“Lo ideal sería que el espectador tuviera herramientas suficientes para poder ser crítico en su valoración como receptor”
Cuando se piensa en mujeres y teatro lo habitual es que se piense en actrices. Si acaso en directoras. Pero como se ha visto en esta sección hay otras muchas mujeres que sin ser actrices ni directoras tienen una vida profesional vinculada al teatro. En esta línea de pensamiento Marga del Hoyo tal vez sea la más excéntrica de todas las que hasta ahora han pasado por esta Web por dedicarse a la investigación y a la enseñanza del teatro desde el ámbito universitario, vinculada como está a la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León (ESADCYL) y a un master teatral de la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Como resultado de ese esfuerzo investigador acaba de coordinar a varios autores en un libro sobre la escenificación española contemporánea que acaba de ser presentado en el Teatro de la Comedia de Madrid, sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Se trata de un estudio sobre unos cuantos directores y directoras de teatro españoles, como Lluis Pasqual o Angélica Liddell, que han transcendido nuestras fronteras. Excusa perfecta para quedar con ella y conocer mejor su labor investigadora.
Antonio Hernández (AH) – Empezó estudiando filología ¿cuéntenos cómo hizo el viaje de la filología al teatro?
Margarita Hoyo (MH) – Empecé a hacer teatro desde pequeña. Mi familia me inoculó el virus. Cuando inicié el B.U.P. entré en contacto con el grupo teatro del instituto que lo llevaban dos profesionales de Castilla y León que es donde vivo desde los once años.
En cuarto de Filología Hispánica yo decido apuntarme a la Escuela Municipal de Teatro de Valladolid. Una escuela muy potente donde se formaron profesionales de reconocido prestigio.
Acabé primero filología y luego Arte Dramático. Los primeros años busqué un doctorado de teatro en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) que pudiera compaginar con trabajar con las compañías profesionales de Castilla y León.
AH – ¿De todas las profesiones teatrales por qué decide ser dramaturga?
MH – No soy dramaturga porque escriba textos. Nunca he escrito nada de mi propia invención. Pero el trabajo con los textos seguía siendo interesante para mí, ya con la carrera acabada. Así que comencé a unir las dos arte dramático y filología y a trabajar en la enseñanza con las asignaturas relacionadas con la literatura y la dramaturgia. Con la literatura dramática, el análisis de los textos, con la dramaturgia. Analizo los textos, trabajo en intervención sobre ellos pero no escribo nada de mi propia cosecha. Utilizo los textos existentes como un material sobre el que trabajar.
AH – ¿Cuál es el tipo de trabajo que hace con los textos?
MH – La docencia que yo hago está destinada a alumnos de arte dramático, porque desde 2006 soy profesora de la ESADCYL, no hago un acercamiento a los textos desde lo filológico. Un análisis filológico o literario de los textos no es lo mismo que un análisis dramatúrgico.
Más allá de la docencia, también he colaborado con algunos proyectos escénicos y he podido trabajar sobre unos textos que iban a ser representados en pequeños montajes, He hecho una labor más de dramaturgismo. Un trabajo que espero que tenga continuidad.
AH – Para aquellas lectoras que no tengan clara esta diferencia ¿podría explicar que es un análisis dramatúrgico de un texto?
MH – Un análisis dramatúrgico contempla el texto teniendo en cuenta que va a ser escenificado. De que se ha escrito para ser puesto en escena y de cómo para extraer su potencialidad escénica aquí y ahora Este análisis se encuentra un poco tierra de nadie, queda entre el texto en papel y el escenario, pero por el que hay que pasar necesariamente.
AH- ¿Cuándo se escribe sobre teatro desde esta perspectiva que es lo que se pretende?
MH – Los que trabajamos en esta materia concebimos dramaturgia y dirección escénica o dramaturgia y espectáculo como una unidad. Además tratamos de usar una metodología de estudio lo más rigurosa posible para poder valorar bien el texto o el espectáculo y poder hacer un estudio profundo del material artístico.
La investigación en un hecho un artístico es complicada porque incluye cierta parte de subjetividad. Bien es verdad que comienza a haber tesis doctorales que estudian el hecho teatral y grupos de investigación que estudian el hecho escénico, pero es un camino en el que queda mucho por hacer.
Nuestro objetivo es estudiar la materia escénica para poder entenderla como obra de arte perteneciente a un sistema cultural determinado. Lo hacemos con el objetivo facilitar el trabajo de los investigadores en esta área.
Creo firmemente que no se puede separar la práctica teatral de su estudio. El actor y los profesionales deben mirar con respeto el trabajo de los investigadores y tratar de trabajar juntos.
AH – Ha dejado muy claro lo que aportan las estudiosas como usted a los profesionales del teatro pero ¿qué le aportan al público?
MH – Mayor conocimiento teatral. Lo ideal sería que el espectador tuviera herramientas suficientes para valorar cualquier pieza artística, para poder ser crítico en su valoración como receptor.
No creo que el público tenga que tener un elevado conocimiento del hecho teatral. No está obligado a ello. Igual que cuando yo voy a un museo de arte no tengo que tener un elevado conocimiento de la pintura. Pero sí pienso que sería mejor que todos tuviéramos mayores herramientas para hacer una valoración crítica. A largo plazo supondría una mejora social pues se fomentaría esa capacidad crítica tan necesaria en nuestra sociedad.
AH – ¿Cómo pasó del análisis de textos al análisis de la dirección de escena?
MH – El interés por analizar la dirección de escena surgió a partir del trabajo de investigación tutelado [la antigua tesina] y de la tesis doctoral. Para estos trabajos tuve que leer mucho sobre el análisis del espectáculo, desde la semiótica hasta metodologías del análisis del espectáculo. Con el objetivo de mostrar que la dramaturgia forma parte del hecho escénico.
AH – Imagino que es en este ámbito de investigación en el que surge el libro “La escenificación española contemporánea”
MH – El libro surge dentro del Grupo de Investigación de las Artes Escénicas (ARES) vinculado a la UNIR al que para este libro se han añadido investigadores que no pertenecen a dicho grupo pero que tenían conocimiento de los directores escénicos incluidos en este volumen.
Nuestro deseo era comenzar a llenar un hueco que habíamos detectado en los estudios rigurosos de la dirección escénica y que dificultaba el acercamiento al hecho escénico. El material existente se reducía a artículos, fundamentales muchos, pero seguía siendo escaso.
Eso nos hizo en qué faltaba, y partir de los materiales que teníamos más cerca de nuestras investigaciones. Muchos de nosotros ya habíamos analizado la influencia de los directores extranjeros en nuestro país, por eso nos planteamos el estudio de diferentes directores de escena españoles contemporáneos con presencia fuera de nuestras fronteras. Queríamos analizar el camino inverso. Es la primera que hemos plantado en este camino de investigación, espero que haya más.
AH – ¿No había suficiente bibliografía en España o en general?
MH – Sobre semiótica del espectáculo y análisis hay unos referentes básicos tanto en España como fuera de ella. Pero en español no hay muchas sobre el análisis de la escenificación. Hay publicaciones fundamentales, como las de María Delgado, que es una autora española pero que tiene muchos trabajos en inglés porque trabaja en Reino Unido.
Es verdad que no hay muchos artículos sobre dirección escénica. Aunque es posible encontrar algunos en, por ejemplo, la revista Primer Acto o en la de la Asociación de Directores de Escena de España (ADE) que cuenta con estupendos artículos al estudio concreto de directores.
Es más difícil encontrar material sobre los directores más jóvenes. A lo mejor es más fácil encontrar material sobre Adolfo Marsillach que sobre Alex Rigola.
AH – Tras la realización del libro que acabáis de presentar ¿qué crees que ha aportado el teatro español al teatro europeo?
MH – En el libro hay cuatro directores: Calixto Bieito, Alex Rigola, Angélica Liddel y Rodrigo García (este último es argentino de origen pero ha desarrollado su carrera teatral en España) que tienen aproximadamente la misma edad y son presencia fundamental en Europa. Pensamos que el denominador común de todos ellos es el de una puesta en escena transgresora o con una estética bastante marcada.
Por ejemplo, Angélica Liddel agota entradas en Francia y Calixto Bieito ha tenido cargos de responsabilidad artística en teatros europeos. Sin embargo, en España se habla más de ellos por sus provocaciones artísticas que otra cosa.
En el caso de Lluis Pasqual, que es otro de los autores estudiados en el libro, su situación es diferente. Es una pieza clave para abrir las puertas a otros directores españoles fuera de España. El asumió funciones de dirección artística fuera de España en momentos en los que nuestro país no era permeable a las influencias del extranjero.
Helena Pimenta, cuyas puestas en escena también hemos analizado, tiene una labor de responsabilidad absoluta en la difusión de los clásicos al dirigir la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Y en el caso de Ignacio García, el más joven de todos los directores que hemos analizado, trabaja tanto en España, como en Europa, como en América con absoluta normalidad. Su trabajo es siempre limpio y valorado. Hace tanto montajes pequeños como grandes. Lo que él aporta fuera es la calidad y rigurosidad con la que hace el trabajo.
AH – ¿Qué se han traído esos directores a España
MH – En el caso de Lluis Pasqual la influencia de todos los directores europeos cuando aquí la dirección escénica estaba en pañales. Y un conocimiento para poder abordar los textos españoles desde otra perspectiva. Por ejemplo, para hacer sus fundamentales trabajos sobre los textos de Lorca.
En el caso de Bieito y Rigola la influencia de la tradición teatral inglesa y alemana. Mientras que en el caso de Angélica Liddel y Rodrigo García es más difícil ver la influencia porque hacen creaciones absolutamente propias. En cualquier caso, creo que para todos ellos la influencia de los directores centroeuropeos es clave.
AH – Usted pertenece a una plataforma llamada TEAMAD que tiene como objetivo el estudio de la cartelera teatral madrileña ¿qué nos puede contar de ello?
MH – Es una plataforma que está asociada al Instituto de Teatro de Madrid (ITEM) de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). El estudio que se está llevando a cabo está financiado por la Comunidad Autónoma de Madrid para que durante un plazo que no ha concluido hagamos críticas desde el punto de vista académico de los espectáculos que se pueden ver en Madrid. Las críticas se están recopilando y se pueden ver ya en la Web Teatrero, las fichas de las críticas van creciendo cada semana..
Al hilo de este estudio se hizo un congreso en otoño de 2017 sobre temas vinculados a la escenificación y la presencia de distintos directores en la cartelera madrileña. Y ya hay convocado un segundo congreso para otoño de 2018.
Se trata de tener datos básicos y una observación crítica sobre cada espectáculo.
AH – ¿No es suficiente con la valoración que hacen los críticos?
MH – Hay salas pequeñas en las que se programan espectáculos por muy pocos días y que no da tiempo a que los críticos se acerquen a ellas y comenten lo que se pueda ver.
El estudio trata de recabar toda la información para poder tener una información lo más completa posible. Una base de datos sobre lo que ha pasado por Madrid.
AH – Las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ponen de manifiesto que hay más espectadoras que espectadores ¿a qué cree que se debe?
MH – No lo sé. No tengo un estudio sociológico acerca de ello. Si pienso en las escuelas de arte dramático o en el master es cierto que se presentan a las pruebas de selección más mujeres que hombres y tengo más alumnas que alumnos.
AH – En su currículo destaca que ha ocupado y sigue ocupando cargos de gestión además de haber estado involucrada en otras muchas otras actividades ¿a qué se debe esta actividad frenética?
MH – Cuando se abrió la ESADCYL la dirigía José Gabriel López Antuñano y me ofreció trabajar a su lado y me pareció muy interesante poder construir este proyecto desde dentro. Desde 2006 a 2013 siempre he estado ocupando cargos de gestión en la vicedirección o en la jefatura de estudios de la escuela. Es agotador pero te permite tener, en efecto, una implicación directa en el crecimiento del proyecto.
Cuando empecé a trabajar en el master de la UNIR como vieron que tenía experiencia en cargos de gestión me ofrecieron llevar la coordinación académica del mismo.
La gestión no es siempre gratificante y te quita tiempo para otras cosas más interesantes. Pero, es verdad, que alguien lo tiene que hacer. No se me debe dar mal porque me llevan ofreciendo estos cargos de gestión desde 2006. A día de hoy además de la coordinación del máster soy Jefa del Departamento de Dramaturgia y Ciencias Teatrales de la ESADCYL. Es un poco locura
AH – ¿Pero animaría la gente a ocupar estos puestos de gestión y a tener esta actividad frenética si les gustara?
MH – Sí, animaría la gente a pesar de tener que dedicar tanto tiempo a los correos electrónicos. Es cierto que trabajo mucho pero tengo la suerte de trabajar en la enseñanza de la dramaturgia y de la literatura dramática que es apasionante. Y trabajar con un alumnado que es un auténtico lujo.
Es una suerte poderte dedicar a lo que te gusta y he podido hacerlo incluso en los tiempos de crisis. Soy consciente de ello. Es cierto que te dejas las pestañas, pero animaría a cualquiera a que invirtiese toda esa energía en lo que realmente le gusta y que renunciara a muchas cosas.
Pero aún así, la labor investigadora y creadora con los textos teatrales es apasionante. Me gusta mucho. Es cierto que en esto no mido ni las horas ni la energía.
AH – La actividad teatral que hay en Valladolid, la ciudad en la que vive, no es tan grande como en Madrid o Barcelona ¿cómo consigue estar al día de lo que sucede en teatro?
MH – Una cosa muy buena que tiene Valladolid es su posición estratégica. Está a 55 minutos de tren de Madrid. De hecho tengo compañeros del claustro de la ESADCYL que viven en Madrid y van y vienen todos los días. Yo voy una vez a la semana a reuniones de la UNIR u otros trabajos, que tiene una de sus sedes en Madrid, y por la tarde estoy de nuevo en Valladolid. Se puede ir a ver teatro a Madrid y volver en el día. Es muy cómodo.
Además Valladolid tiene dos centros teatrales muy importantes: el Calderón y el LAVA a los que llegan espectáculos de gran calidad y de primera línea. Incluso hay espectáculos que se estrenan antes en Valladolid que en otras ciudades. Este fin de semana [el del 24 y 25 de marzo de 2018] está aquí Fernando Cayo con El príncipe.
La creación de la ESADCYL contribuye a que siga existiendo un tejido teatrero sólido que ya está en la ciudad desde hace muchos años. No todos los alumnos son de Valladolid. Aproximadamente entre un 20% y un 30% son de la ciudad y el resto vienen de otras provincias de Castilla y León o de las comunidades autónomas de Navarra, Aragón Galicia, la Rioja o Cantabria. Estos alumnos van y vienen. Lo que supone que hay un movimiento en la ciudad de gente interesada en el teatro.
Además Castilla y León tiene una red de compañías de teatro que trabajan de forma permanente. Son compañías de bastante calidad. Han sufrido mucho durante los últimos años. Pero han seguido trabajando y trabajando muy bien. Así que estamos acostumbrados a ver teatro y teatro de calidad.
Por cierto, en Valladolid, además de la programación habitual, hay un Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle (TAC). Creo que el programa de este año se ha publicado ya. Se celebra a mediados de mayo. En esa época hace bueno, hay muchos espectáculos al aire libre y la calle se llena de gente.
AH – Siendo el teatro de Castilla y León de tanta calidad ¿por qué cree que se conoce menos que el que se produce en otras comunidades o ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla?
MH – Creo que en general el teatro sale poco de las comunidades en las que se produce. Tal vez, en Castilla y León sale menos por las limitaciones económicas. Al ser una comunidad más extensa y tener menos núcleos urbanos grandes.
En cualquier caso, pienso que el teatro que se hace en las autonomías se debería valorar más. El teatro de las autonomías es un teatro muy rico. A mi me gustaría conocer lo que están haciendo en Murcia o en Canarias y no lo sé por qué no se facilita desde las Administraciones Públicas que se pueda ver más allá de la propia comunidad autónoma en la que se produce.
En Castilla y León hay compañías que trabajan bien, tienen prestigio y han recibido muchos reconocimientos. Sería deseable que se viese más allá de la comunidad.
AH – ¿Habría que recuperar el Festival de Teatro de las Autonomías que se hacía en Madrid?
MH – Sería perfecto. Todo lo que sirviera para ver lo que hacen otros compañeros en otros lugares y difundirlo sería maravilloso. Ojalá.