fbpx

Aprende de tus miedos y conviértelos en tus aliados

Todos tenemos nuestros miedos. Es algo normal y no debes avergonzarte por reconocerlo.

Todos tenemos nuestros miedos. Es algo normal y no debes avergonzarte por reconocerlo. Incluso puedes servirte de ellos para avanzar. El problema está cuando el miedo se convierte en un obstáculo que te paraliza.

Sentir nerviosismo, inseguridad, vértigo, miedo en definitiva, ante una situación nueva, un desafío, la posibilidad del fracaso o la incertidumbre de lo que nos depara el futuro es algo innato en el ser humano. A todo el mundo le pasa y quien dice que no teme a nada miente.

Una herramienta útil

El miedo es una sensación de angustia que sentimos cuando percibimos una posible amenaza. Por lo tanto, es una herramienta indispensable para nuestra supervivencia, siempre y cuando el miedo no nos domine y seamos nosotros quienes lo controlemos a él. El miedo nos mantiene alerta y nos hace tomar precauciones ante una situación de peligro o inseguridad.

Ideas a desterrar. La mayoría de las personas se avergüenzan e incluso se enfadan consigo mismas por sentir miedo. Y es que supuestamente el mundo es de los valientes y la sociedad se ha encargado de convertir el miedo en una emoción indigna. Frases como “El miedo es signo de debilidad”, “Tienes que vencer el miedo”, “No seas cobarde” o “Los hombres no tienen miedo” nos lo plantean como algo contra lo que debemos luchar en lugar de algo de lo que debemos aprender.

Potencia tus recursos

Identificar a qué tenemos miedo, y por qué, nos puede ayudar a ponerle remedio. Generalmente es a una situación que vemos como una amenaza cuando no tenemos –o creemos no tener– los recursos o la preparación necesarios para afrontarla.

–¿Qué puedo hacer? El miedo se convierte en un problema cuando te paraliza y afecta a tu vida diaria. Plantéate si puedes potenciar o desarrollar algún recurso para encarar la situación. Miedos hay tantos como personas, pero a continuación hemos agrupado algunos de los más frecuentes, que en ocasiones comparten origen. Vértigo ante los cambios Tendemos a refugiarnos en terreno conocido. Nos sentimos seguros cuando dominamos algo. Por eso, lo desconocido, los cambios, las situaciones nuevas, sean de carácter personal o laboral, nos hacen sentir inseguros.

–Prepárate mejor. Piensa que un cambio puede ser un paso adelante, una experiencia, una oportunidad de crecimiento personal. Lo que nos hace tener miedo es nuestra inseguridad, creer que no seremos capaces de salir adelante. Y los mejores antídotos son prepararse a fondo, estar abiertos a seguir aprendiendo y no dudar en pedir ayuda si la necesitamos.

El temible fracaso

La sociedad valora a los triunfadores. Pero esa idea desmesurada del éxito implica que la posibilidad de fracasar en algo nos dé pánico. Y si encima ese sentimiento lo trasladamos a toda nuestra existencia, podemos tener miedo a llevar una vida insignificante, a sentirnos unos fracasados.

–¿Qué es importante para ti? El valor de las cosas no es igual para todas las personas. Lo que para unos es insignificante para otros es muy satisfactorio. Y al revés. Olvídate de llegar al listón y decide tú si la vida que llevas es la que quieres. Cambia lo que no te guste, pero sin compararte con los demás. Y si fracasas en algo que realmente es importante para ti, aprende de la experiencia y aprovéchala la próxima vez.

El qué dirán

Somos animales sociales. Necesitamos sentirnos aceptados y valorados por los demás. Pero dar excesiva importancia a lo que opinen nos conduce a sentirnos juzgados constantemente y a tener varios miedos: al rechazo, a hacer el ridículo, a relacionarnos… Y si eso lo aplicamos a la pareja, nos puede provocar miedo a que nos abandone, a acabar solos…

–Trabaja tu autoestima. Si necesitas la aprobación de otros para sentirte bien, probablemente te consideras inferior. Refuerza tu autoestima y la confianza en ti misma. Permítete no ser perfecta, los demás tampoco lo son.

 

¿Qué tipo de miedo sientes?

–Miedo funcional. Es el que nos protege y nos ayuda a detectar el peligro o el problema a resolver. Nos empuja a la acción, a buscar soluciones o a tomar una decisión.

–Miedo disfuncional. Nos causa un sufrimiento crónico e inútil que nos inmoviliza. Nos sentimos culpables por ello y nos provoca vergüenza, impotencia o enojo.

–Transformarlo. Tu respuesta interior es la que convierte un miedo disfuncional en funcional. A veces evitar la situación que lo provoca también puede ser una respuesta útil.

 

Las claves para avanzar

–Analiza tu miedo. ¿Te has preguntado a qué tienes miedo en realidad? Parece obvio, pero a menudo nos quedamos solo en el primer escalón. Párate a pensar el motivo real. Un ejemplo: te da miedo hablar en público. Vale, pero ¿es por hacer el ridículo?, ¿por lo que la gente piense de ti?, ¿porque no te sientes lo suficientemente preparada?

–Obsérvate. Estudia tus propios síntomas, lo que sientes: ansiedad, vergüenza, bloqueo mental, etc. Esto te permitirá distanciarte de la situación y tener más libertad de acción a pesar de las emociones.

–No temas lo nuevo. Un cierto nerviosismo actúa de motor. Ante un desafío te mantiene despierta, conectada. Y sin esa activación no se consigue nada.

–Habla en positivo. Evita pronunciar las palabras “siempre” o “nunca”. Y ante nuevos proyectos, plantéate “¿por qué no?”.

–Vive el hoy. El futuro: queremos tenerlo todo controlado, resuelto de antemano, y tener todas las respuestas. Concentra tu energía en el presente y decide lo que te conviene en cada momento. No te anticipes.

–Deja de interpretar. Cómo te han mirado, qué han querido decir, por qué han hecho esto… Analizar constantemente señales a tu alrededor puede convertirse en una obsesión y apartarte de cuáles son tus necesidades.

–Desdramatiza. Reconoce tus miedos y no los entierres, sí. Pero aprende también a reírte de ellos. Los demás tienen los suyos. Destacados

Comprender tus miedos sin despreciarte ni sentirte culpable por ellos te ayuda a superarlos; obligarte a combatirlos o ignorarlos los refuerza.

El miedo a equivocarnos procede de nuestra autoexigencia, pero solo quien se equivoca aprende.

BUSCAR