Resulta imposible escapar a la dulce trampa de esa ternura suya, que sostiene sin embargo una mujer de aguerrido carácter y personalidad arrolladora. Menuda de estatura y grande en todo lo demás. A Pepita Pardell le brillan los ojos cuando narra cómo observaba apenas con cinco años las ilustraciones de los cuentos y se preguntaba por qué no se movían. Soñaba con verlas hacerlo algún día. Se las imaginaba levantándose del mismo papel y moviéndose llenas de vida. La misma que vibra en su voz recordando sus primeros dibujos, en los recortes del talonario de billetes que le pedía cada día al revisor del tranvía, para dibujarlos y deslizar después sus dedos rápido, simulando así la secuencia de movimiento de aquellos primeros personajes inventados.
A sus ochenta y ocho años recuerda y explica con ese fino y preciso detalle que poseen los grandes dibujantes en su trazo, paso a paso toda su trayectoria, desde aquella infantil obsesión por ponerle a los sueños movimiento, hasta su primer largometraje, convirtiendo aquella pasión en la profesión que ejercería durante más de 55 años el resto de su vida. Y le ha valido 70 años después el reconocimiento Animac a toda su trayectoria
Pepita trabajó en la primera película de animación española y el primer largometraje animado en color de Europa. En la década de los ’40 con apenas 15 años y en plena posguerra. Ese pensamiento me venía a la cabeza una y otra vez, cuando la visité en su casa en el barcelonés barrio de Gracia, y compartía con ella charla y anécdotas, mientras tenía el privilegio de contemplar algunos de los esbozos originales que aun conserva de uno de los trabajos más importantes sin duda de su carrera; “La Doncella guerrera” , un proyecto en el que Pardell no solo dibujó, sino montó, editó y lo más importante dirigió en la producción de la película todo un equipo de hombres.
Recordar y reparar en todo eso me hacía sentir estar conociendo casi a una heroína. De un talento y personalidad admirables. Mujeres como ella; valiente, coherente, atrevida, asertiva, decidida, emprendedora, luchadora, creativa, inscansable… ¡nos han abierto tantas puertas! No solo nos han dejado la herencia de su trabajo y obra, sino de su empeño y ejemplo. De su incontestable precedente y mérito.
Dibujante y pionera del cine de animación; guionista, pintora, ilustradora, cine, televisión, publicidad… Ha trabajado con innegables dotes todo tipo de técnicas y soportes, y ha experimentado y flirteado con otras disciplinas artísticas, en un despliegue de su polifacética capacidad expresiva e infinita necesidad creativa.
Es Mujer. Imagina. Dibuja. Pinta.Crea.
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