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¡Consejos vendo! (aunque para mí no tengo)

“¿Vas a adquirir un perro? ¡No lo compres, adopta!”. “No estarás pensando comprarte esa raza, ¿verdad?. Mira que tienen unas necesidades que tú jamás vas a poder cubrir…” “¡Oh!, otra que prefiere tener la casa llena de animales en lugar de cumplir con su misión de madre reproductora” “¡Muy bien! Mucho más agradecidos los fieles perros que no esos críos que corren por ahí descontrolados”

“¿Vas a adquirir un jersey?, espero que no sea de lana, a estas alturas y con el cambio climático ¡es una desfachatez!” “¿Qué dices?, ¿de cuello alto?, ¡pero si está totalmente desfasado!. Seguro que es porque no te atreves a llevar un poco de escote. ¡Tienes que mostrarte al mundo entero tal y como eres!, ¡sin tapujos ni opresión!” “¡¿Escote?!, ¿qué pretendes buscar con ese modelito? ¿acaso necesitas la aprobación del género masculino?” “¡¿Escote?!, ¡qué vergüenza ajena! No deberías enseñar tanto”

“¿Esta noche vas a cenar una tortilla?, ¡Ufff!, ¡estás loca!. Es una bomba para el colesterol, horrible para el cutis y, si además es de patata, se te va a poner un culo como una pantalla de cine… eso sí, el escote lo podrás lucir mucho más, sin tapujos y, por supuesto, tal y como eres, sin opresión…”

“¡Oh, cielos!, ¡¿vas a ser madre?!, pero ¡qué retrógrada eres! Tú no has pensado en tu independencia, ¿verdad? Porque sabes que tu trabajo… puedes despedirte de ser una mujer útil y libre, siempre con el retoño colgando de tus pechos como si de botijos se tratara.” “Pero si no has cambiado un pañal en tu vida, ¿has hecho ya la carrera de pedagogía? No te veo muy preparada, la verdad” “¡Uy!, ¡qué pena, chica! Con el cuerpo que tienes… ya puedes despedirte de tu figura… y del escote del jersey, ni hablamos.” “¿Cuántos años tienes?… ya tardabas, ¿no?” “Supongo que como buena madre darás el pecho, ¿no?” “¡Ni se te ocurra dar el pecho! No es nada sofisticado.”

Qué cansancio oye…

Menos mal que aún hay gente que simplemente se preocupa por cómo estás, sin regalarte consejos que nunca pediste, sin juzgar tus decisiones, sencillamente, están ahí, acompañándote en cada una de ellas.

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