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Con nuevas alas

De pronto, un día, te has convertido en una mujercita. No, no ha sido de repente. Se ha ido forjando lentamente. Como esos granos de arena que se juntan hasta formar una pequeña cala a orillas del mar. Un lugar donde poder descansar, donde puedes desnudar tu cuerpo y disfrutar el sol sobre tu piel. Sentir la brisa del mar. Y también jugar, hacer castillos de arena.

Ahora sé que debo guiarte en tu camino, pero sin que se note. De un modo sutil. Eres tú la que da los pasos. Pero haré un pequeño sendero, casi imperceptible, por el cual te sea más fácil caminar. Sin grandes piedras; quizá algún pequeño guijarro con el que puedas tropezar, pero sin hacerte daño.

Se acabaron las muñecas y los cuentos infantiles. Pero no la inocencia y la ingenuidad. La capacidad de sorprenderte y de disfrutar.

Te han salido unas nuevas alas. Bellas y ligeras, pero también fuertes. Te llevarán a donde tú quieras ir. Y te traerán de nuevo al nido cada vez que te apetezca. Como esa niña que cada día abraza y besa a sus padres y les dice que les quiere. Que le gusta que cada noche la arropen y sentirse protegida.

A veces, tus alas se mojarán y pesarán más de la cuenta. Pero eso no debe frenar tu vuelo. Y cuando no puedas volar, caminarás por ese pequeño sendero que he formado para ti.

Una nueva etapa comienza, pero tú seguirás siendo mi niña…

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