de su tumba, probablemente.
AH – De toda la formación que ha recibido ¿qué rescataría?
BM – En todas las escuelas he aprendido algo. Incluso cuando tienes malos profesores aprendes un montón.
AH – ¿Qué enseñan los malos profesores?
BM – Lo que no funciona. Lo que no sirve.
AH – ¿Y los buenos?
BM – A parte de herramientas y secretos creativos, la pasión con la que viven lo que enseñan. Son como una inspiración que te abren mundos que te hacen ir más allá. Te dan libertad y te acompaña a esos sitios que tú quieres ir, pero que a lo mejor tú sola no sabes cómo llegar.
AH – ¿La compañía es buena para los miedos de los que hablábamos antes?
BM – Depende de quién te acompañe.
AH – ¿Quién acompaña a Bibiana Monje en sus espectáculos teatrales?
BM – Suelen ser amigos o amigas. A veces ha coincidido que son parejas. Otras, son gente que se incorpora a los proyectos que acaban convirtiéndose en amigos, porque los procesos de trabajo son muy íntimos.
En estos últimos trabajos podría decirte Marta Belmonte, Daniel Gallardo, Eduardo López. Gente que está ahora. Tampoco sé si van a seguir, porque son gente tan joven que solo llevamos juntos 4 ó 5 años.
AH – ¿Se puede uno convertir en un referente cultural a nivel nacional trabajando en una ciudad pequeña o lejana de ciudades grandes como Madrid o Barcelona?
BM – Yo vivo en Madrid, aunque soy de Canarias y voy mucho. Es cierto que allí nos conocen y llenamos teatros. Pero en Madrid estamos empezando. El primer teatro oficial que apuesta por lo que hago es el teatro Fernando Fernán Gómez – Centro Cultural de la Villa de Madrid.
AH – Pero para la profesión usted es un referente
BM – Sí, nos conocemos todos. Pero yo siento que el espacio está abriéndose ahora para mí.
AH – ¿Trabajando en España se puede uno convertir en un referente internacional?
BM – Sí, esto es posible. Si me preguntas por el cómo te diré que no tengo ni idea. Pero, sí, si esa fuese la intención sería posible.
AH – Pero ¿podría no ser un objetivo intencionado y trabajando desde aquí convertirse en referente?
BM – Creo que sí. No tengo pensado dejar España, a no ser que me pase algo como Angélica Liddell, que tuvo que irse aunque ahora ha vuelto. Tengo pensado trabajar aquí y, si salen, hacer giras internacionales.
AH – Si tuviera que irse ¿dónde se iría y por qué?
BM – Nueva York. No sé porqué. Me fascina desde que estuve allí en 2007. Sueño y todo con ello.
AH – Si tuviera que montar otro autor contemporáneo que no fuera usted ¿qué dramaturgo elegiría? Y ¿cómo lo haría?
BM – Creo que ahora mismo me lanzaría con cualquier profesional que quisiera hacer algo, que le importase hacerlo, que tuviese algo que decir, que se atreviese a investigar realmente nuevos lenguajes y fuese valiente.
AH – ¿Lo haría suyo?
BM – Sería inevitable. No sé si yo sé respetar una escritura de otro. Creo más en la escritura escénica que en el texto. De hecho mis propios textos cogen en escena dimensiones que no tenían cuando estaban escritos. Para mí la dramaturgia es más escénica que textual. Si alguien me presenta un texto, indudablemente me voy a ir a otro lado.
AH – ¿Cuánto tiempo le toma este proceso?
BM – En mi caso me estoy tomando demasiado tiempo. Llevo un año y medio con “Pogüerful” el próximo proyecto que vamos a presentar en abril.
Creo que la próxima vez no voy a tardar tanto. Cada vez me voy arriesgando más y aprendiendo más. Por lo que pienso que la vez siguiente voy a hacerlo en menos tiempo.
Aunque creo que este rollo que tenemos aquí de 45 días de ensayo y luego se estrena no lo podemos seguir.
AH – ¿Cómo lo hacía antes?
BM – Siempre he hecho las cosas así, lo que pasa es que nunca he puesto tanta carne en el asador. Lo primero que hice fue una película que se llamaba “Puenting”, luego hice “LACURA” y después “Pogüerful”. Tres proyectos que he hecho desde un lugar completamente diferente a todos los anteriores y que empiezan a funcionar a nivel sostenible. Antes lo hacía como sabía.
AH – ¿Qué le lleva al cambio, a decirse que no puede seguir por ahí y a hacer las cosas de forma distinta?
BM – Un impulso. La vida se corresponde con estar vivo, porque el cambio es constante. Siento que he venido a cambiar las cosas. No en el mundo, sino en mí. En lo que yo traigo. A cambiar todo esto que soy, por lo que seguramente también cambie cosas fuera.
AH – ¿Qué está buscando?
BM – Dejar de buscar. No buscar nada más. No hay nada que buscar. Estoy tratando de estar en paz con todo lo que ya hay. Todo se posterga para el futuro, se dice que cuando suceda esto haré esto. Ya he comprobado que es una trampa.
AH – ¿Sabe que es una trampa porque lo ha experimentado?
BM – Pues claro. Toda la gente que conozco lo hacemos así.
AH – ¿Cree que la gente que venga a ver sus espectáculos va a entender esto?
BM – Sí. Puede que haya mucha información que no llegue a nivel intelectual, creo que hemos creado como un dios del intelecto, pero en el teatro hay muchos lenguajes que antes o después a cualquier espectador le van a llegar.
AH – En “LACURA” habla de creer o no creer ¿quiere decir que las historias que funcionan es porque creemos en ellas?
BM – Idolatramos el pensamiento y las creencias. Lo que quería decir que si en vez de perder tanto tiempo y energía en el pensamiento y las creencias, me pongo a crear, si trato de encarnar esos pensamientos en vez de pensarlos, cambia el mundo, cambia todo, toda mi realidad cambia. Creo que dependiendo de lo que uno piense en su vida y en lo que se crea, se vive una experiencia u otra.
AH – En “LACURA” me ha parecido muy interesante el conflicto entre como son las cosas y lo que yo pienso que deben ser las cosas. Por ejemplo, dice que la infancia que cuenta en la obra puede parecer terrible pero que usted no recuerda que lo fuera.
BM – ¿Qué cuentos te cuentas? Podría estar aquí, y en vez de estar aquí, podría estar pensando que podría estar de tal forma o de tal otra y pasarlo fatal ¿por qué?
AH – Sé que le gustan los finales, vamos a por un buen final. ¿Qué no le han preguntado todavía en una entrevista y le gustaría que le preguntasen?
BM – La verdad es que últimamente me están haciendo buenas preguntas. Preguntas que me entretienen y me apetece contestar. No tengo ninguna pregunta en concreto pero si quieres nos inventamos un final [dice de una manera que me hace reír]
AH – Creo que deberíamos acabar hablando de qué va “Pogüerful”
BM – Habla del potencial humano, pero sobre todo de la magia. Creo que vivimos en un universo, en una vida en la que lo único que existe es la magia y no creemos en ella.
En esta obra uso un lenguaje simbólico. Es una gran apuesta, pero creo mucho en lo que estamos haciendo, en algún momento estará y va a ser bastante pogüerful.
Se estrenará el 12 de abril en la Sala Insular del Cabildo de Las Palmas de Gran Canaria donde tenemos una residencia. En mayo estaremos en la Sala Exlímite donde hemos tenido una residencia y cerramos la residencia con dos días de muestra. Aunque creo que estaremos programados en Madrid de nuevo en septiembre.
AH – ¿Por qué cree en la magia?
BM – Si acepto la idea de que tengo el poder de que cada cosa que yo piense y crea se me manifiesta, si yo solo accedo a eso y sé que lo existe es lo otro, ¿cómo es que no va a haber magia? Lo importante es como vivo yo la no magia.
AH – Sí, pero en “LACURA” usted intenta mover objetos con su mente y no sucede.
BM – ¿Sabes lo que me ha pasado a veces? Intento hacerlo en serio y ¿tú sabes el pánico que me da que pudiese suceder? ¿Qué los objetos se moviesen? No sé si podría sostener que se movieran.
A veces no se materializan los sueños porque no estamos dispuestos o preparados para sostener esa realidad. Para sostener el éxito, el fracaso, una enfermedad. Lo que no significa que no pueda mover objetos con mi mente. Yo en principio he reconocido el pánico que me da. Ahí me he quedado. Me he dicho, “Tranquila, de momento sé que es el pánico.”