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Teresa Valentín, gestionando el cambio a través del teatro

“Hay que hacer del cambio una herramienta de trabajo”

El cierre del Espacio Guindalera facilita el encuentro con Teresa Valentín la persona que ha estado gestionándolo desde que lo creó. Un trabajo que no la ha impedido colaborar con el vestuario de muchas de las producciones de esteespacio. Una vida dedicada al teatro desde que entrase en el mítico Pequeño Teatro. Allícoincidió con José Carlos Plaza, José Pedro Carrión, ArnoldTaraborrelli, William LaytonyJuan Pastor Millet, con el que acabaría casándose y montando Guindalera, y con otros históricos del teatro español como ella.

Antonio Hernández (AH) –¿Qué se siente al cerrar un espacio como Guindalera después de tanto tiempo?

Teresa Valentín (TV) – Para mí ha sido menos duro que para mi marido [Juan Pastor Millet] y mi hija [María Pastor]. Para los artistas como ellos perder un espacio no solo es el espacio, sino lo que el espacio les permite hacer.

Juan siempre ha querido crear un estilo propio, ha creído en una forma de hacer. Junto con María había desarrollado esa forma de trabajo basada enconcentrar más en lo que sucede en escena y no tanto en lo que se dice, en la conexión intima con un público con el que muchas veces desaparece la cuarta pared. De hecho creamos este espacio para desarrollar ese estilo propio que ha caracterizado el sello Guindalera.

Este tipo de objetivo no se puede conseguir haciendo un montaje al año con actores que vienen a trabajaren ese montaje y nada más. De esta forma no se podría haber conseguido crear la identidad que tenemos.

Para mí supone una liberación porque los últimos años han sido muy duros. Empezamos muy bien. Éramos independientes, no necesitábamos ninguna subvención. Teníamos dos proyectos. Tras Teatro para la Comunidad de Madrid y Entra En Escena para la Obra Social de Caja Madrid.Con lo que facturábamos nos podíamos permitir tener una sede, contratar a los actores por un mínimo de 6 meses con todos sus derechos y garantizarles un sueldo mensual mínimo de 1200 euros por un trabajo en colegios los días de diario y los jueves, viernes, sábados y domingos actuando en una exquisitez teatral en Guindalera.

Éramos unos privilegiados. Llegamos a tener a 30 personas dadas de alta en Seguridad Social y dos compañías con distintos proyectos. Una que hacía, por ejemplo, Historia de un soldado para los colegios y La Casa Encendida. Otra con Laberinto de amor de Cervantes para el Centro Cultural Paco Rabal de la Comunidad de Madrid.

La sede era el Teatro Guindalera [en los dos últimos años, Espacio Guindalera]. En el mismo se pensaban los espectáculos y se ensayaban. Además por las mañanas teníamos un estudio de actores, donde se creaba la cantera de la compañía. Una maravilla.

Estas condiciones las pudimos mantener desde el año 2003 al año 2010. En 2010 el proyecto de la obra social de Bankia se fue al garete por la crisis bancaria. Y en 2011 La Comunidad de Madrid canceló el proyecto Tras Teatro.

Así que la primera vez que pensamos en cerrar fue en 2010, cuando se canceló el proyecto de la obra social de Bankia. Pero nos mantuvimos hasta 2011, momento en que apareció Albert Boadellaen nuestras vidas.

AH – ¿Qué significó el encuentro con Albert Boadella?

TV – Vino a ver una obra que le gustó mucho. Hablamos con él. Entendió el proyecto Guindalera. La forma que teníamos de gestionarnos por proyectos. Así que nos programó en los Teatros del Canal. Con el tiempo que estábamos en dicho teatro conseguíamos fondos para poder financiar el espacio y nuestro trabajo durante un año. De esa colaboración surgió el montaje de Tres hermanas de Chéjov.

Desde entonces siempre nos ha apoyado. La última vez nos ha puesto en contacto con Blanca Lí, la nueva directora artística de los Teatros del Canal. Y ya hemos hablado como colaborar a través de la Compañía Guindalera. Pues aunque el espacio se cierra, la compañía de teatro va a seguir con mi hija al frente.

AH – ¿Dónde empezó el Teatro Guindalera?

TV – Juan y yo nos conocimos en el Pequeño Teatro de la calle Magallanes del Teatro Experimental Independiente (T.E.I.). Allí coincidimos con mucha gente que luego se hizo famosa, como Ana Belén. Sin embargo, al pocotiempo de estar allí nos desligamos del Pequeño Teatro porque siempre quisimos hacer nuestro propio proyecto.

Nos fuimos al País Vasco tres años. Allí Juan daba clases en la Escuela de Arte Dramático que se acababa de abrir. Hay muchos actores famosos en aquella comunidad autónoma que fueron alumnossuyos.

Yo también trabajé. Puse en marcha el Servicio de Teatro de Infancia y Juventud. Coordinábamos la representación de obras de teatro para las 1500 escuelas del País Vasco. El proyecto se resumía entres líneas de trabajo: el teatro va a la escuela, los escolares van al teatro y los escolares hacen teatro.

Para una persona como yo que había soñado con el uso del teatro en la educación era un proyecto que me entusiasmaba. Querían hacer como la Real Sociedad. Hacer cantera teatral en euskera buscando en los colegios del País Vasco igual que este club de fútbol hacía cantera buscando en los lugares donde los chavales jugaban al fútbol. Sin embargo, al año dimití porque no compartía el criterio de selección. El de que se premiase más que la obra fuera en euskera que el que fuese un buen espectáculo, una buena obra de teatro.

Así que en 1987 me volví a Madrid y me contrataron en el Instituto Nacional de la Artes Escénicas y de la Música (INAEM)del Ministerio de Cultura. Allí organizamos el I Curso para Gestores de Teatros Públicos. Se acababa de hacer el Plan de Realización de Teatros Públicos y se dieron cuenta que no había profesionales cualificados para gestionar esos teatros.

Dicho curso se hizo en Cádiz y participaron profesionales como Amaya de Miguel [la actual directora del INAEM],Joan María Gual, ManuelAguilar [el subdirector de teatro del INAEM en aquel momento] verdadero artífice del proyecto. La idea de una Red de Teatros Públicos surgió más tarde en mi casa donde nos reuníamos. Esta idea luego la recogió el ministerio y la capitalizó, claro. Fue entonces cuando se hizo la primera experiencia de la red de teatros con La Cuadra de Sevilla.

En ese curso se detectó que no solo hacían falta gestores y productores, sino que también faltaban técnicos para la red de teatros públicos y, también,para todos los eventos que se estaban preparando, como eran la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. Había muchos proyectos ambiciosos en aquel momento y mucho dinero asignado al INAEM.

Así que me puse a estudiar el tema. Me fui a Londres y a París a conocer las escuelasprofesionales que había allí y diseñé la escuela de formación de técnicos. En aquel momento el sector de técnicos, con la Asociación de Tramoyistas al frente, era un sector muy cerrado. Los oficios técnicos se transmitían de padres a hijos, como hacían los antiguos artesanos. Esto hizo que me encontrase con muchas resistencias, pero al final acabaron acudiendo a la escuela.

AH – ¿Cómo venció las resistencias?

TV – Al principio creamos una Escuela Taller siguiendo las escuelas taller que había creado Peridis para desarrollar profesionales para la rehabilitación del Patrimonio.

Hicimos la primera experiencia con 27 alumnos. No costó nada al gobierno porque conseguí los fondos del Fondo Social Europeo. Les pregunté que si me dejaban seguir con el proyecto y como me dijeron que sí pues me puse a hacerlo. Esa escuela taller fue el germen del Centro de Tecnología del Espectáculo (CTE).

Los alumnos de la escuela tenían que hacer prácticas pero cuando iban a los distintos centros asociados les dejaban sentados, mirando, sin tocar nada. Así que a Juan [su marido], que se había venido del País Vasco a trabajar Madrid en la Real Escuela Superior de Arte Dramático(RESAD) y a mí, se nos ocurrió crear la Joven Escena. Una compañía con la que hacer montajes en la que los alumnos de la RESAD recién terminados y los técnicos del CTE pudieran practicar.

Hicimos El castillo de Lindabridis de Calderón en la carpa que había al lado del Teatro Español, y que pertenecía a este teatro. Donde ahora está la cafetería. Es un espectáculo que todavía se recuerda. La hicimos con luz natural. Incluso fuimos al Festival de Almagro. Aquello fue la revolución.

A partir de ese espectáculo, todo el mundo quería dirigir y gestionar un proyecto como la Joven Escena, desde Miguel Narros hasta José Luis Gómez. Creo que porque todo el mundo pensaba que manejábamos mucho dinero del Fondo Social Europeo, pero nadie sabía que ni Juan ni yo cobrábamos por la gestión que hacíamos. Nosotros, que siempre hemos sido muy echados para adelante, montamos el proyecto.

Con la Joven Escena llegamos a montar Cuento de invierno en el Centro Dramático Nacional que entonces dirigía José Carlos Plaza. Teníamos que poner y quitar la escenografía cada día porque coincidíamos con El mercader de Venecia del que era director de escena Plaza y que protagonizabanAna Belén y Toni Cantó.

Cuento de invierno tuvo mucho éxito de público y de crítica. Tanto que Renfe nos patrocinó una gira nacional. Entonces estaban en la compañía el actual responsable técnico del Centro Dramático Nacional y otros técnicos que tienen puestos de responsabilidad hoy en día en grandes teatros. También actores que ahora son famosos como Blanca Portillo, Pepa Pedroche o José Luis Torrijoque estaban comenzando sus carreras.

Esto duró hasta 1993, año en el que aparecen diversos proyectos similares y desaparece la Joven Escena. Aunque continúe en el CTE me quedó el gusanillo de montar algo por nuestra cuenta.

AH – ¿Es entonces cuando comienza Guindalera?

TV –No, Guindalera comienza en 1996. Aunque empezamos antes con un espectáculo en el Teatro Galileo con mucho éxito. Hasta vino a vernos Esperanza Aguirre que entonces era Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Madrid. Más tarde, siendo Ministra de Cultura también asistió a lo que teníamos programado los Veranos de la Villa. Nos dijo cosas muy bonitas, entre otras que le parecía que éramos una compañía muy inglesa. Sin embargo, ni ella ni el PP volvieron a mostrar ningún interés por nosotros. Es más, en 1998, estando ella de ministra rescindió mi contrato del INAEM sin ninguna explicación tras diez años de entrega a la institución.
Sin embargo, tenía un muy buen asesor, Florentino Briones. Una persona muy interesada en el teatro que todavía hoy sigue siendo mecenas de Guindalera. Le gustaba tanto el teatro que siempre que podía se iba a Londres a ver espectáculos. Incluso consiguió traer a todo el equipo del ministerio a vernos.

En Veranos de la Villa. habíamos hecho Noche de reyes de Shakespeare en un descampado que estaba al lado del Teatro Madrid [en la Vaguada] y que tuvimos que habilitar para poder actuar. La obra era al aire libre. Fue un proyecto precioso que iban a financiar como socios unos empresarios que tenían otras terrazas en Madrid, pero que al final se rajaron. Ese año fue un verano muy frío y mucho viento para el teatro al aire libre y para las terrazas. Por eso, al acabar la función,la gente se iba a otros lugares a beber algo caliente, en vez de quedarse en las terrazas a tomar algo.

Cuando nuestros socios decidieron retirarse, la compañía se había ido al Festival de Almagro conNoche de Reyes. No les conté la situación hasta que volvieron. Les dijimos que si queríamos hacer la obra teníamos que ir a taquilla y que si querían seguir trabajando en dichas condiciones. Todos ellos dijeron que sí. Eso supuso que Juan y yo nos endeudáramos, para pagar a todo el mundo que participó en el proyecto. Aunque tuvimos mucho éxito, llenábamos todas las noches, no nos dio para cubrir gastos. Perdimos mucho dinero.

En ese montaje, estaban actores como Paco Rojas, para mí uno de los mejores intérpretes que hay en la actualidad aunque sea poco conocido. También estaba Miguel del Arco. Y entre los camareros del bar también había varios actores y actrices que ahora son famosos.

La sensación fue similar a la que tenemos ahora ya que cuando se acabaron las funciones tuvimos que desmantelarlo todo, dejarlo limpio. Allí estuvimos Juan, unos familiares y yo quitándolo todo. Nos tuvimos que deshacer de todo porque no teníamos sala ni nada.

Así que cuando en 1998 el PP se hace fuerte en elgobierno y yo recibo mi carta de despido del INAEM, y con el éxito teatral que habíamos tenido con los montajes anteriores, nos decimos a montar el Proyecto Guindalera que en 2003 se convierte en Teatro Guindalera .

AH- ¿Cuál es formación?

TV – He estudiado un poco de todo. En realidad me interesé por el teatro gracias a los movimientos de renovación pedagógica. Había estado en movimientos juveniles de barrio y vi la necesidad de hacer teatro. Así que me acerqué al Pequeño Teatro de la calle Magallanes y vi Historia del zoo de Edward Albee con José Carlos Plaza y Antonio Llopis y ya me quedé allí. Solicité entrar en el laboratorio, me aceptaron. Tenía 18 años, ingresé el mismo día que José Pedro Carrión. Nos hicimos uña y carne.

Es cierto que estudié Gestión de Empresas y Actividades Turísticas para contentar a mis padres. Se habían preocupado de que aprendiera idiomas y quería darles un título. Luego empecé magisterio con la idea de acabar haciendo pedagogía con el objetivo de hacer pedagogía con el teatro, pero es cierto que no terminé.

AH – Sin embargo, usted se ha dedicado más a la gestión

TV– El Pequeño Teatro era un nido de artistas. Un poco caótico todo, excepto Piru Navarro [que fue gerente del Teatro de la Abadía] Me di cuenta que necesitaban una oficina. Yo tenía un pequeño local donde la organizamos y así empecé en la gestión teatral. Allí también trabajaba Juan que era el que se encargaba de ir a solicitar los permisos y los derechos de autor. Además, los dosdábamos apoyo en otras actividades comocolocando la escenografía o quitando y poniendo las butacas en función de las necesidades.

También estudié interpretación en el Pequeño Teatro. Aunque cuando tuve que hacer de la Gran Duquesa en Los justos de Albert Camus, Carlos Plaza me sacó del papel porque decía que yo no sabía pegar. Así que me fui a aprender inglés a Irlanda. De donde volví porque me llamaron para hacer Proceso por la sombra de un burro de Gran Duquesa en la gira de esta obra que tuvo muchoéxito. A partir de ahí actúe en otras muchas obras.

Y en Guindalera he hecho vestuario y ambientación. Aunque es cierto que no me considero una profesional del diseño. Incluso me propusieron participar en la cuatrienal de Praga y dije que no me consideraba escenógrafa. Lo hago por “amor a” pero no “como profesional de”.

AH – Pero usted se ha desarrollado más engestión, en buscar la financiación y las condiciones para que el teatro suceda

TV– Sí. Me he dedicado a la parte administrativa, burocrática y de gestión, pero, como te he comentado, también he tenido mi actividad artística.

Cuando era joven cayó un libro en mis manos que tenía un lema que he hecho mío. El lema decía: “Hacer del cambio la herramienta de trabajo.”

Desde muy joven me he buscado la manera de hacer las cosas. Que no se podía de una, lo intentaba de otra. Siempre que me he encontrado con problemas, he buscado soluciones.

Por ejemplo, en el CTE éramos un grupo errante. Estuvimos en la sala de ensayos del Teatro Español y en los bajos del Teatro Albéniz. Llevaba todo en una maleta que íbamostrasladando de un lugar a otro para que se pudieran dar las clases.

Cuando nos dieron un local del INAEM en Vista Alegre, Carabanchel, este no cumplía condiciones. No tenía estudio de grabación, sin embargo tenía unos baños grandísimos uno para hombres y otro para mujeres. Así que me cargue el de hombres para poner el estudio e hice unos baños mixtos en el de mujeres. Lo solucioné porque había que hacer prácticas de sonido.

AH – ¿Cómo se aprende a solucionar problemas? ¿De dónde se saca la fuerza para resolverlos?

TV –Yo creo que es una capacidad con la que se nace. He sido emprendedora toda mi vida. De niña era la líder de los chavales del barrio. Incluso me los llevé a la montaña y los perdí.

AH – ¿Se encuentra cómoda con este rol?

TV –Sí. Creo que es una forma de ser artista. Ser artista de otra manera. Lo que hago es la cara oculta de la escena. Lo que no se ve.

AH – ¿Qué decían sus padres?

TV– Me veían bastante perdida. Mi madre era una mujer vasca de izquierdas, que había tenido a su madre en la cárcel. No supe nada de esto hasta que Tierno Galván llegó al Ayuntamiento y ella misma nos contó que era roja. Se había casado con mi padre, un falangista de clase alta, de familia bien venida a menos, con casa en la calle Ortega y Gasset esquina a Serrano, y tuvo que renunciar a su historia. Así eran las cosas entonces. Luego me enteré que me apoyaba, pero su apoyo era en silencio. Creo que la fuerza para resolver y echar para adelante me viene de ella, de mi madre.

Mi padre era el típico poeta falangista que nos hablaba de ángeles y arcángeles. Nos inculcabaesa idea de que nosotros teníamos que velar por los demás, que estábamos al servicio de los otros. Creo que la poesía y el cuidado que le pongo a las cosas me viene de mi padre.

Para poder dedicarme al teatro me tuve que cambiar el apellido, en vez de Gamazo me puse Valentín. Imagino que mis familiares paternospedían por mi cuando iban a la iglesia, por Teresita, como me llamaban. Para ellos, el TEI,donde me había metido era un nido de homosexuales y de izquierdistas. Les resultaba muy difícil entender que me quisiera dedicar al teatro.

AH – A parte del cierre de Guindalera ¿qué ha sido lo más duro?

TV– Los últimos tres años. Cuando eres independiente de verdad. Es decir, haces un trabajo y lo facturas. Un trabajo que haces bienpor lo que te encargan más trabajos y sigues facturando. El problema es cuando tienes que depender de subvenciones y tienes que trabajar para recibir las subvenciones.

El objetivo no es hacer teatro sino hacerlo de una manera que permita recibir esa subvención, es como si la subvención fuera el objetivo de hacer teatro. De ahí que luego se exhiban las obras pocos días, pues una vez recibido el dinero poco importa que el trabajo se difunda. A veces, tampoco se puede difundir porque el dinero que se recibe es muy escaso para hacer una gira o para estar una temporada en un teatro.

Para nosotros, el momento de verdadera crisis fue en 2015 cuando para recibir una subvención del Ayuntamiento de Madrid que nos habían concedidos nos pidieron la licencia y la que teníamos no se ajustaba al tipo de licencia que se solicitaba en la subvención. Tenía que ser otra. Te reconozco que estuvimos a punto de tirar la toalla y cerrar.

Después de hablar con las administraciones y ver la posibilidad de obtener financiación a través de las subvenciones, decidimos convertirnos en sedede una asociación cultural. Una que nos permitiera solicitar alguna de las ayudas que se daban en ese momento. Lo que supuso tener que hacer una gran inversión en asesores.

También ha habido una parte muy buena. Sobre todo el montón de correos electrónicos y cartas que hemos recibido. La cantidad de gente que quiere vernos para hablar con nosotros. Muchos no los hemos podido responder porque lo urgente ahora era vaciar la Guindalera. Llevarnos todo lo que teníamos dentro.

AH – ¿Cómo ha conseguido hacer todo lo que nos ha contado en la entrevista?

TV– Renunciando. Juan y yo hemos tenido que renunciar a muchas cosas para conseguir lo que ha sido el Teatro Guindalera. Para hacer realidad nuestro sueño. A parte de un piso que compramos cuando heredamos de nuestras familias no tenemos nada más. No me quejo, ni quiero dar pena. No. A pesar de que nos decían que no se podía hacer lo que nosotros queríamos conseguir, lo hemos hecho.

Y demostrando que se puede confiar en nosotros. Que cumplimos con lo que nos hemos comprometido. Nosotros siempre hemos pagado a los equipos artísticos aunque no hayamos cobrado.

AH – ¿Y ahora qué?

TV– Ahora hemos cerrado un acuerdo con la Escuela de Juan Codina. De tal forma que ellos se quedan con el espacio para las actividades de suescuela, ya que quieren crecer, y la compañía Guindalera se queda como compañía residente. Así la compañía tiene un lugar para crear y ensayar. Además, de que el equipo artístico de la misma puede colaborar como docente con la escuela.

Por lo demás, Juan y yo nos jubilamos. Ya es hora de que descansemos. [dice mirando con sus ojos azules bien abiertos, los de alguien que todavía está muy vivo y despierto como para seguir emprendiendo nuevos proyectos.]

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