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Malcriar

Malcría hoy a tus hijos, mañana no se dejarán…”

A punto de cumplir ocho y seis años mis niños grandes, puedo afirmar muchas cosas que la experiencia me ha enseñado.
Puedo rebatir muchos de aquellos consejos que me dieron sin pedirlos.

Aquel que insistía en que no los acostumbrase a los brazos.
Yo hoy te digo: Coge a tus hijos en brazos cuanto quieras.
No, no se acostumbran, llega un día en el que sencillamente dejan de necesitarlos y los abandonan cruelmente.
Aprenderán a caminar, y correrán lejos de ti sin que te des cuenta.
Y te quedará un vacío en el regazo, que sólo llenarás a veces, cuando aproveches cualquier pequeño detalle para abrazarles fuerte y recordar con añoranza sus diminutos cuerpos.
Su peso quedará macado para siempre en tus brazos, y todo ese peso que hoy te cansa, será aire que mañana necesitarás llenar.

A aquel que me decía que no duerman en tu cama, ¡qué no se irán nunca!

Duerme con ellos si te apetece, no se van a quedar en tu cama eternamente, se marcharán, y serás tú, quien peregrine durante la noche hasta la suya para ver si están bien.
Todo llega, crecen, y descubren que es más divertido dormir en su cuarto, alargar juegos , las fiestas de pijamas… Y se van de tu cama sin más.
Volverás a tener esos centímetros que te faltaban de colchón para ti solo, y será entonces cuando busques su presencia tibia a tu lado y sólo encuentres frío y soledad.

A todos los que me dijeron que le dejase llorar, que fueron muchos. Con refranes incluidos, menos meará, o así abre los pulmones.
No, no lo hagas nunca, al menos si puedes evitarlo.
Un bebé que llora no te utiliza, simplemente te está llamando de la única forma que sabe.
Está reclamando, alimento, calor, descanso, compañía…
Ha pasado 9 meses en tu vientre y ha nacido desnudo y asustado, si llora, te está necesitando.
Un niño que llora esta explorando sus sentimientos y aprendiendo.
Acompáñale si necesita llorar, no le niegues desahogarse, no restes importancia a su percepción del mundo.
No mearán menos, ni respirarán mejor por llorar, pero aprenderán si nadie les atiende, que su dolor no tiene escucha.

Deja que se manchen. Aunque te miren mal.
Y aprovecha para disfrutar de nuevo de sentirte un poco niño junto a ellos.
Tírate a su lado en el suelo, mánchate de arena en el parque, mójate, juega, ríe, salta…
Los años no pasan en balde, ni los tuyos ni los suyos, cuando crezca, no querrá compartir sus juegos, y a ti no te nacerán las ganas.
Disfruta mientras puedas.
Algún día crecerán y ya no querrán mancharse, y habrás perdido la oportunidad de oler la risa en sus manos sucias.

A todos aquellos que insisten en que les enseñes, en que aprendan desde muy pequeños.
Deja que sean niños, que disfruten de una infancia feliz, ya llegarán los números, las letras y los colores.
No quieras correr antes de tiempo, hoy es más importante que aprendan a cantar alto, a saltar fuerte, a aplaudir hasta que le duelan las manos.
La única geografía que les urge ahora es la que les lleva hasta el parque.
Los únicos libros que necesitan son los cuentos que les leas tu.
No van a ser más listos, todos terminan leyendo, el que empezó con dos y el que empezó con 6, pero hay cuatro años de juegos perdidos entre medias.

Diles menos veces no, hay caprichos que podemos permitirnos todos, más risas, más música, más paseos, más juegos, más besos, más cuentos…
Una sonrisa educa más y mejor que un no.

Malcría hoy a tus hijos, mañana será tarde.
El amor, la paciencia y la dedicación no les malcría… Les crece.

 

 

Noe del barrio

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