Con los alimentos de la despensa pueden elaborarse mascarillas caseras para la piel que no solo resultan eficaces y naturales, sino que constituyen un banquete para los sentidos. Se aportan así a la piel los nutrientes que necesita para mantener su vitalidad.
A nadie le gustaría seguramente comer un menú a base de laurilsulfato sódico, polietilenglicol, metilparabeno o metoxicinamato. Sin embargo, la piel es el órgano de absorción más grande del organismo e «ingiere» a menudo sustancias como esas a través de los productos cosméticos. Estas se puede convertir luego en nocivos desechos tóxicos o incluso en materias primas para renovar los tejidos.
«Comer» por la piel
Aunque se come por la boca, la piel también absorbe nutrientes. Pero a diferencia de los alimentos, que se descomponen en el estómago antes de ser absorbidos, los cosméticos aplicados sobre la piel llegan a veces directamente al torrente sanguíneo. De ahí el criterio de considerar los cosméticos como alimentos. «No aplicar sobre la piel aquello que no se puede comer» es la norma del ayurveda para calificar algo de puro y natural.
Los ingredientes de cocina son, pues, excelentes materias primas para elaborar cosméticos saludables que renueven la piel y aporten los nutrientes necesarios. Con ellos se obtienen, por ejemplo, excelentes mascarillas caseras. Experimentar puede resultar divertido, con la ventaja de que se podrá comer lo que sobre. Aquí se proponen algunas ideas para empezar.
Mascarilla nutritiva de hortalizas
Para nutrir y revitalizar la piel, se puede mezclar la pulpa de medio aguacate maduro con una cucharada de zumo de tomate y una cucharadita de aceite de oliva. Se extiende sobre la piel del rostro y el cuello, se deja actuar media hora y se aclara con agua templada.
Levadura de cerveza y yogur para la piel grasa
Esta mascarilla reguladora limpia en profundidad, reduce el exceso de grasa y da vitalidad a la piel. Se mezcla una cucharada sopera de levadura de cerveza con la cantidad necesaria de yogur natural para obtener una crema fluida y ligera. Se aplica en las zonas grasas del rostro. Transcurridos 15 minutos, se aclara con agua tibia y luego con agua fría mezclada con zumo de limón.
Fresas con nata para nutrir la piel seca
Con estos ingredientes se obtiene una mascarilla eficaz para suavizar y revitalizar la piel. Se machacan 100 gramos de fresas maduras con una cuchara de madera y se mezclan con la misma cantidad de nata fresca. Se deja actuar sobre el rostro y el cuello media hora y se retira con agua templada. Sus efectos se notan tras aplicarla una vez por semana durante al menos un mes.
Mascarilla vitamínica de frutas y cereales
Está especialmente indicada en pieles sensibles con rojeces y descamación. Cualquier cereal integral o su harina sirven, siempre que sean de cultivo ecológico, por ejemplo la avena. Se hierven dos cucharadas de avena en un poco de agua mineral y se trituran con la batidora junto con dos cucharadas de plátano maduro, melocotón o papaya hasta conseguir una pasta espesa (para que espese más se puede añadir la harina del cereal). Se aplica sobre el rostro y el cuello y se deja actuar 20 minutos. Luego se retira con agua templada.
Abrir el poro
Para aplicar la mascarilla la piel debe estar limpia y exfoliada. Antes se pueden hacer vahos con infusión de manzanilla o lavanda para abrir los poros y que los nutrientes penetren bien. La mascarilla se aplica recién hecha.