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Montaña Granados, una inquieta y curiosa empresaria teatral

Montaña Granados es noticia por ser la directora de la XXXIII edición del Festival de Teatro Clásico de Alcántara. Pertenece a ese grupo de mujeres anónimas que con sus pequeñas empresas hacen posible el amor por el teatro en los pueblos de España, en su caso en Extremadura, aprovechando las características lúdicas y didácticas de este para acercar a la gente a su Historia y a sus historias e intangibles.

Antonio Hernández (AH) – ¿Por qué el teatro como elemento vertebrador de su empresa?

Montaña Granado (MG) – A parte de que soy una apasionada del teatro y del cine, soy una convencida que, desde el punto de vista empresarial, el teatro ofrece enormes posibilidades de desarrollo y de hibridar con otros sectores y negocios.

Yo soy empresaria, aunque la palabra no me gusta para los que tenemos empresas pequeñas, con 4 ó 5 empleados. Realmente somos autoempleados. Muchas veces somos los que cobramos los últimos, o cobramos menos o asumimos los gastos.

El teatro tiene muchas posibilidades. Puede ser didáctico. Y puede ser un espejo y mostrarte tus retos.

AH – ¿Puede haber detrás de todo esto la idea de que el teatro al tener que ser en presencia en un lugar favorece el desarrollo local?

MG – Fue mi primera idea. Me di cuenta que a través del teatro, puedes comunicar muchos contenidos que no llegan de otra manera porque se consideran aburridos o sin interés. Como pueden ser contenidos de gestión cultural o gestión empresarial. El teatro los hace amenos y te los mete por los sentidos.

Es evidente que hay un nicho de empleo en el sector cultural y en el teatro. Si nosotros unimos recursos históricos y culturales y producción escénica se crean posibilidades de empleo para pequeños municipios como Alcántara [municipio en el que se organiza el Festival de Teatro Clásico que este año dirige Montaña] y crear cantera.

Desde gente que sepa a hacer pasacalles hasta gente que sepa hacer un logo, pasando por aprender a hablar, a estar detrás de un telón  o a hacer artesanía para cierto tipo de decorados. Hay pocos artesanos. El siguiente proyecto que quiero hacer es encontrar artesanos que me hagan reproducciones históricas para sacarlas en los pasacalles.

El teatro como un círculo virtuoso, como una forma sostenible de vivir.

AH – En aquellas regiones que su futuro es el desarrollo turístico ¿atrae el teatro un turismo distinto que otro tipo de actividades?

MGSí. Cuando veo las cifras de turismo con dos o tres millones más de turistas al año creo que tenemos posibilidades de desarrollo. Sobre todo cuando veo que no llegamos al 1% de turismo internacional. En el nacional estamos bien, llegamos a un 10%, gracias a que tenemos varias ciudades que son patrimonio cultural.

Si nos trajésemos un 1% de esos turistas desde la playa o desde Madrid o desde Lisboa un poquito más para acá… Un 10% para una zona rural es mucho turismo para una población de 1000 ó 1500 habitantes.

AH – ¿Por qué cree que al turista le puede interesar ver teatro en pueblos pequeños o zonas alejadas?

MG Solo hay que ver este [dice señalando al Conventual de San Benito de Alcántara, Cáceres, Extremadura, que es donde se hace la entrevista]

AH- ¿Cree que hay zonas que no se conocen pero que son lugares para representar teatro?

MG – Sí, sí. Hay lugares preciosos. Como yo también me he dedicado al desarrollo turístico y del patrimonio y de la interpretación del patrimonio, voy a sitios en los que veo las escenas.

Aquí cerca hay una fachada entre barroca y modernista que no está acabada y que es impresionante. No son ruinas, son promesas que no llegaron a ser, esta tierra es muy dada a eso, a promesas que no llegaron a ser. Esa fachada es impresionante. Tiene como 20-30 metros. Es de color rosa. Y solo es fachada. Detrás tiene las cochiqueras y una calle. Ahí ya me he imaginado escenas barrocas, representaciones, proyecciones en 3D. Ahí ya me he imaginado de todo. Es un marco que no lo hay igual en otro sitio.

Lo que diferencia a estos sitios pequeños es el marco. Las obras pueden ser las mismas pero el marco en el que se representan esas obras jamás se repiten. Es como si estrenases de nuevo la obra.

AH – Cambiemos de tercio ¿es el sector cultural un sector fundamentalmente femenino?

MG – Sí. Hay muchas distribuidoras y productoras, como las de Eco y Narciso[obra que se representa dentro del Festival de Teatro Clásico de Alcántara el día de la entrevista]que están hoy aquí.

Sin embargo, no se habla de ellas, ni de las directoras o de las autoras. Cuando se habla, se habla más de directores, productores y autores. Si pides un nombre siempre te vienen a la cabeza nombres de hombres. Y haberlas, haylas, hay muchas, sobre todo si hablamos de actrices.

AH – ¿Por qué cree que el sector cultural es un sector femenino? ¿Qué es lo que hace que las mujeres quieran trabajar en este sector?

MG – Creo que es la piel y la emoción. Es un sector en el que se puede expresar la manera de ser. De hablar de sentimientos. De trabajar con la intuición, no quiero decir que los hombres no tengan intuición sino que no se les potencia.

AH – ¿Hay cualidades o características más desarrolladas en las mujeres que facilitan que trabajen en dicho sector?

MG  Por una parte es eso, por otra, es el tema de los horarios, la concepción del tipo de trabajo, la inestabilidad en el sector.

Las mujeres estamos más acostumbradas a la inestabilidad en el trabajo, a que sea por tres meses, a cobrar menos… estamos más preparadas para gestionar este tipo de situaciones que se dan en el sector.

Y a partir de cierta edad, si tienes una familia, es uno de los sectores que puede empatizar más con tu situación familiar.

AH – ¿Cómo llega una licenciada en Geografía e Historia a hacerse empresaria, primero, y, después, a hacerse empresaria teatral?

MG Después de muchos años y muchas vueltas a un mismo centro. A hacer siempre lo que me gusta. Yo estudié Geografía e Historia porque me gustaba. En aquella época todo el mundo te preguntaba, primero, que por qué eras de letras y, luego, que por qué estudiabas Geografía e Historia que había muchos licenciados con esta carrera en el paro.

Nunca he estado en el paro. Si no me contestaban buscaba otro empleo, yo en el paro en sí no he estado.

Me gustaba la historia y me gustaba la literatura. Tuve un dilema entre Geografía e Historia y Filología Hispánica. Me decanté por la primera, más por la Geografía. Por el medio, por las interacciones medio-hombre.

Mis primeros años como profesional fueron de becaria y de consultora haciendo geografía, además una geografía muy científica: fotografía de satélites, teledetección.

Siempre me he movido por inquietud y por curiosidad. Si descubro un campo y me gusta no me da miedo probarlo. Mis metas económicas no han sido altas pero siempre he querido trabajar en lo que me gusta. Si tenía interés por el medioambiente, pues me dedicaba a ello.

Cuando tuve familia me di cuenta que me gustaba el teatro, que me gustaba la cultura. Había trabajado en desarrollo rural y empecé a pensar que porqué no conjugarlo.

Tuve una época de trabajar para otros. Pero muchas veces mis ideas y tus proyectos se quedaban a la mitad. Así que pensé, pues yo sola. Y creé una empresa cuando el boom era el gastronómico, hace cuatro años. Y pensé que como moda iba a pasar.

Una tarde, en Trujillo, viendo unos archivos de la la ruta de Isabel la Católica, pensé que eso se tenía que ver en el lugar, que tenía que ser divertido. Y empecé ahí, tetralizando, esta ruta.

AH – ¿Cómo se hace teatro en Extremadura lejos de los grandes centros de producción teatral?

MG – Se hace con festivales como el de Alcántara. Festivales que la administración pública financia en gran parte. Ya va habiendo salas privadas tanto en Cáceres y Badajoz. En Cáceres hay una sala, con una experiencia similar a la mía, que combina formación, educación.

En esta zona hay mucho apoyo institucional. Si desapareciese este apoyo no sería posible dar respuesta a la demanda de teatro que hay en la zona. Hay una apuesta muy fuerte de las dos diputaciones y la Junta de Extremadura para mantener el teatro en los pueblos.

Pero cuesta tener esa red privada que mira al mercado que se arriesga con estrenos. Hay una red pero todavía no es un sector suficiente para generar y producir empleo.

AH – En esta situación ¿por qué se presenta una persona como usted al concurso para la gestión y dirección del Festival de Teatro Clásico de Alcántara?

MG – Llevo 5 años, junto con mi socio, intentando realizar un proyecto de musealización de San Benito. Desde entonces vengo por aquí. Estoy enamorada Alcántara. Me encanta. ¡La Historia que tiene!  Empiezas a mirar y a imaginar lo que se podría hacer.

En ese momento apareció el concurso para el festival. Yo acababa de formar mi compañía para hacer rutas históricas teatralizadas. Además me gusta organizar eventos. Así que me dije: “¡Venga! ¡Vamos a por todas!” Y me presenté. Fui al máximo de lo que se pedía en los pliegos.

Pensé que iba a haber más competencia, pero no hubo tanta.

AH – ¿Hay que ir “a por todas” por aquello que nos interesa?

MG – Sí. Hay que emocionarse, lo primero. Y cuando crees que merece la pena hay que ir a por todas. Puedo trabajar muchísimo, pero si me interesa, voy a por todas.

Hubo un momento en mi vida, cuando tenía veintipocos años, que tenía un proyecto en el que no me metí. Siempre me arrepentí de ello. Tiempo después me preguntaba porque no había ido a por ello, y eso que me encontré con gente que se metió y no les había ido bien.

No quiero que me vuelva a pasar. Prefiero fracasar y he fracasado en alguna que otra cosa, a veces sola, a veces acompañada. Mi madre también es así. Prefiero fracasar a tener la sensación de “Y si yo hubiera hecho esto o hubiera hecho lo otro”

AH – El concurso se resuelve en abril de este año y tiene que montar de mayo a agosto una programación teatral para ocho días ¿Cómo se hace?

MG – Trabajando mucho. Ha sido un trabajo de locos. Tenía algunas cosas claras como que había que profesionalizar algunas cosas del festival. Y que tenía que hacer una programación principal que, respetando la anterior, fuera la mía.

No hacía otra cosa. Me levantaba por la mañana y miraba dosieres. Cuando ya tuve el esqueleto de la programación llamaba para conseguir el espectáculo. Muchas veces me tenía que presentar porque no me conocían. Explicar quien era y porqué lo hacía.

He tenido suerte y he tenido una buena respuesta. A lo mejor porque me he encontrado también con gente como yo que tenemos que demostrar todo todavía.

AH –¿También ha tenido la respuesta de compañías importantes como Ron Lalá?

MG – En este caso lo he tenido fácil. Ellos han venido varias veces antes y les gusta venir. A El Brujo también le gusta venir. Es un asiduo.

Cuando llamas a las compañías y les dices el Festival de Teatro de Alcántara, tienes la historia de este festival, que va por la edición 33 y se conoce. Y cuando no lo conocían le mandaba una foto del Conventual de San Benito y…

También les explicaba que era un pueblo de 1500 habitantes, población que se duplica durante el festival.

Me costó pero en un mes conseguí cerrar la programación. Después vino lo gordo.

AH – ¿Faltan mujeres?

MG – Eso me preocupó. No había muchos espectáculos disponibles. Faltan mujeres de cara. Justamente es lo que te comentaba antes porque de producción y todos mis contactos de contratación son mujeres.

Yo buscaba una protagonista mujer pero este año no lo he encontrado. Había varios Hamlets , varios Cyranos, un Macbeth que me encantó pero todos eran hombres. Menos mal que hallé un par de cosas como Fuenteovejuna que es toda de mujeres, quería darle ese toque femenino.

Los protagonistas me han salido todos masculinos. Soy consciente de ello. Aunque no me he dado cuenta hasta que he visto los carteles colocados porque las negociaciones y todo el trabajo que había detrás se hacía con mujeres.

AH – ¿Por qué no tienen todas estas mujeres visibilidad?

MG – Creo que es porque hay pocos medios como Woman’s soul que lo hagan. Y porque se rasca poco detrás del telón, del espectáculo. La dramaturgia, la escenografía, el vestuario, la gestión pura y dura la llevan mujeres. Es el trabajo que hay detrás que no está tan valorado como del telón hacia fuera.

Luego, en los trabajos creativos, en los sectores feminizados, como son el social, el cultural y el turístico, cuando alguien destaca suele ser hombre.

Al que se conoce es al hombre que haga bien vestuario cuando hay grandísimas diseñadoras de vestuario, sobre todo del Siglo de Oro. Como pasa con el peluquero o como pasa con el dramaturgo.

AH – Hablemos de futuro, el concurso era solo para este año, si pudiera seguir dirigiendo el festival en próximos años ¿qué le gustaría hacer?

MG   Si lo sacan a concurso el año que viene, yo voy a intentarlo. Hay varias cosas que me gustaría hacer. Un poco más de profesionalización. Un cambio de imagen total. E introducir acciones y estrategias de marketing y comunicación de otros sectores que dan resultado.

También me gustaría introducir una parte de innovación y experimentación. Tal vez tener un programa más corto pero que incluyera siempre un hueco para la gente joven que quisiera experimentar un poco, que quisiera mezclar y fusionar.

También me interesa la captación de nuevos públicos.

Y dar relevancia a los profesionales que están por detrás. No tanto dar un premio de interpretación sino un premio para los profesionales de los que hemos estado hablando en esta entrevista. A las nuevas realizaciones, al vestuario, a la peluquería, a la escenografía, porque no se está premiando, ni se está visualizando.

Me gustaría que Alcántara diera visibilidad a la gente joven, a la nueva creación y a los oficios del teatro.

AH – Un festival como el del Alcántara depende mucho del apoyo popular del lugar ¿cómo se gana el apoyo del pueblo?

MG – He hecho de todo. Me he venido a vivir con mi familia al pueblo. Me conocen en todas partes en la pescadería, en la carnicería. Me saludan por la calle. Hablo con todos. Les he escuchado a todos. Pero sobre todo me voy a volcar con la gente joven. Este año hemos conseguido un pequeño grupo de jóvenes voluntarios.

Hay un grupo de cincuenta y tantos que se inventaron el festival, que han hecho mucho y que están muy implicados y comprometidos con el festival. Pero hay una desconexión con los que vienen detrás para que esto tenga futuro.

Por eso estoy interesada en introducir tecnología y experimentación, porque está claro que los modos de expresión cambian. El teatro de las nuevas generaciones tiene que cambiar como ha cambiado el cine y otras expresiones artísticas. Cambia por los ojos, igual que reciben el mundo por la pantalla del móvil, deben recibir el teatro de otra manera.

AH – ¿Crees que estarían dispuestos a trabajar en un proyecto más social con actores no profesionales como el montaje de Fuenteovejuna que tenéis programado?

MG – Sí, yo creo que sí. Este año les hemos dado el pregón del festival. Había una tradición que era hacer un pregón. Venía alguien relacionado con el teatro y lo hacía.

Cuando llego aquí me encuentro un grupo de gente que estaba dispuesta a trabajar conmigo y no sabía lo que querían. Así que les propuse que se subieran al escenario para presentar el festival. Así que hemos montado un pequeño acto y se han lanzado. Lo han hecho en quince días.

Les he subido al escenario principal. Detrás de ellos venía Hamlet. Pero ellos han sido los primeros en subirse al escenario de San Benito este año.

Creo que muchas veces no es el dinero, sino poner en valor a las personas. Darles esa chispa de reconocimiento que a todos nos gusta. Yo soy más de premiar por hacer algo. Y les he subido ahí. Ha sido la primera vez que se han subido al escenario de San Benito como los grandes.

AH – Se habla siempre de trabajar con la gente joven ¿qué crees que se puede hacer con la gente mayor?

MG – La gente mayor de aquí tiene un grupo de teatro fantástico. No he podido trabajar con ellos porque este año estaban preparando una obra de Lorca.

Mi primera idea era haber abierto el festival con ellos con una cosa pequeña. Con mi empresa, en Guadalupe lo hacemos así. Llegamos 4 ó 5 meses antes y lanzamos un curso de historia y un curso de teatro y luego ya vienen con nosotros de figurantes. Sobre todo lo hacemos con mayores y con mujeres.

Si hubieran tenido tiempo para otra obra, aquí lo habríamos hecho igual. Yo los hubiera subido sin problemas.

AH – ¿Qué es Insertus, su empresa? ¿Cuál ha sido su desarrollo?

MG – Soy yo y mucha gente. He aprendido a delegar y confío mucho en mi gente. Empezó siendo una consultora de desarrollo local y turístico. En un principio pensaba que nos íbamos a dedicar al medio ambiente y al turismo cultural. Pero se fue complicando.

A medida que te metías en medio ambiente te dabas cuenta que hacía falta desarrollo de población y factor humano. Te metías en factor humano y acababas en un pueblo como Alcántara.

A lo mejor ibas a hacer un catálogo de rutas pecuarias y conocías a menganito o a fulanito que te contaba una leyenda. ¿Cómo no ibas a hacer un tema de intangibles? Y así poquito a poco nos hemos ido especializando en cultura, en sacar patrimonio y en musealización.

De ahí decidimos hacer cultura y rutas turísticas y explicarlas a través del teatro.

Insertus hace actividades al aire libre, teatro de calle, gestión teatral y consultoría cultural y turística.

AH – ¿El teatro es un intangible?

MG – Aquí y en muchos momentos sí. Hay que gente que te cuenta leyendas y mitos curiosos. Incluso obras de teatro que siguen como mitos en la memoria colectiva y que son obras de Plauto. Ver como ese patrimonio cultural ha pasado al acervo común.

AH – ¿Qué pregunta echa en falta en esta entrevista?

MG – ¿Cuál es mi obra de teatro favorita?

AH – ¿Y cuál es su obra favorita?

MG – Yo soy shakespiriana. En este festival todas las obras son mis favoritas, pero de las programadas mi obra era Hamlet del Teatro Clásico de Sevilla. Y del Siglo de Oro me gusta Calderón.

Fotografía de Carlos Jurado.

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