Hoy voy a salir descalza por la ventana. Traspasaré los muros que me encierran en esta jaula para abrir mis alas. Voy a salir corriendo, tan rápido como mis pies sean capaces. Alejarme de aquél que antes creí amar (tú), aunque para ello tenga que cruzar cristales y carbones ardiendo. Esta noche escaparé. Rasgaré mi ropa que insiste en quedarse aquí, cortaré mis manos que, atadas, me retienen a tu cuarto e impiden mi deseo de alejarme.
No creo que llegues a entender mi marcha, aunque tampoco descubriste mi presencia todos los días que, callada, permanecí a tu lado. Nunca entenderé qué ocultaban tus ojos muertos cuyas miradas traspasaban mi cuerpo sin verlo. Aunque la ausencia y la pérdida puedan dolerte, deseo que tu orgullo te impida romper tus miedos y venir a buscarme. Hoy saldré volando. Saltaré con la certeza de que mis alas me sostendrán para iniciar una nueva vida. No tengo miedo, solo siento respeto hacia mi misma.
No dejaré una nota. No mereces mis explicaciones, tampoco te molestaste en buscarlas anteriormente, cuando yo buscaba ser comprendida. Todo el tiempo contigo fue un eterno monologo en el que solo tú importabas. Te dejo ahora en soledad, para que tus frustraciones sean tu alimento y los remordimientos vayan consumiendo tu alma, si algo de ella queda aún. Yo llevo la mía de la mano, como una niña alegre un día de fiesta.
Voy a ser fuego, caos, ave fénix, furia y rugir…sin hacer el más mínimo ruido. Marcharé mientras duermes sin que llegues a notar mi pérdida. Algo encajó sus piezas esta mañana, resolvió el acertijo y, sin saber el porqué, me sentí liberada. Siento ya el viento del amanecer en la cara, llevándose los restos de las lágrimas que me hiciste derramar durante tantas noches. En mi mente ya he huido.
Saldré por la ventana y marcharé silenciosa. Seré aire, menos incluso que eso. Dejaré tan solo mi vacío para volver a nacer de nuevo, sin ti.